Una pequeña etnografía del consumo del plátano verde y el transitar por Tapachula, Chiapas

Imagen Iván Francisco Porraz Gómez

Por Iván Francisco Porraz Gómez

Lo que más me gusta de Tapachula, es el calor, la fruta y comer platano verde, me recuerda a mi familia en Haití” (Louis, migrante haitiano)

En Tapachula, Chiapas, algunos solicitantes de la condición de refugio han encontrado diversas formas de vivir en este lugar mientras esperan resolver su situación migratoria, otros y otras que han decidido habitar la ciudad por tiempo indefinido, venden comida en las calles, o atrás del parque Benito Juárez en el corazón de la ciudad. Mujeres haitianas ofrecen productos diversos en carretas móviles, muchos de los cuales son ingredientes cotidianos de la dieta haitiana, a ellas la población local las llama o identifica como “las mujeres de las carretas” o “las negritas de las carretas”, también algunos hombres improvisaron pequeños negocios.[1]

Uno de los productos más demandados es el platano verde o bannann vét como se diría en creole; me atrevería a decir que esta fruta es la base de la comida haitiana y de buena parte de la región del Caribe. La migración trajo no solo consigo a las personas, también sus formas de alimentación, y sus culturas; en Tapachula por ejemplo, la venta y demanda del plátano verde fue en aumento, por lo que poco a poco se fue abriendo su oferta, primero en los mercados de San Sebastián al norte de la ciudad y en el 5 de Mayo en el centro, y luego en muchas tienditas de abarrotes en colonias donde hábitan haitianos y haitianas.

 

Respecto a ello, una vendedora del mercado San Sebastián comentó:

“El plátano verde ya es un negocio, antes lo compraban algunos hondureños, pero no había mucha gente que vendiera aquí, pero ahora llegaron los haitianos se vende más, ellos consumen mucho, acá nosotros en Tapachula más consumimos el platano maduro, también es sabroso”. (Tapachula, Chiapas, comunicación personal)

 

Otra vendedora refiere:

“Sí, el consumo del plátano verde ha incrementado, antes se vendía poco, a veces sólo dos personas se conocía que vendían acá en el mercado y tienen sus puestos ahí por donde vende gallinas, pero ahora hay más demanda, hasta el precio ya subió, ahorita ya hasta se ve que los mismos haitianos ya lo venden, dicen que van a comprar a las bodegas de plátano, allá por el sur, ya directamente con los que cosechan”. (Tapachula, Chiapas, comunicación personal)

 

Antes de la llegada masiva de haitianos y haitianas, el platano verde se vendía solamente a las y los hondureños para que hicieran los tostones, las tajadas, o el tradicional platillo hondureño conocido como Machuca. Sin embargo, el consumo se incrementó considerablemente desde 2018, así como su precio. La docena de plátano verde pasó de venderse en $15 o $20 pesos mexicanos en 2018, a $30 o $35 pesos en la actualidad. En algunas bodegas de Tapachula que comercializan plátanos y guineos, el plátano verde a ganado demanda en el cosumo local. En este sentido, Louis un vendedor haitiano comenta:

“El plátano verde para nosotros es importante, como la tortilla para ustedes, lo consumimos acompañado de pescado y pollo, en otras comidas también, yo me gusta mucho y muchos haitianos son felices de encontrarlo acá, porque no siempre se consigue por donde vamos migrando, en Brasil y en Colombia sí, pero en Chile o en Argentina no se consigue. Yo vendo plátanos y vendo bien, a veces llego a vender más de 10 dócenas en un día, pero ahora ya hay muchos haitianos que venden también, lo que yo aprendí es ir a comprarlo en las bodegas es más barato y le ganas un poco más, me voy temprano para alcanzar buenos plátanos.” (Tapachula, Chiapas, comunicación personal)

La comida es también parte de ese reportorio en la movilidad y el desplazamiento donde las definiciones se tornan inevitables: continuar portando el menú de la cultura “migratoria”. En la comida también econtramos relaciones sociales, nostalgías del lugar donde se salió, emociones, recuerdos y memorias. Según Noelia Carrasco “El trasfondo último de este concepto (comida) es su potencial de revelarnos la dinámica social que subyace a la acción de alimentarse, toda vez que el hecho alimentario se organizaría según estructuras sociales locales, refiriendo roles y estatus, además de la propia concepción cultural del comer.” (2007:85)

Armar el rompecabezas de la ciudad de Tapachula es un gran reto, pues existe una amplia diversidad de historias, comidas, encuentros y desencuentros de las personas que pasan por esta frontera, que dejan huella, que hacen que disfrutemos de la gastronomía diversa en esta ciudad fronteriza…

 

Bibliografía

Goody, Jack (1995). «Cocina, cuisine y clase». Estudio de sociología comparada. Barcelona, Editorial Gedisa.

Carrasco, Enriquez Noelia (2007). Desarrollo de la antropología de la alimentación en América Latina. Hacía el estudio de los problemas alimentarios contemporáneos. En revista Estudios Sociales, CIAD AC., volumen 16, número 30. México.

[1] En su mayoría haitianos con hieleras en los hombros o en carretas, al preguntarles comentan que han comprado hieleras de unicel y plástico, hielo en las tiendas y se dedican a la venta de refrescos fríos, aguas y otros productos. (Diario de campo, agosto de 2019).

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