ERA y Zoé, rounds de sombra por la gubernatura

Después de la mitad de cada sexenio, cuando los gobernantes entran en declive, comienzan a posicionarse nuevos rostros o reconfigurarse los ya conocidos para la nueva contienda electoral. En el caso de Chiapas, hay dos contendientes que hacen rounds de sombra para las elecciones de 2024. Se trata de Eduardo Ramírez Aguilar y Zoé Robledo Aburto.

Los dos se mueven en el plano federal, tienen relevancia en la política nacional, y por supuesto, envían mensajes a Chiapas, con tácticas diferentes, para mantener presencia entre los ciudadanos.

No realizan acciones subversivas al gobierno estatal, no son saboteadores; al contrario, contribuyen a crear un mejor clima de gobernabilidad. Por un lado, uno de ellos continúa con su campaña de limpieza en las playas de Puerto Arista, con un programa de educación ambiental, mientras que el otro teje alianzas, se reúne con exgobernadores, habla con la oposición, escribe sobre la revocación de mandato y muestra su talante negociador en el Senado de la República.

Los dos buscan conquistar el corazón del gobernante de Palacio Nacional. Desde la tribuna, Eduardo Ramírez arenga para los oídos del tabasqueño: “El presidente le ha puesto corazón, empeño y emoción a México, para proteger a las familias, para que no vivan en la inseguridad, para que los niños, niñas y jóvenes de este país puedan transitar libremente, pero recogimos un país hecho pedazos, desecho, y eso, ¿qué significa? Rehacer las cosas”.

Zoé Robledo también busca llegar al corazón del máximo líder de este país. Le dice que sus instrucciones para el manejo de la pandemia han sido profundamente humanitarias y le reconoce en cada oportunidad su apoyo por lograr la reconversión del IMSS.

Zoé Robledo

ERA está más limitado para moverse por los pueblos de Chiapas, pero aprovecha algún acontecimiento público, la presentación de un libro, alguna cuestión coyuntural, para apapachar a líderes sociales cercanos a su movimiento. Zoé es todo terreno. Va a los Altos, a la Selva, a la Costa, dentro de las acciones de mitigación contra el covid.

Ambos son buenos oradores: hablan con emoción y han hecho suya la agenda de la Cuarta Transformación, y lo hacen bastante bien, sin tropiezos apabullantes, sino con palabras precisas y voz templada.

La confrontación y la descalificación, que son signos distintivos de Morena, no forman parte de sus recursos. Esa es una buena noticia, porque México no soportará más polarización en el 2024, o al menos, no rendirá los resultados electorales esperados.

No hay que descartar que aparezcan otros contendientes, en este campeonato que concluirá dentro de 25 meses. Es difícil, sin embargo, que puedan armar una estrategia ganadora, porque hay que enlazar líderes de 22 mil comunidades, y las redes de colaboración no se crean en pocos meses. Se necesita paciencia de años, conocimiento y recursos diversos.

Dentro de los nuevos aspirantes, está Patricia Armendáriz quien se ha propuesto, por “si el presidente la necesita”, a contender para la gubernatura de Chiapas. Otros, otras, en una esfera también limitada, aspiran a gobernar nuestro estado. En esa lista están el diputado Jorge Luis Llaven Abarca, el presidente de Tuxtla Gutiérrez, Carlos Morales Vázquez, y la presidenta de Tapachula, Rosa Irene Urbina Castañeda.

Es muy pronto para descartar a algún político, pero los más relevantes siguen siendo Eduardo Ramírez y Zoé Robledo, en ese combate por los guantes de oro de la cada vez más compleja entidad que los vio nacer.

 

 

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