El 10 de abril y Gustav Regler
El pasado domingo 10 de abril mientras me dirigía a la búsqueda de la urna para emitir voto en la jornada nombrada Revocación de Mandato, veía a la gente del poblado en el que vivo, Ajijic (Axixic en nahua), arremolinarse en el atrio de la Parroquia de San Andrés, el santo tocayo que es patrón del pueblo. Es Domingo de Ramos y los católicos lo celebran. Avanzamos en búsqueda de la urna y por fin la localizamos en una escuela situada justo frente a la Iglesia, en pleno centro del poblado. La afluencia no es copiosa pero tampoco rala, tratándose de una sociedad más bien conservadora y de un poblado cuya mayoría de habitantes, con mucho, son norteamericanos y canadienses. Me preguntan mi apellido y me indican a qué mesa dirigirme (hay dos) para verificar en el patrón de votantes y obtener la papeleta que depositaré en la urna. En eso estaba cuando llegó un campesino preguntando de qué se trataba, porque no sabía leer. La presidente de casilla le indicó leyendo la boleta las preguntas a responder. Cuando leyó “Que siga el Presidente Andrés Manuel López Obrador en su cargo” el campesino levantó el puño y jubiloso dijo: “¡Que siga!”. Así es este México nuestro. Me acordé del libro de Gustav Regler, País Volcánico, País Hechizado (Editorial Planeta, 2003. Pero hay más ediciones. Por ejemplo la de Seix Barral), publicado hacia 1940. Vino a mi memoria ese texto de Regler porque esto de votar para revocar o ratificar el mandato del Presidente de la República, era un hecho inédito en la historia del país y sin embargo, 18 millones de mexicanos votaron. Es asombroso además el apoyo casi absoluto a Andrés Manuel López Obrador: 91.7% del total de los votos fueron a su favor. Y eso con una campaña en contra liderada por el propio Instituto Nacional Electoral que hizo todo lo que pudo para impedir o al menos estorbar al máximo esta votación. México es un país volcánico, pensé. En términos sociales además de los geológicos. Y es un país Hechizado, en el sentido de “mágico”, como lo demuestra la reacción de un campesino analfabeto en contraste con no pocos intelectuales o las elites del poder, que hicieron todo lo posible porque no se establezca en México el derecho a la revocación del mandato de los funcionarios públicos. En 1940, Gustav Regler, un escritor alemán, comunista, de los tiempos de la República de Weimar, nacido en un poblado nombrado Merzig, en Alemania, se enroló en el ejército alemán para pelear en la llamada “Gran Guerra”, la Primera Guerra Mundial. Regler logró un Doctorado en Filosofía una vez llegada la paz europea, estudiando en universidades como las de Munich y Heilderberg. Se adscribió al Partido Comunista Alemán, en aquellas décadas de los 1930, tan plenas de discusión en Europa acerca del destino del capitalismo y el papel de los obreros industriales en el cambio social. Pero en lugar del comunismo o de alguna fuerza de izquierda, a Alemania llegó lo peor de la derecha: Adolf Hitler y el nazismo. Tan lúgubre acontecimiento obligó a cientos de militantes de izquierda a buscar refugio fuera de Alemania, y Gustav Regler no fue la excepción: emigró a Paris. Pero Regler llevaba en el alma la lucha contra el fascismo y en 1936 se enroló en las famosas Brigadas Internacionales para pelear al lado de la República Española traicionada por Francisco Franco. Incluso llegó a ser Comisario Político en una de las Brigadas Internacionales. Por cierto, después de varias vicisitudes, Regler se encontró con México al estar en Francia y ser salvado por el Gobierno de Lázaro Cárdenas y la actitud heroica de Gilberto Bosques que rescató a miles de republicanos y de perseguidos políticos del nazismo. Sobre esa experiencia escribió un libro titulado La Gran Cruzada (2012 en versión castellana y 1940 la edición en alemán). El Stalismo hizó que Regler se alejara del Partido Comunista pero nunca declinó sus convicciones de izquierda. Llegó a México como exiliado, con la gran ola de los Republicanos Españoles y aquí se quedó por un buen rato. Escribió País Volcánco, País Hechizado, embrujado él mismo por aquel México de campesinos de los años 1940, justo al término del gobierno de Lázaro Cárdenas. Escribió desde un apasionado afecto por una tierra que calificó de volcánica, como lo hizo muchos años después el antropólogo Eric Wolf en su libro Los Hijos de la Tierra que Tiembla. Cuando leí aquel libro me pareció que estaba ante un texto que se puede calificar de un ensayo clásico. Lo escribió desde Tepoztlán, ese poblado que atrajo a antropólogos y viajeros, además de “snobs” de todo el mundo. Los grandes contrastes de México, que percibí mientras votaba el domingo 10 de abril, están en el texto de Regler: país de articulación de culturas, de modos de vivir diferentes, de una desigualdad social inaceptable; país de una complejidad cultural profunda y de visiones del mundo apegadas a historias enlazadas, es lo que también describe Gustav Regler. Es un libro entrañable no solo por lo que al leerlo despierta en el lector, sino porque logra llegar a la entrañas de un país que es, en efecto, Volcánico y Hechizado. Andarín como era, Regler volvió a Alemania en 1949 pero no se quedó en su tierra. En 1959 ingresó a los Estados Unidos articulándose con los grandes escritores norteamericanos y acrecentando su prestigio intelectual. Un viaje lo llevó a Nueva Dheli, en la India, y allí le estalló el corazón y murió volcánicamente. En alguna página cuyo número no tuve el cuidado de anotar, Gustav Regler escribió: “Un país abrupto. Un país que parece inmóvil al calor de sus tardes-y simultáneamente-un país de estallidos continuos y de una asombrosa capacidad de desarrollo”. Así es. El Domingo 10 de abril de 2022, se vea desde dónde se vea, es una fecha especial en este país volcánico y hechizado. ¿Una nueva cultura política emerge en México? Buena pregunta para los antropólogos y para los escritores como Gustav Regler que lograron capturar la profundidad de la que hablaba Guillermo Bonfil.
Ajijic. Ribera del Lago de Chapala. A 11 de abril de 2022.
Sin comentarios aún.