Apuntes rumbo al 2024
Me parecía una buena idea echar a andar el mecanismo de la “revocación de mandato”. Pensaba -y pienso- que el país necesita fortalecer la cultura de la rendición de cuentas para evitar los abusos y los caprichos de la clase política. También para que los ciudadanos hagamos valer el poder de nuestras decisiones colectivas.
Después de lo que observé el pasado 10 de abril y tomando en cuenta también la atmósfera política nacional, ya no creo que la “revocación de mandato” sea una buena opción para la rendición de cuentas. Una crisis económica en ciernes y una confrontación política aderezada con una polarización social sin precedentes generan un panorama político sombrío para el país.
A mi juicio esa situación por la polarización política continuará unos años más. En ese contexto de polarización, someter al país a un ejercicio de “revocación de mandato” cada tres años, es echarle fuego a la división política nacional.
Y es que esa polarización social se siente y se resiente a pesar de que MORENA gobierna en 17 estados, tiene mayoría en la cámara de diputados y la de senadores, pero no la calificada. Una situación de mayoría no calificada ese tipo invita a los actores políticos a las coaliciones, pero también al debate y a las negociones políticas. Pero en México predomina la confrontación y la polarización.
En estas ¿Qué pasará con el ejercicio de revocación de mandato cuando un presidente no tenga esos números de su lado? Yo vaticino el caos.
Habrá que tomar en cuenta por ejemplo lo sucedido en la Cámara de Diputados con la reforma eléctrica. La oposición se impuso a MORENA. Es difícil que el presidente López Obrador no supiera que perdería su partido la votación. ¿Porqué insistió en ella?
El perder la votación tendría que provocar en MORENA una oportunidad para la autocrítica. Pero pronto el presidente en las redes sociales dijo “que pase lo que pase ya estamos blindados contra la traición”. Es decir, MORENA -aun sabiendo que ocurriría lo que finalmente sucedió- sigue elevando el discurso de polarización. Negando lo evidente: fue una derrota política de una batalla más.
Definitivamente, en un país polarizado, un ejercicio cada tres años de “revocación de mandato” generará más inestabilidad política a una nación que precisamente, necesita estabilidad social porque está a las puertas de un cambio profundamente estructural en lo económico y geopolítico -como todo el mundo- según se avizora para los próximos años.
¿Cuál es la situación mundial?
Para el futuro contexto internacional sostengo que Andrés Manuel López Obrador tiene el discurso político social y económico correcto. Sin embargo; discurso político correcto, de ninguna manera significa hacer -en ese contexto- las cosas correctamente. Para muchos -incluido este servidor- MORENA no ha cumplido con el combate a la corrupción. Ese es su lastre principal y no se puede ocultar. Pero no el único.
¿Por qué sostengo que López Obrador mantiene el discurso político correcto? Esto es porque el mundo camina hacia la construcción de propuestas como las que abandera. El mundo está a las puertas de lo que los especialistas llaman la “desglobalización”:
Se conforman gobiernos nacionalistas y potencias globales emergentes que están generando bloques políticos y económicos internacionales enfrentados entre sí. México tiene que replantear su lugar en el mundo. Sobre todo, es la desigualdad el fenómeno que está generando la necesidad de replantear el modelo económico neoliberal.
En ese sentido, el gobierno de López Obrador no es un signo del regreso al pasado en materia económica. El suyo es un gobierno de una época de transición hacia un nuevo modelo económico mundial.
En materia política mucho es lo que hay que discutirle a MORENA y a su líder. El gobierno no solamente se parece a los del PRI y el PAN, sino que también realiza las mismas prácticas y además rehúye al debate recurriendo a la descalificación de los adversarios.
Lo anterior es lamentable porque muchos de los que gobiernan con López Obrador -desde la izquierda política y al igual que el presidente- sufrieron persecución, acoso, represión y en varios casos, cárcel porque soñaban con construir un México más justo y mejor. Hoy lamentablemente reproducen desde el gobierno, lo que antes combatían.
Lastimosamente no se convirtieron en la generación del “nunca más”. Nunca más represión, nunca más viejas prácticas, nunca más corrupción. ¿No pueden? ¿No quieren? O simplemente ¿Los conquistó el poder?
Hay que entender estos tiempos. Un movimiento político que busca el poder, debe retenerlo. Pero si llega criticando el pasado, lo menos que debe hacer es no repetir los vicios que critica. Una nación que puso -en su mayoría- la confianza en este nuevo movimiento con la esperanza de que las cosas cambiarían, no se merece esa decepción.
No hay contrapesos contra MORENA
Lamentablemente para los adversarios de López Obrador los partidos políticos no son -en estos momentos- un contrapeso. No lo son electoralmente, porque recordemos que para llegar al Congreso primero hay que pasar por elecciones.
¿El triunfo opositor en no dejar pasar la reforma eléctrica tendrá repercusiones electorales en el 2024? Probablemente si, pero también MORENA contraatacará.
Los ciudadanos están tan decepcionados que no confían en los partidos tradicionales. Eso para la competencia político-electoral es un problema enorme porque el sistema político nacional privilegia la formación de partidos y la competencia entre ellos. En ese sentido, el momento político actual es el del regreso del “Tlatoani” todopoderoso.
Sin embargo, el hecho de que la ciudadanía no crea en los partidos políticos no significa que estén muertos. Como siempre sucede cuando no existen contrapesos, el propio poder político termina devorándose a sí mismo. Este parece ser el caso de MORENA rumbo al 2024.
MORENA sabe de la debilidad del sistema de partidos políticos. Pero actúa con soberbia. Y es que ya construyó un base social que los respalda. Saben que, en un país políticamente polarizado, sus ataques a las instituciones siempre serán respaldados. Hay mucho agravio ciudadano detrás del apoyo al partido en el poder.
Es cierto, fiscales, jueces, los organismos de derechos humanos, los institutos electorales y otros organismos; han sido todos instrumentos de los presidentes y los gobernadores en turno de la época de la alternancia. Si esto es así; entonces ¿Por qué seguir con la confrontación? ¿Es redituable políticamente para MORENA la confrontación nacional? ¿Es por ello que no compone ni recompone esas instituciones y prefiere seguir atacándolas?
El 2024 todos contra todos
Para MORENA no hay de otra. El sucesor de López Obrador será Claudia Sheinbaum o Marcelo Ebrard. La pregunta principal es ¿Por quién se decidirá López Obrador?.
Otra pregunta también importante: ¿Cuál será el futuro de MORENA ya sin Andrés Manuel López Obrador con su nombre en una boleta electoral?. Dos interrogantes importantes que definirán el futuro del movimiento político de López Obrador y por supuesto del país.
Claudia Sheinbaum es la sombra de López Obrador. No brilla sola. Incluso no entregó buenos resultados en las elecciones intermedias ni tampoco en la jornada electoral de la revocación de mandato.
A pesar de ello; la historia nacional nos ha demostrado que los hombres poderosos se resisten a dejar el poder. A pesar de que también tratándose de poder político, los sucesores le han demostrados a sus antecesores -así sean sus herederos políticos- que el poder no se comporte.
¿AMLO está dispuesto a correr ese riesgo? Es decir, se decidirá por Sheinbaum porque a pesar de su fracaso en la operación política es un personaje político dócil?
Marcelo Ebrard es un político más completo. Probablemente el más completo del gabinete federal y de todas las estructuras de MORENA. Es candidato “natural” a la presidencia de la república; sin embargo es evidente que no cuenta con la simpatía de López Obrador porque podrá seguir encaminando al país hacia el camino inevitable de la “desglobalización”, pero no tiene la “lealtad personal que ha mostrado Sheinbaum.
¿Para qué nominar a Ebrard si se supone que AMLO tiene base social que lo respalda a él y no a MORENA?
¿Para qué nominar a Ebrard si AMLO es un convencido de que pasará a la historia como el mejor presidente mexicano de los últimos años?
¿Ahora bien, si la nominada es Sheinbaum, tiene la oposición alguna oportunidad de ganar?
Con el ejercicio de la “revocación de mandato” MORENA demostró dos cosas: la primera, que tiene una base social; la segunda, que está dispuesto a todo para retener el poder.
Pero también la oposición demostró que puede unirse en contra de MORENA como lo demostró no dejando pasar la reforma constitucional sobre la electricidad. Aguantaron los embates.
En ese sentido, la única certeza sobre el 2024 es que el choque será de pronóstico reservado. Sheinbaum puede ser la opción de MORENA. Y en ese caso ¿Qué hará Ebrard?
Marcelo Ebrard ya no tiene tiempo para otro ciclo. Es ahora o nunca. Tendrá que romper con MORENA si no logra la nominación. ¿Se atreverá?
Seguramente se tomará hasta el último momento para decidir su futuro. Movimiento Ciudadano es una buena opción para el y para aglutinar el voto útil contra MORENA. Controla Nuevo León y Jalisco. Tan importantes como la Ciudad de México que se revela a MORENA.
El partido en el poder se puede devorar a sí mismo. Pero su líder se niega a reconocer la realidad. No será fácil conservar el poder peo tampoco una empresa imposible. Todo depende de a quien elija para sucederlo. Con Sheinbaum habrá sacudida interna en la cuarta transformación. Pero al parecer, ese es el camino elegido.
El 2024 será una batalla total.
Twitter: @GerardoCoutino
Correo: geracouti@hotmail.com
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