Apuntes sobre la guerra en Ucrania
El general Curtis Lemay, uno de los mejores comandantes de campo americanos en la II Guerra Mundial dejó algunas reflexiones para la posteridad. Decía que por supuesto, la guerra es inmoral pero que si dejabas que eso te molestara; nunca serías un buen soldado. Afirmó también que, si hubiera perdido las guerras que libró, era obvio que lo juzgarían como criminal de guerra.
Ante los hechos en Ucrania -a mi juicio y por el momento- ya es irrelevante hablar si esta guerra tiene justificaciones morales, patrióticas o no las tiene; porque ya está en curso, porque también corre como nunca la desinformación y porque los bandos están definidos entre las razones occidentales y la visión oriental; dos mundos completamente distintos y que hoy se enfrentan. La certeza es que Ucrania es el teatro de las operaciones de futuros eventos mundiales por llegar.
La escalada militar tiene implicaciones mundiales más profundas que las justificaciones rusas de solamente cobrarles afrentas a los americanos por la constante expansión de la OTAN, de dividir a los gobiernos europeos y la intensión de restaurar la influencia de Moscú luego del derrumbe de la antigua Unión Soviética.
Más bien el conflicto en Ucrania recompondrá el tablero de las influencias mundiales regionales. Enfrenta a occidente con oriente, pone cara a cara a dos sistemas de gobierno mundiales plenamente definidos: el de la democracia occidental y el de los gobiernos orientales “duros” pero efectivos.
La disputa en la antigua “Rus de Kiev” y su curso definirán la velocidad del ascenso chino, país que ahora mismo observa -discretamente- la escalada militar rusa, pero que obviamente no dará su apoyo político a Europa y Estados Unidos. Vladimir Putin tiene en Beijing un aliado fundamental al que hay que observar porque será el proveedor sobre todo económico y financiero de una Rusia a la que Occidente amenaza con empobrecerla con las sanciones que le impuso.
Con esas sanciones, Rusia pierde; ¿pero es posible que los rusos no lo supieran? Claro que lo sabían. Como también saben que esos castigos también afectarán a Occidente. Pero el mundo se mueve hacia la multipolaridad. Posiblemente hacia, por un lado, la unión de todos los gobiernos del mundo que se dicen democráticos y por el otro, la unidad entre los que son calificados como autoritarios.
La invasión conlleva enormes riesgos para una economía mundial que, además aún no se ha recuperado por completo del impacto de la pandemia del Coronavirus. El efecto económico y financiero internacional del conflicto dependerá precisamente de la duración de la guerra y su alcance.
La pandemia ha dejado a la economía mundial con dos puntos clave de vulnerabilidad: alta inflación y mercados financieros nerviosos. Los efectos de la invasión podrían empeorar fácilmente ambas crisis.
En un sentido amplio si leemos a Clausewitz, veremos que, tal como lo dicen sus escritos; la guerra es la continuación de la política por otros medios y, en consecuencia, los militares solo se atienen a lo que le dictan sus políticos a pesar de las consecuencias en vidas humanas y en la economía.
Fundamental es saber la mística militar de los bandos. Es obvio que a los combatientes ucranianos los mueve el ansia de libertad, lo que es un misterio -al menos para nosotros los occidentales- es saber lo que mueve a los combatientes de las tropas rusos; un ejército que ha salido victorioso en Siria, eso hay que tenerlo en cuenta. Esto porque es evidente que la guerra es asimétrica. Ucrania no puede responder con la misma fuerza la ofensiva militar de Moscú.
Evidentemente que la ocupación rusa de Ucrania puede ser rápida o lenta. Pero ninguna de las dos modalidades asegura la victoria final para el bando ruso. Vietnam y Afganistán son dos espejos en donde verse, tanto para rusos como para americanos de, como una guerra que inicia con una ocupación, finalmente se pierde.
Llama la atención el convoy ruso que avanza sobre Kiev. Nada parece detenerlo -aun encontrándose estancado- y si esto es así, ello significa que Ucrania no cuenta con los medios aéreos o terrestres para frenarlo o incluso, ante la asimetría de las fuerzas armadas de los dos países, lo mejor no es el combate directo.
Lo principal -incluso para proteger vidas humanas especialmente las civiles- es que el ejército ucraniano acepte la realidad y se avoque a la guerra irregular. Es decir, la de resistencia. Hay vidas de civiles en juego, ciudadanos que por supuesto emigrarán como ya lo hacen.
Hay conversaciones de paz en curso. Sin embargo, la experiencia de varias guerras previas indica que aún y cuando los representantes de los dos gobiernos pueden sentarse en la mesa de negociaciones, en realidad los combates no cesarán o la mesa es simplemente una suerte de “vencidas” para ver quién es más fuerte, buscando incluso y al mismo tiempo de los combates, más apoyo internacional. Vietnam y las largas y muchas veces inútiles conversaciones en París es un ejemplo de ello.
Por eso incluso, las conversaciones de paz pueden ser largas. Lo novedoso de esta guerra es que Rusia y Ucrania acordaron crear “corredores humanitarios” en una especie de “cese al fuego” para permitir el éxodo de los ciudadanos ucranianos en las zonas de combate.
Habrá que recordar que Rusia es una potencia nuclear y que eso es un peligro para todo el mundo. Las tropas rusas tomaron la planta de energía nuclear de Zaporizhia en el sureste de Ucrania. Esa es la mayor central de su tipo en Europa y en esa toma, había iniciado un incendio que finalmente fue controlado.
El escenario de “destrucción mutua asegurada” en donde el uso a gran escala de armas nucleares en un conflicto provocaría la aniquilación completa tanto del atacante como del defensor. Se basa en la teoría de la disuasión, que sostiene que tanto atacante como atacado -al responder- se aniquilarían rápidamente.
Sin embargo, recordemos las palabras de Robert S. MacNamara el secretario de la defensa americana de las administraciones de John F. Kennedy y de Lyndon B. Johnson que, afirmaba que en la guerra se pueden permitir errores, los cuales sobre el curso pueden ser subsanados. Pero aseguraba también que, con las armas nucleares los errores no están permitidos, puesto que estos son fatales.
Una duda fundamental deja la intervención rusa en Ucrania: ¿vivimos todavía en la época de la “guerra fría” o entramos a una nueva era mundial “post guerra fría”? Los disparos hasta el momento en Ucrania son los primeros de una intervención militar que seguramente será larga y que nos definirán el futuro global por venir.
Twitter: @GerardoCoutino
Correo: geracouti@hotmail.com
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