La situación actual de México en el contexto latinoamericano
Manuel Ignacio Martínez Espinoza[1]
Los hechos, por más contundentes que parezcan, y los procesos, por más expeditos que se exhiban, requieren ser situados. Comprender implica mirar más allá de lo evidente, entender conlleva descifrar imbricaciones. Por eso, el contexto es imprescindible en los análisis socio-políticos.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) publicó hace unos días su informe “Panorama Social de América Latina 2021” en donde se examina la situación de los países de la región a partir de la exposición comparativa de numerosos indicadores económicos, sociales y políticos válidos para el periodo de mayor auge de la pandemia provocada por el virus SARS-CoV-2 (COVID-19). El contenido del informe de la CEPAL aporta elementos para el análisis contextualizado de México en esta etapa.
En primer lugar, la pobreza. Según datos del CONEVAL, ésta aumentó en 2020 después de un periodo de descenso sostenido en el periodo 2014-2018. Pero cuando se compara con el resto de países latinoamericanos resulta que el aumento de pobreza en México (+2.2%) en el periodo pandémico si bien está lejos de las reducciones presentadas en El Salvador (-3.8%), Brasil (-2%) y Bolivia (-.9%) también queda lejos de los exorbitantes incrementos registrados en Perú (+11.6%), Argentina (+9.9%) y Colombia (+9.9%). En una clasificación sobre la pobreza en el periodo considerando a 12 países latinoamericanos, México quedaría en el quinto lugar.
En cuanto a la desigualdad, también el CONEVAL informó de un aumento del coeficiente Gini durante la pandemia pero cuando se contrasta esa cifra con sus pares latinoamericanos en el periodo 2018-2020 resulta que el cambio de México es la tercer mejor variación de entre catorce naciones consideradas, cercana a la disminución de -0.021 de Brasil y muy lejana del +0.032 de Colombia (el país donde más aumentó la desigualdad).
Según el Informe sobre Desigualdad en el Mundo 2022, durante la pandemia los multimillonarios se han vuelto más exorbitantemente millonarios que durante los últimos 25 años. En el caso de América Latina, los milmillonarios se han ubicado tradicionalmente en siete países: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Venezuela. En el periodo 2019-2021 el mayor crecimiento del patrimonio de los súper millonarios se dio en Argentina (+22%), seguida de Brasil (+20%), Chile (+17%) y México (+11%). Mientras que estas personas –que tienen amplia influencia económica y política- sufrieron pérdidas en Perú (-2%), Colombia (-3%) y Venezuela (-19%).
Contrario a esa tendencia de crecimiento en el patrimonio de los milmillonarios, en América Latina se presentó un colapso en los ingresos de gran parte de su población lo que, medido en ingresos per capita, muestra una tendencia a la baja. Los mayores desplomes en los ingresos per capita ocurrieron en Perú (-20%), Colombia (-13.4%), Argentina (-12.7%), Paraguay (-12.1%) y República Dominicana (-12%). México, con su caída de -5.3%, se ubica en el lugar de 10 de 13 países considerados (Bolivia es el país donde el ingreso per capita resultó menos afectado, con un incremento de 0.6%).
Es precisamente en esos casos donde debe mostrarse la capacidad de los Estados para la protección social de sus habitantes mediante diversos instrumentos de política social. Entre los países de la región, una medida ampliamente utilizada para afrontar los estragos de la pandemia fue la creación de programas emergentes para apoyar los ingresos de la población más vulnerable. De 17 países latinoamericanos considerados, solo El Salvador y México no crearon nuevos programas de protección al empleo para las personas afectadas por la pandemia.
Otro indicador de la acción decidida de los Estados son los montos del gasto público que destinaron para las diversas medidas de protección social. Con los últimos datos disponibles se sabe que los países que más destinaron al gasto en protección social durante la pandemia (en porcentajes del total de su gasto social) fueron, en ese orden, Argentina, Brasil y Colombia, mientras que los que menos lo hicieron fueron Honduras, Guatemala y Perú. En ese listado de 13 países, México se ubica en lugar siete, más cerca de los niveles de Perú que de Argentina o Brasil.
Por último, un indicador relevante tiene que ver con el destino de las transferencias a grupos vulnerables. Y quienes fueron más afectadas por los estragos sociales de la pandemia fueron las mujeres. Por eso, es trascendental analizar los apoyos que los países les destinaron durante la pandemia.
Según los últimos datos disponibles, durante el periodo de mayor confinamiento –y por tanto de mayor afectación- los gobiernos que tuvieron mayor participación e impacto positivo en el ingreso de las mujeres fueron Bolivia, Brasil y Perú, mientras que los menos eficaces fueron Colombia, Uruguay y El Salvador. México se encuentra en octavo lugar en un listado de 12 países. Esto implica que mientras que en Bolivia las transferencias gubernamentales alcanzaron al 72% de las mujeres que no tenían ninguna otra fuente de ingreso, en México solo cubrieron al 17.1% delas mujeres sin ingresos.
Se ha cuestionado desde diversos frentes las acciones e inacciones del gobierno mexicano para afrontar los estragos sociales de la pandemia. Cuando se revisan los indicadores de manera comparativa con países de la región se percibe que, si bien tuvo graves afectaciones, éstas no fueron las más agudas de la región, las cuales se presentaron en Perú, Colombia y Ecuador.
No obstante, México no tuvo la mayor defensa posible, que sí existió en Bolivia, Brasil y El Salvador (países donde incluso disminuyó la pobreza, la desigualdad y aumentaron los ingresos per capita en periodo pandémico). Ni tampoco actuó decididamente con instrumentos de política social, como sí sucedió en Argentina, Brasil y Bolivia.
Más que relativizar, el contexto permite profundizar en los análisis. En este caso, que el gobierno de México pudo haber tenido una actuación más decidida para proteger a su población de los estragos sociales de la pandemia y que, si no padeció efectos tan graves, se debe a la red de esquemas de política social ya existentes en el país por décadas y no necesariamente a los nuevos instrumentos implementados previo a la pandemia por el gobierno actual.
La pandemia aún no concluye y cuando eso suceda dejará múltiples daños que será necesario atajar con instrumentos de política social pertinentes y eficientes. Por eso, es imprescindible seguir observando.
[1].- Miembro del Observatorio de las Democracias: Sur de México y Centroamérica (ODEMCA). Catedrático CONACYT comisionado al Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica (CESMECA). Correo: manuel.martinez@unicach.mx
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