Vuelcos y vaticinios en el mapa político electoral de Nuestra América en 2022
Por Pablo Uc*
Preámbulo
El más reciente escenario de protestas y movilización popular abierto en 2019 en Nuestra América, puso a prueba la doctrina del shock que trajo consigo la pandemia y su pedagogía de miedo: aislamiento forzado y distanciamiento social-corporal; estado de sitio y “normalización” de la excepción; robustecimiento de las fronteras y exacerbación contra la población migrante, siempre selectiva, claro; un sistema de gasto público incuestionable para la compra irrestricta y consumo de vacunas; controles sanitarios como nuevo discurso de seguridad nacional; pánico y angustia exhaustiva frente a una certeza biológica en el ser humano: la muerte.
La sustancia democrática popular de algunas sociedades latinoamericanas, en todo caso, desbordó los cercos en las principales ciudades de Ecuador y Chile en 2019, y este último logró avanzar la instalación de una Convención Constituyente a mediados del año pasado; mientras que en Colombia la tenacidad de las protestas durante 2021 y la brutal represión de un gobierno que se ha empeñado en destruir los acuerdos de paz y aplastar todos los espacios de la sociedad civil, llevaron a un escenario de potencial guerra civil lamentable que podría ser confrontada en las urnas en los próximos meses. En Brasil, la sistemática desarticulación del Estado social se ha acompañado de un declive en la capacidad cíclica de movilización de una sociedad que parece aguardar, con anhelo, los tiempos electorales para dar un giro en el timón. En los países de Centroamérica, por su parte, la persecución del gobierno de Ortega en Nicaragua sostenida con creciente violencia desde el 19 de abril de 2018 ha escalado hasta convertirse en un secuestro casi total de los espacios de deliberación, disidencia y participación política de oposición. En Honduras, las elecciones del cierre de año trajeron aires de esperanza después de una década de severa violencia y represión sistemática a todas las manifestaciones públicas contra la corrupción y el cambio social.
Mientras tanto, la retórica global sobre la democracia, en tanto régimen liberal hegemónico que parece debilitado ante el giro autoritario en los propios países occidentales (y en el corazón mismo de Estados Unidos) ha intentado ser atajada por la administración estadounidense de Joe Biden, quien a fines del año pasado convocó a la primera Cumbre por la democracia[i]. En ella destacan las paradójicas exclusiones en “la lista de invitados”[ii] de países como Bolivia, que después de un golpe de Estado atajó la vía democrática electoral en 2020. Así como Cuba, Guatemala, Honduras, Nicaragua o El Salvador. Mientras que países como Pakistán, Brasil, Irak y Filipinas quedaron invitados a “la fiesta virtual de la democracia”. Las marcadas exclusiones de China y Rusia en la Cumbre generaron también reacciones importantes[iii] que abren espacios de atracción y márgenes de negociación para los países de América Latina y el Caribe, ante una Cumbre más preocupada por trazar alianzas y escenarios geoestratégicos pro-estadounidenses que por la democracia sustantiva.
La primera entrega de este año la dedico a reflexionar sobre los escenarios de crisis y alternativas que merodean la incierta democracia electoral en la región. ¿Hacia dónde se dirigen las tendencias políticas de los países latinoamericanos frente a las elecciones del año 2022?
Giros en la democracia latinoamericana: mapa del 2022
El calendario político electoral en la región latinoamericana enfrenta giros y encrucijadas importantes este año, como parte de un ciclo inmediato abierto desde el año 2019, periodo a partir del cual quedó claro que las sociedades latinoamericanas votaron, en su mayoría, por un cambio en el partido o coalición gobernante. Con las excepciones particulares de los autoritarismos enquistados en Nicaragua y Venezuela a través de sistemas electorales cercados, represión y personalismos recalcitrantes, un virtual vuelco (¿retorno?) a un “progresismo” nacionalista extractivoparece encontrar horizontes en la reciente coyuntura político-electoral de la región.
Honduras recobra un aliento. Las elecciones de noviembre de 2021 en el país centroamericano hacen de Xiomara Castro la primera mujer en ocupar la presidencia del país, al haber obtenido el 53.6% de los votos, al frente del partido Libertad y Refundación (Libre). El triunfo de la exesposa de Manuel Zelaya, quien fuera despuesto de la presidencia tras un golpe de Estado en 2009, significa el retorno de una izquierda moderada a un país que desde hace doce años ha experimentado una crisis social y política profunda[iv]. La violencia estructural y el estancamiento económico han hecho de Honduras el país más peligroso del triángulo norte centroamericano y un referente doloroso de las caravanas migrantes que abandonan de forma masiva al país. La posible convocatoria a una Asamblea Constituyente, una agenda orientada a fortalecer política de derechos para las mujeres y el retorno a las alianzas multilaterales con países de la región son banderas prometedoras, ante un complejo escenario amordazado por la corrupción, el narcotráfico y la ingobernabilidad.
En Chile se vislumbra una refundación constituyente. En la segunda vuelta de las elecciones de diciembre 2021, el joven político Gabriel Boric, al frente de la coalición de izquierda Apruebo Dignidad (una alianza entre el Partido Comunista (PC), el Frente Amplio (FA) y grupos ecologistas independientes), ganó la presidencia de Chile. Se trata del primer presidente de “izquierda” que promete un giro hacia la socialdemocracia, en un contexto excepcional para el país de Salvador Allende. Como parte del potente estallido social de 2019, los movimientos sociales, particularmente el estudiantil y el encabezado por el movimiento indígena mapuche, lograron avanzar en la instalación de una Convención Constitucional, aprobada por un exitoso plebiscito popular que dijo sí a la redacción de una nueva constitución que desplazará, por fin, la carta magna heredada del dictador A. Pinochet desde 1980. El flamante gobierno de Boric promete cambios relevantes para un país que fue cuna en la implantación del modelo económico neoliberal[v]. En relación con su proyección regional, el gobierno de Boric podría gravitar cerca de las agendas impulsadas por Bolivia, Perú, el Brasil que promete un retorno de Lula, e incluso de la diplomacia de México y Argentina en torno a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Todavía como presidente electo, Boric recibió la visita del canciller Marcelo Ebrad, quien hizo explícita su intención de acercarlo a la órbita del proyecto regional que protagoniza el gobierno de la 4T.
Costa Rica registra 25 candidatos. Las elecciones presidenciales en el país del mito democrático están programadas para el mes de febrero, ante un escenario partidaria que refleja una particular fragmentación, más que una riqueza multipartidista. El registro de 25 candidatos anuncia una muy probable segunda vuelta en la definición de su nuevo/a presidente. Las encuestas colocan, sin embargo, a figuras como el expresidente José María Figueresal frente de la intención de voto, junto con la conservadora Lineth Saborío del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) y un pastor evangélico del Partido Nueva República: Fabricio Alvarado. En cualquier caso, ninguno proyecta alcanzar el 40% de votos necesario para imponerse en la primera vuelta, ni tampoco un viraje que entusiasme las agendas progresistas latinoamericanas.
Colombia: ¿será posible algo más que un gobierno de guerra? La intención del voto en el país parece inclinarse, por primera vez, al lado de emblemático líder de izquierda, Gustavo Petro, exguerrillero del Movimiento 19 de abril (M19) y exalcalde de la capital: Bogotá. Aunque el escenario está por definirse, es posible que la centroderecha esté representada por el exalcalde de Medellín, Sergio Fajardo, quien se sostiene en las encuestas como la segunda figura mejor posicionada. La agenda de Petro se enfrenta a dilemas estructurales de una guerra que parece inacabada, dada la violencia profunda que se ha perpetrado tras los acuerdos de paz firmados en 2016. En un contexto marcado por la ola de protestas y represión vivida en 2021, y la ineficiencia de un gobierno conservador que, fiel a los dictados del expresidente Álvaro Uribe, ha alcanzado cifras récord en la desaparición y asesinatos de líderes/as indígenas, activistas y exguerrilleros, tras los acuerdos de paz, las elecciones podrían ser un parteaguas. Colombia ha sido un bastión geoestratégico para EEUU e Israel en los últimos 50 años, al operar como bisagra para la intervención imperial en la región andina. Hoy por hoy es el territorio con la frontera más importante con Venezuela, que se sostiene como el “foco rojo” de la frustrada estrategia de intervención estadounidense y su intento por controlar el epicentro energético de la gran cuenca caribeña. El posible giro en la política colombiana sería inaudito, y parte de un ciclo prometedor para la integración latinoamericana, junto con la diplomacia del eje México-Argentina-Bolivia-Perú-Chile… y quizá, Brasil.
Brasil, Lula y el eterno retorno de un gigante dormido. La de este gigante sudamericano, promete ser también una elección emblemática y con un gran impacto no sólo para la propia sociedad brasileira sino para toda la región. Tras cuatro años de desastrosas políticas conservadoras impulsadas por el presidente Jair Bolsonaro, que han significado un repliegue sin precedentes en la última década de un Brasil que ha “desaparecido” de la escena internacional y perdido total liderazgo en la región, Luis Inacio Lula da Silva reaparece como el candidato fuerte para las futuras elecciones. Al ser absuelto de las denuncias por corrupción que lo llevaron a prisión entre 2018 y 2019, Lula podría postularse para alcanzar una tercera presidencia del Brasil. El choque de su agenda izquierdista moderada configura un polarizado escenario político, en el que Bolsonaro promete no reconocer una derrota y poner en jaque al sistema político, como ha ejercido el establishment conservador brasileño de forma recurrente.
En todo caso, el escenario regional de Nuestra América, aunque muy distinto al contexto de la ola progresista iniciado en el 2000 y en medio de una polarización sin precedentes marcado por un drástico giro autoritario populista de la derecha latinoamericana, parece abrir horizontes prometedores. El ascenso de Luis Arce en Bolivia, de Pedro Castillo en Perú, Gabriel Boric en Chile, y, virtualmente, el arribo de Gustavo Petro en Colombia y de Lula en Brasil, podría generar una concertación no lograda en las últimas cinco décadas, que gravite armónicamente con la posición latinoamericanista de México -que pocas veces coincide en el mismo ciclo-. Políticas orientadas a una mayor distribución del ingreso, mayor control social sobre las políticas extractivas; una ampliación de políticas sociales y el fortalecimiento en la capacidad de concertación regional norte-sur latinoamericano, resultan importantes ante un escenario de alta conflictividad internacional que anuncia el año en ciernes: agudización de la guerra comercial sino-estadounidense; militarización en el Indo-Pacífico; un escenario de guerra latente en el frente oriental de Europa ante la avanzada de Rusia sobre Ucrania; guerra biológica sostenida bajo discurso pandémico, etc. Los próximos meses revelarán los rumbos.
Notas y referencias
*Investigador. Observatorio de las democracias: Sur de México y Centroamérica (ODEMCA-CESMECA). Correo: pablo.uc@unicach.mx
[i] Cumbre por la Democracia: el montaje de EEUU para arremeter contra Rusia y China, disponible en: https://mundo.sputniknews.com/20211210/cumbre-por-la-democracia-el-montaje-de-eeuu-para-arremeter-contra-rusia-y-china-1119211294.html
[ii] La lista de invitados a la Cumbre de la Democracia pone en aprietos a Biden, en El País (08.12.21), https://elpais.com/internacional/2021-12-09/la-lista-de-invitados-a-la-cumbre-de-la-democracia-pone-en-aprietos-a-biden.html
[iii] A través de su Ministerio de Asuntos Internacionales, el Partido Central de China publicó un informe sobre el estado de la democracia en EEUU que resulta una crítica demoledora. Véase: Ministerio de Asuntos Internacionales de la República Popular de China (05.12.2021) The State of Democracy in the United States, disponible en: https://www.fmprc.gov.cn/mfa_eng/zxxx_662805/202112/t20211205_10462535.html
[iv] Centro de Documentación de Honduras, 2020, Honduras: Gobernabilidad, insatisfacción ciudadana y desafíos democráticos. Disponible en: https://www.cedoh.org/offsite/Libros/Libros.html
[v] Franck Gaudichaud, 2022, “En Chile, todo comienza”, en Le Monde Diplomatique, Edición 271.
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