Recordar es vivir: ausencias, bailes y una casa verde
Los últimos años han sido de partidas dolorosas, algunas vinculadas a la pandemia del Covid-19, y otras simplemente porque la edad o la enfermedad vencen la batalla a la vida. El Dr. Andrés Fábregas habló a finales del pasado año, en estas mismas páginas de Chiapas Paralelo, de las desapariciones del gran historiador de Mesoamérica, Alfredo López Austin, y de Rodolfo Reyes Cortés, un bailarín chiapaneco universal.
En mayo de 2021 también nos dejó Hebe Álvarez del Toro Rincón, la entrañable Hebe. Su fallecimiento me agarro lejos de Tuxtla Gutiérrez y ni siquiera pude decirle adiós, como me ocurrió con mi querida comadre Leticia Tello hace casi tres años. Persona que el día 3 de enero hubiera cumplido años si no nos hubiera dejado.
Recordar estas partidas no es simplemente un ejercicio de nostalgia al iniciar el año, sino que hacerlo está relacionado con la vida compartida. No siempre la inmediatez es posible, a veces hay que dar tiempo a la asimilación de hechos o, simplemente, otros remiten a ello. En este caso se produjo por otra partida, la del percusionista puertorriqueño Roberto Roena, quien también nos abandonó el pasado año. Muchos se preguntarán cómo se entrecruzan esas relaciones y la respuesta resulta fácil para quienes compartimos momentos que incluían la música y el baile.
En la casa que fuera de Don Miguel Álvarez del Toro, la Ya’ax na, vivió mucho tiempo Hebe y también lo hicieron la fotógrafa Elianne Cazorla y Mariana García. Casa que convocó, en numerosas ocasiones, a fraternales amigos en noches de reunión prolongada y con la música salsera de distintos autores de fondo, entre ellos el colombiano Joe Arroyo. En aquellas reuniones la amistad y el baile parecían inseparables. Muchos de los participantes en las fiestas formamos parte del recordado Instituto Chiapaneco de Cultura, dirigido por el Dr. Andrés Fábregas. Institución que bajo la batuta del Doctor vivió momentos de intenso trabajo y de comuniones personales, algunas de ellas prolongadas en el tiempo.
En esas fiestas las desaparecidas Hebe Álvarez y Leticia Tello cuajaron su amistad, y también en lo personal conocí y reafirmé alguna de ellas. Así que la Ya’ax na fue un centro de reunión fundamental en un momento de mi vida, como creo que lo fue para otras personas. Así que la ausencia de Roberto Roena, parte del Gran Combo de Puerto Rico, fundador del Apollo Sound y miembro de la Fania All Star, así como uno de los grandes percursionistas caribeños y de los pocos que, todavía, interpretaba en su repertorio las canciones del gran compositor Tite Curet, regresó el tiempo de los bailes, las pláticas y las noches interminables.
Tiempos tan idos, como son las personas mencionadas y que ya no se encuentran entre nosotros físicamente. “Recordar es vivir”, se titula la canción compuesta por el colombiano Jorge Villamil. Un vivir compuesto por recuerdos pero que también, y especialmente iniciando un nuevo año, significa vislumbrar y asirse a anhelos como una frase de la misma canción nos dice: “Siempre habrá juventud si existe una ilusión”. Joven año y con renovadas ilusiones que se anclan en el vivir compartido.
Los buenos deseos para los lectores, en este año 2022 que apenas asoma, se han unido a mis recuerdos. No sé si todo el mundo comienza los años con esas añoranzas, sin embargo, en lo personal son un soporte para encararlos.
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