El covid en Chiapas
Las cifras oficiales sobre el covid en Chiapas nos llevan al desconcierto porque cuando la contraponemos con la realidad, vemos que no empatan: tenemos amigos, parientes o conocidos contagiados.
No entiendo cuál es el propósito de ocultar los casos. Me decía un funcionario de la Secretaría de Salud que la estrategia es contraproducente, porque el argumento de las personas que rechazan las vacunas o que realizan reuniones masivas se basa en la inexistencia del covid en nuestro estado.
La semana pasada escribí un texto en donde parodiaba los comunicados de prensa que se caracterizan por negar a diario la gravedad de la pandemia.
No debiera negarse la realidad. Un gobierno debe transparentar los problemas que nos aquejan, señalar errores, informar de contagiados y muertos. Al final, porque supongo que los políticos desean anotarse en el libro de la historia como buenos gestores, conoceremos de la responsabilidad o criminalidad con que ha actuado esta administración.
Al revisar, incluso someramente los casos en otras entidades del país, parecería increíble lo que sucede en Chiapas.
Tabasco, por ejemplo, que cuenta con la mitad del número de habitantes de Chiapas, registró hasta este fin de semana 152 mil contagiados y 5 mil 775 muertos.
Nuestra entidad aparece como el estado con menos contagiados del país: 24 mil 216 casos. Nos superan Campeche, Tlaxcala, Colima, Nayarit, que son microestados en cuanto a número de población, comparables con la que alberga soloTuxtla Gutiérrez.
Y no gozamos de genética repelente al covid y a sus variantes. Somos tan vulnerables como cualquier mexicano. Nuestras cifras mágicas solo están en los deseos oficiales para que la pandemia pase inadvertida, aunque el dolor sea inmenso en muchos hogares chiapanecos.
También estamos a la cola de número de fallecidos por la enfermedad, si nos atenemos a los números oficiales, codeándonos con las microentidades de Campeche y Colima, en una cifra que supera los dos mil muertos, aunque el exceso de muertes en Chiapas supere los diez mil decesos en toda la pandemia.
No solo morimos de amor. También el covid nos arrincona, nos hospitaliza, desangra la economía y nos mata.
Tampoco nuestras montañas azules o el aire de nuestra transparente región ahuyentan al virus. Ahí está Oaxaca para señalarnos la realidad. Con un millón menos de habitantes que Chiapas, esa entidad ha contabilizado 5 mil 744 muertos y casi 90 mil contagiados.
El 14 de enero, en que Chiapas reportó 29 casos, Oaxaca informó de 653 nuevos contagiados. Es, por supuesto ilógica esta disparidad. El Istmo oaxaqueño, tan hermanado con nuestro corredor costeño, padece 623 casos activos, y ha sufrido la pérdida de mil 208 personas.
La responsabilidad del gobierno es informar de la gravedad de la pandemia, para que no vayamos por ahí, entre jolgorios y valemadrismos vestidos de parachicos o chuntá, creyendo que ya domamos el virus. Eso solo trae como consecuencia dolor, saturación de hospitales y muertes que pudieran haberse evitado.
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