Una invitación abortada
Viendo en los noticieros a los ríos de pobres que viniendo de varios países de Nuestra América caminan por Chiapas buscando redención para sus males, recordé que en los inicios de la Universidad Intercultural de Chiapas planeamos hacer una Feria Intercultural del Libro. Ese recuerdo me vino porque se trataba de invitar a los Gitanos como Cultura para que fuesen los huéspedes de honor de la Feria. Se trataba de invitar a una Cultura y no a un país. Pensé en los Gitanos porque es un pueblo que se ha hace caminando, es un Pueblo Universal que supera fronteras, distribuido en todo el mundo. La propuesta la aprobó el Gobernador Pablo Salazar Mendiguchía y con ella en la mano solicitamos los recursos para solventar los gastos de traslado, hospedaje y alimentación de quienes serían nuestros invitados. En aquel año de 2005 nos aprobaron 500,000.00 pesos, lo que nos pareció suficiente para montar una Feria del Libro digna. Por supuesto, hablando con los libreros foráneos y los locales, más las casas editoriales, acordamos que pagarían una cuota por el espacio que ocuparían además de solventar los gastos de quien viniese a cargo de los libros y publicaciones varias. Cundió el entusiasmo por toda la Universidad Intercultural. José Luis, el “Oso”, Abreu se puso a trabajar a ritmo frenético. Empezamos a circular las invitaciones recibiendo respuestas positivas no sólo de México sino de Argentina, Perú, Chile, España, y algunos países más que no recuerdo, en el que radican Gitanos que han contribuido al enriquecimiento de la música, la literatura, las ciencias sociales, el arte, de las naciones en las que habitan. Todo era entusiasmo con un Oso Abreu que iba y venía consiguiendo más y más asistentes entre libreros y casas editoriales. Me parece que era la primera vez que se invitaba a una Cultura como huésped de una Feria del Libro en México. Pensé que sería no solo emocionante sino muy importante mostrar a la sociedad de Chiapas quiénes son los Gitanos y contribuir a desterrar esos estereotipos degradantes que existen acerca de este gran pueblo. De niño, recuerdo que a los Gitanos se les nombraba Húngaros y de ellos se decía que eran “robachicos”. Llenos de curiosidad y de cierto temor, veíamos en aquellas calles pueblerinas de la Tuxtla Gutiérrez de los años 1950, caminar a los Gitanos anunciando sus espectáculos o sus servicios de lectores de la mano y adivinos del destino. “Ahí van los Húngaros” gritaba la muchachada, sorprendida con las vestimentas de los Gitanos y los anuncios que proferían. Algunos meses antes de que se me ocurriera invitar a esta Cultura para que nos honrara con su presencia en la Universidad Intercultural, José Luis Ruiz Abreu y yo, asistimos a una reunión de académicos y artistas gitanos convocada por el Colegio de San Luis, en San Luis Potosí, institución en la que la antropóloga Neyra Patricia Alvarado Solís se especializa en el estudio de la Cultura de los Gitanos. Su esposo, Lorenzo Armendáriz, es un excelente fotógrafo gitano-mexicano que en estos días expone su obra en las galerías de Paris, Francia. Por supuesto, ambos eran invitados para asistir a la Feria del Libro, en donde además de un estand especializado en libros que hablan de los Gitanos, tendríamos presentaciones de publicaciones, exhibición de pintura y fotografía, cine, literatura, música y una amplia gama de actividades.
Todo se cayó. Vino el huracán Stand que destruyó la Costa de Chiapas, devastó a Tapachula, hoy colapsada ante las masas de pobres que en ella esperan iniciar su camino al supuesto paraíso, y se nos fue la oportunidad de organizar la Feria del Libro Intercultural con la Cultura Gitana como invitada. El Gobierno del Estado, ante el desastre, nos pidió que regresáramos los recursos que, por fortuna, aún no habíamos usado. El Gobernador me llamó y con una pena que no pudo ocultar, me explicó las dimensiones del desastre y la urgencia de recursos para paliar en algo los daños del Stand.
Hoy, Tapachula está colapsada por la inmigración de quienes ya no tienen horizonte en sus naciones. Los nuevos Condenados de la Tierra los ha llamado Daniel Villafuerte, investigador del CESMECA, recordando aquel libro impresionante de Franz Fanón, Los Condenados de la Tierra. Yo he seguido leyendo acerca de los Gitanos y los tengo en la memoria cuando veo a los ejércitos de desposeídos que el capitalismo produce, llenar los caminos de México buscando un paraíso que no existe. Por un lado, los Gitanos/Ludar/Tsiganes/Rom, se han hecho y se siguen construyendo al caminar. Por el otro, millones de seres humanos desesperados caminan para sobrevivir. Vaya mundo. En el momento en que escribo estas líneas, veo en los noticieros la situación de la frontera entre Bielorrusia (museo de la arquitectura stalinista) y Polonia, en donde miles de personas de diferentes procedencias, intentan pasar hacia Europa mientras son detenidos a base de golpes. ¡Que drama! Los noticieros muestran las imágenes de un avión aterrizando en Barcelona del que descienden 39 personas de origen palestino y de inmediato pisen asilo. Las pateras siguen llegando a Europa cruzando el mar. A Inglaterra llegan canoas repletas de inmigrantes, cuyo constructor ha vendido como nunca su producto que es usado para cruzar el Canal de La Mancha. Mientras todo ello sucede a los ojos del mundo, noticias que vemos mientras comemos o cenamos, platicando con familiares y amigos, el drama de los desplazados por el capitalismo recorre al mundo. En medio de ese drama, los Gitanos siguen caminando, explorando veredas, aportando sus dotes culturales a la tierra a la que llegan. El ciclón Stand impidió en 2005 que en Chiapas tuviéramos de invitados a este pueblo y su cultura. Impidió que escucháramos a Neyra Patricia Alvarado hablar de los gitanos aunque podemos leerla junto a un nutrido grupo de especialistas en el libro editado por la antropóloga del Colegio de San Luis, Nombrar y Circular, Gitanos entre Europa y Las Américas (México: El Colegio de San Luis, 2020). Por cierto, la obra anterior la dedican sus autores a la memoria de Patrick Williams, quien fuera un muy destacado estudioso de la cultura gitana. Como un complemento, puede consultarse a Lorenzo Armendáriz, Andar para existir. Un viaje al corazón del pueblo Gitano, (México: Ediciones Acapulco/Editorial Elefanta, 2018).
Ajijic, Ribera del Lago de Chapala. A 20 de noviembre de 2021.
Sin comentarios aún.