Indicadores de violencia hacia las mujeres en el sureste mexicano: una exploración desde los atlas de género (parte 2)

Encuentro de Mujeres Organizadas en Aguacatenango, Chiapas. – Foto: CDMCH/Facebook

Por Gabriela Fenner Sánchez*

Una expresión de violencia que ha sido invisibilizado, pero de la cual ya se da cuenta en la ENDIREH 2016 es la obstétrica. Los datos que nos arroja al respecto es que para Chiapas el 20.8% de las mujeres entre 15 y 49 años que dio a luz en 2015, sufrió algún tipo de maltrato. En Guerrero fue el 26.3%, mientras que en Oaxaca se eleva a un 31.1%, cercano al valor nacional de 33.4%.  En las primeras dos entidades estos maltratos se dieron más entre las mujeres urbanas, mientras que en Oaxaca fue más alto para las mujeres que habitan en el ámbito rural.

Ahora bien, indagando ya en los indicadores catalogados directamente como violencia, en los propios atlas, tenemos que en cuanto a delitos contra las mujeres, si bien todo el país presenta altos porcentajes, las tres entidades están entre los más altos con más del 50%.

En cuanto al número de denuncias por diferentes delitos cometidos contra mujeres, se tiene que por homicidio para el año 2016 se reportaban más de 450 denuncias en Guerrero y Chiapas (para Oaxaca no hay datos), cifra que se ubica dentro del promedio nacional; por abuso sexual, Guerrero presenta valores absolutos bajos, al igual que Chiapas (445 en comparación con los 2047 que es máximo nacional). Cuando se trata de violación simple, de nuevo Chiapas vuelve a tener de los números más altos a nivel nacional, con más de 800 denuncias. Igualmente, en violación equiparada. En cuanto acoso sexual, Chiapas no reporta ninguna denuncia, mientras que Guerrero reporta 15. En cambio, en hostigamiento sexual, Chiapas reporta 43 y Guerrero únicamente 8, cantidades muy bajas en comparación con una máxima nacional de 222. Ante estos datos cabe cuestionarse si estas cifras significan que dichos delitos no son tan recurrentes en estas entidades, o si más bien nos revelan la falta de cultura de denuncia existente en la entidad, ya sea por desconocimiento de la tipificación de estos delitos, o bien por desconfianza en las instancias correspondientes.  Es pues necesario analizar los diferentes indicadores en sus contextos, y no de manera aislada.

Se tiene que, respecto a defunciones por homicidio de mujeres ocasionadas por su pareja o expareja, Chiapas presenta 5 casos, y Oaxaca 3, siendo el máximo nacional de 10 para el año 2016.  Por su parte las mujeres víctimas de violencia atendidas en refugios y centros de justicia, las tres entidades se registran a un nivel medio nacional; Guerrero con 241, Oaxaca 625 y Chiapas 741 (comparado con una máxima de 8 261 nivel nacional correspondiente a Jalisco). La situación se vuelve, sin embargo, más grave, sobre todo para Chiapas, cuando revisamos el número de feminicidos a nivel estatal para 2020: Chiapas reportó 61, Oaxaca, 26 y Guerrero, 11.   El atlas de género de Guerrero nos permite conocer a su vez, que en 2019 era el municipio de Acapulco en donde más delitos de este tipo se cometieron (7).

Y si bien el feminicidio es la máxima expresión de violencia física contra las mujeres, es relevante también abordar las violencias invisibles, como es el caso de la psicológica que puede estar afectando la vida de millones de mexicanas diariamente. Así, el atlas de Igualdad, basándose en la ENDIREH, 2016 permite ver que de los porcentajes más altos de mujeres casadas o unidas ocupadas que padecieron este tipo de violencia en el ámbito laboral, se encuentran en Oaxaca (5.2), mientras que en Guerrero y Chiapas se reduce a la mitad. En las mujeres separadas, divorciadas o viudas el porcentaje se mantiene entre 2 y 3% en las tres entidades. En las solteras, se eleva de nuevo en Oaxaca, y también en Chiapas (5.4 y 4.3 respectivamente, comparado con un 8.6 máximo a nivel nacional).

En cuanto al marco legal y de incidencia gubernamental que pudiera brindar soporte a las mujeres, vale la pena destacar también que las tres entidades tienen municipios con alerta de violencia de género declarada. Chiapas y Guerrero legislan además la prohibición del matrimonio infantil y adolescente, sin embargo, Oaxaca no lo hace.

Por su parte la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2021, al desagregar la mayoría de sus indicadores por sexo, nos permite también acercarnos a diferentes violaciones a los derechos humanos que las mujeres están padeciendo; donde veremos que hay casos claros en lo que el género está determinando la comisión del delito.

La tasa de prevalencia delictiva[1] es más baja en el caso de mujeres que de hombres para las tres entidades, y las tres entidades presentan tasas generales de las más bajas a nivel nacional, de hecho Chiapas es la más baja.  Sin embargo, la misma fuente indica que al revisar la tasa de incidencia delictiva por tipo de delito por cada 1000 mil habitantes según sexo, tenemos que a nivel nacional en todos los tipos de delito la tasa es mayor para hombres que para mujeres, excepto en los delitos sexuales, donde la tasa para hombres es de 246, mientras que para las mujeres es de 3 140. Relación que evidencia cómo sigue siendo este ámbito de la vida, donde las mujeres padecemos de mayor inseguridad.

Visto según las entidades federativas, los delitos más recurrentes ocurridos a mujeres, según mencionaron las personas encuestadas fueron, por número de menciones: En Chiapas; robo o asalto en calle o transporte público, fraudes y amenazas verbales. En Guerrero: extorsión, fraude u “otros delitos distintos a los anteriores” entre los que se incluye: secuestro o secuestro exprés, delitos sexuales, tales como hostigamiento, manoseo, exhibicionismo, intento de violación y violación sexual. En Oaxaca: extorsión, robo o asalto en calle o transporte público y fraude.

En cuanto al vínculo con el delincuente, a nivel nacional, para las mujeres, dónde más alto es el porcentaje de delitos cometidos por conocidos en algún grado, es en el caso de amenazas verbales, y lesiones, seguido de robo a casa habitación y de “otros delitos”. El orden es el mismo para ambos sexos, pero las cifras no, pue mientras que para las mujeres se trata del valor relativo de: 80.7, 71.1 30 y 29 respectivamente. Para los hombres es de 61.8, 49.9. y 33. 2 para robo en casa habitación, y 31.1 otros delitos.

Viendo el daño causado por los delitos por estado, en el caso de Chiapas, hubo daño en 45.8% de los delitos ocurridos a mujeres, y en 40.2% para los hombres. Predominando para ambos sexos el daño económico (29.7 y 28. 5 respectivamente), seguido del psicológico que fue del doble en el caso de las mujeres (16.2 frente al 7.7 de los hombres). Por su parte en Oaxaca y Guerrero los casos de delitos en los que no hubo daño predominan en los hombres. Mientras que en Chiapas la cifra es solamente un poco más alta para los hombres en comparación con las mujeres.

Por último, en esta exploración, me gustaría agregar un ámbito espacial que es cada vez más habitado y frecuentado y que es el ciberespacio, puesto que también ahí se viven agresiones que es necesario atender. Si revisamos los resultados del módulo de ciberacoso que implementa el INEGI, tenemos para 2020 en las tres entidades que nos interesan los siguientes resultados:

Fuente: elaboración propia a partir de MOCIBA, 2020.

Las gráficas permiten ver claramente que este es un espacio donde las mujeres están mucho más expuestas a sufrir agresiones que los hombres, sobre todo cuando se trata de conductas de carácter sexual o que dañan a la persona en su integridad personal y psico-corporal.

En conclusión, para el sureste mexicano, en particular para Guerrero, Oaxaca y Chiapas, este 25 de noviembre habrá que pronunciarse y/ manifestarse de distintas formas por que las Alertas de Género realmente se traduzcan en mejores condiciones de no-violencia para las mujeres, por mayores condiciones de seguridad, por más oportunidades de trabajo digno, por políticas educativas que combatan los estereotipos machistas, por regulaciones eficaces en medios de comunicación para hacer frente a la reproducción simbólica de las violencias contra las mujeres, por una difusión masiva y popular de los delitos que pueden ser denunciados, por instancias más eficaces de atención a dichas denuncias, y por campañas de prevención de delito cibernéticos con enfoque de género, así como las reglamentaciones necesarias que hagan frente a esta realidad. Habrá que pronunciarse, igualmente por fomentar en todas las entidades federativas, la creación de atlas de género adecuados para las realidades específicas de cada entidad; donde, además de retomar las estadísticas nacionales, se pueda impulsar la creación de datos específicos provenientes de las instancias locales con enfoque de género o mínimamente con desagregación por sexo, tal como ya sucede en Chiapas, donde, a pesar de que el atlas no dispone de un geovisor tan dinámico como Chiapas y Oaxaca, sí se ha avanzado en esta generación específica de datos, así como en el compromiso de las propias instancias al contribuir a ello.

Los atlas de género permiten pues integrar, por medio del espacio, cientos de datos estadísticos provenientes de diferentes fuentes, organizándolos por temas que facilitan su búsqueda y otorgando además a la lectura de los mismos una dimensión territorial que a la vez puede servir de guía para la implementación de acciones y políticas diferenciadas y adecuadas a los diferentes contextos geográficos. Habrá que trabajar por tanto en su difusión, actualización y sobre todo utilización en favor de las mujeres y de un México que, sin perder su diversidad, sea cada vez más igualitario y justo.

*Colaboradora del ODEMCA, encargada del LACEM- CESMECA

[1] La tasa se calcula dividiendo el total de víctimas en la entidad federativa entre la población de 18 años y más residente en ésta, multiplicada por 100 000 habitantes.

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