El gobernador, ERA y Zoé

En los últimos meses se ha comentado con insistencia sobre la partida de Rutilio Escandón Cadenas como gobernador de Chiapas. Varias señales apuntan a esta posible salida: el fortalecimiento del grupo Tabasco, encabezado por su cuñado, Adán Augusto López Hernández, como secretario de Gobernación, y por su esposa Rosalinda, administradora general de Auditoría Fiscal del SAT, y la mala imagen y gestión de Manuel Bartlett en la Comisión Federal de Electricidad.

La pieza por colocar ante la posible caída de Bartlett sería precisamente la de Rutilio Escandón, quien preferiría comandar una paraestatal con presencia en todo el país, que continuar al frente del gobierno de Chiapas.

No es un enroque del todo favorable para el hoy gobernador, pero le significaría estar en el ánimo del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Su marcha sería un reconocimiento a su labor, de ninguna manera un castigo, como algunos quisieran ver por los problemas y enfrentamientos que se han suscitado en varias partes de Chiapas. Es más, si algunos grupos de presión demandan su salida, el presidente no invitaría al gobernador chiapaneco a asumir una posición federal, porque sería signo de debilidad política y de haber cedido a intereses particulares.

¿Realmente le conviene a Rutilio Escandón renunciar al gobierno de Chiapas? En principio no, porque significaría abandonar un presupuesto anual de casi cien mil millones de pesos, más las prestaciones de la caja chica y la posibilidad de insertar a sus seguidores en los diferentes niveles de gobierno; sin embargo, no podría rechazar una invitación del presidente de la República, y hasta es probable que pueda negociar algunas canonjías, como la de querer gobernar a la entidad a control remoto.

De marcharse, todo apunta que Eduardo Ramírez Aguilar ocuparía su lugar, enroque que despejaría el camino a Zoé Robledo, actual director del IMSS, en las elecciones de 2024 a la gubernatura de Chiapas, aunque podrían surgir algunos personajes políticos que podrían empañar el panorama.

Si al fin se marcha el gobernador chiapaneco no sería una sorpresa, más bien encajaría en la lógica del presidente López Obrador, quien ya ha reclutado a Adán Augusto López, quien era gobernador de Tabasco, y se ha propuesto incorporar a su gobierno a los mandatarios de Nayarit y de Sinaloa, cuando concluyan su encomienda.

Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto no ensayaron estos movimientos, pero hoy la política se mueve con otras fichas, intereses y presiones. Es posible, por eso mismo, que estemos viendo los días finales del mandato de Rutilio Escandón, quien desde la mirada de los políticos echadores de suertes, no caería para abajo, sino para arriba.

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