Gatopardismo
Manuel Ignacio Martínez Espinoza[1]
La validez de un cambio estriba en su capacidad para modificar sustancialmente las condiciones que lo invocaron.
El pasado 5 de agosto de 2021, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) presentó a la opinión pública los resultados de la medición de pobreza en México para el año 2020 y la adecuación para el año 2018.
Según el CONEVAL, el porcentaje de la población en situación de pobreza aumentó dos puntos porcentuales al pasar del 41.9% en 2018 al 43.9% en 2020; en términos reales, ello significó que la pobreza se registró en 3.8 millones de personas. Es decir, como si toda la población de Tabasco (2.4 millones) y de Aguascalientes (1.4 millones) se hubiese vuelto pobre en solo dos años.
La población con ingresos inferiores a la línea de pobreza extrema por ingresos se incrementó en 4.6 millones de personas mientras que la población con ingreso inferior a la línea de pobreza por ingresos aumentó en 5.1 millones de personas. Pero acaso el indicador más alarmante se presentó en la carencia por acceso a los servicios de salud, pues entre 2018 y 2020 se incrementó en 15.6 millones de personas: ¡el 12.3 de la población mexicana contabilizada en 2020!
Las causas de esta catástrofe pueden encontrarse principalmente en los estragos provocados por la pandemia por el virus SARS-CoV-2 (COVID-19), pero sobre todo en la gestión del gobierno federal de México pues fue de los que menos invirtieron en medidas contra los impactos sanitarios, económicos y sociales de la pandemia: según el Fondo Monetario Internacional, el gobierno mexicano erogó un gasto público correspondiente al 0.7% de su PIB durante el 2020 para enfrentar la pandemia, cifra que queda muy lejos del 3.8% erogado en Argentina, del 4.1% en Colombia, del 8.2% en Chile y del 8.3% en Brasil.
Pero el fenómeno va más allá que los últimos dos años. Si se amplía la medición de la pobreza por ingresos a tres décadas tenemos que de 1989 a 2020 se pasó de 44.7 a 66.9 millones de pobres; es decir, en 31 años hubo un aumento de 22.2 millones de personas que no pueden adquirir lo suficiente para subsistir. Enfocado de otra forma, tenemos que desde hace tres décadas setecientos mil personas se vuelven pobres cada año en México.
En ese periodo también ocurrió en el país un incremento exponencial del gasto social, llegando a significar cifras por arriba del 10% del PIB a partir de 2008 y sin descender desde entonces. ¿A qué se debe que el gasto social en México ha sido ineficaz para contener la pobreza? A que ha sido ejercido en una política social deficiente.
La política social en México se edificó sojuzgada al modelo económico, se estructuró a partir de la condición laboral y se pensó como instrumento de legitimidad del régimen político. Por lo tanto, la política social en México:
-Se ha pensado como paliativo de las consecuencias negativas de la política económica;
-No ha sido universal sino que ha estado condicionada a la formalidad laboral y la condición económica de las personas;
-Ha tenido una estructura dual, segmentada y estratificada que malversa los recursos para el bienestar social;
-Ha implementado programas sociales numerosos, duplicados, descoordinados, opacos, presupuestados sin criterios de eficiencia, y desvinculados del universalismo, los derechos sociales y el ámbito laboral;
-Ha operado en entidades federativas que tienen una desigual y, en su mayoría, deficiente capacidad institucional;
Como es de suponerse, en este régimen de política social hay grandes grupos de población que son los más vulnerables en sus derechos sociales: los pueblos indígenas, las mujeres, las niñas, los niños y los adolescentes. Según la última medición, son pobres 76 de cada 100 hablantes de lengua indígena, 56 de cada 100 habitantes del ámbito rural, 52 de cada 100 menores de 18 años y 44 de cada 100 mujeres. Las múltiples exclusiones se concentran de forma aguda: 83 de cada 100 mujeres hablantes de lengua indígena en el ámbito rural fueron consideradas pobres.
Aunque es una condición atribuible a múltiples factores, la pobreza es uno de los ámbitos de atención de los Estados, para lo cual cuentan con legislaciones, estrategias, instituciones y recursos especializados; aquello que se conoce como política social y que, cuando es pertinente, ha coadyuvado a contener la pobreza.
Pero la política social del Estado mexicano ha sido un fracaso rotundo e inapelable desde la década de 1970. Y aunque no es el causante, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador tiene gran responsabilidad en el incremento de la pobreza entre 2018 y 2020, pues además de su deficiente intervención durante la pandemia, ha sido incapaz de liderar una gestión pública que atienda las falencias históricas de la política social en México.
El gobierno federal 2018-2024 prometió implementar en México una Cuarta Transformación de la vida pública (4T) donde un principio de gobierno sería dar prioridad a los pobres, pero estos dos años han sido de los periodos donde mayor aumento se ha registrado de la pobreza en los últimos 30 años.
La transformación aún no revierte la tendencia de que la mayoría de la población del país es pobre. El cambio ha sido que, todavía, no cambia nada sobre la pobreza en México.
Por eso, es urgente seguir observando.
[1].- Miembro del Observatorio de las Democracias: Sur de México y Centroamérica (ODEMCA). Catedrático CONACYT comisionado al Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica (CESMECA). Correo: manuel.martinez@unicach.mx
No comments yet.