De Haití a Tapachula: el éxodo de migrantes haitianos en busca de refugio

Migrantes de Haití en Tapachula. Foto: ODEMECA

Por Daniel Villafuerte Solís

Haití, con cerca de 11.3 millones de habitantes, es uno de los países más pobres del mundo. En 2020, de acuerdo con estimaciones del Banco Mundial[i], alrededor de 60 por ciento de su población se encontraba en condiciones de pobreza; con un ingreso per cápita 1 150 dólares y un índice de desarrollo humano de los más bajos del planeta al ocupar el lugar 170 entre 189 países; además, acusa una profunda desigualdad -expresado en un índice de Gini de 0.61- esto se traduce en que 64 por ciento del ingreso se concentra en el 20 por ciento más rico de la población, mientras que el 20 por ciento más pobre únicamente solo tiene 2 por ciento del ingreso. En el marco de la pandemia de la COVID-19 su economía cayó en -3.8 por ciento y exacerbó la inestabilidad política.

Además de los graves problemas de desnutrición infantil y de diversas enfermedades infecciosas como el cólera y el VIH-Sida, la población está expuesta a fenómenos naturales como huracanes, inundaciones, terremotos. Por ejemplo, el huracán Matthew (2016) tuvo impactos económicos equivalentes al 35 por ciento del PIB de 2015, y el terremoto de 2010 causó la muerte de 250 mil personas con un impacto económico equivalente a 120 por ciento del PIB del país[ii].

Este país, el tercer mayor de las Antillas, después de Cuba y República Dominicana, ha padecido el colonialismo español y francés, así como 19 años de invasión de Estados Unidos (1915-1934). En esta historia, Haití registra 29 años de dictadura de los Duvalier (François Duvalier [Papa Doc], 1957/1971, que incluye el periodo como presidente vitalicio de 1964 a 1971; Jean-Claude Duvalier [Baby Doc], 1971/1986). Este periodo de los Duvalier es caracterizado por Gérard Pierre-Charles de la siguiente manera: “el régimen de los Duvalier extremó esta situación de opresión con un saldo de 30 mil muertos, un millón de exiliados políticos y económicos, y el saqueo de la economía del país, transformado hoy en el más pobre del continente”[iii].

En 1991 se produce un golpe de Estado en contra del presidente Aristide que había ganado las elecciones meses atrás, en un ejercicio considerado como el más democrático en la historia del país. Entre otras cosas, este golpe provocó importantes flujos migratorios, en este contexto, como ya es costumbre, Estados Unidos siente amenazada su seguridad nacional “por el flujo de balseros (boat people) procedente de un país negro y el más pobre del continente”[iv].

La “encrucijada catastrófica” de la que habla Eduardo Grüner[v] se repite: el asesinato del presidente Jovenel Moïse, el 7 de julio de este año, muestra lo que decía Pierre-Charles: “el ‘derecho a la injerencia’ se eleva como un nuevo dogma, que prolonga las tesis obsoletas del pasado sobre la misión histórica del hombre blanco”[vi].

El asesinato del presidente haitiano hace volver la vista a lo que ocurre en esa isla compartida con República Dominicana, donde se estima viven sin reconocimiento alrededor de medio millón de haitianos. Ambos países los divide una frontera de aproximadamente 380 kilómetros, con cuatro pasos fronterizos, siendo el más importante el de Malpasse, por donde transita más del 50 por ciento de los intercambios.

Se ha dicho que “no está claro quién puede ser responsable del asesinato del presidente”[vii]. Sin embargo, todo apunta a que hubo participación de Estados Unidos y Colombia. En sus primeras declaraciones, Martine Moïse, esposa del presidente asesinado, indicó: «Ustedes saben en contra de quien estaba luchando el presidente. Enviaron mercenarios para asesinar al presidente en casa, con toda su familia, porque quería carreteras, agua, elecciones y el referéndum al final del año»[viii].

De las investigaciones realizadas por la policía haitiana se supo que fueron detenidas 19 personas del supuesto comando que asesinó el presidente. De estos, “17 son colombianos y dos son estadounidenses de origen haitiano[ix]. Además, el general Jorge Luis Vargas Valencia, director de la Policía Nacional, señaló que “al menos 15 de ellos tenían entrenamiento en armas sofisticadas y capacitación en labores de inteligencia porque ‘habían pertenecido al Ejército Nacional’ de Colombia”[x].

Conforme pasaron los días, las noticias sobre el magnicidio se fueron diluyendo al grado que, al comenzar el mes de agosto, prácticamente los medios no mencionan el caso. Esto es un indicador de que Haití se le sigue considerando con una visión colonialista, la Casa Blanca envió un grupo del FBI para investigar lo que ocurrió, pero de seguro pasará a la historia como un incidente más.

Luego del asesinato, la ONU consideró que ese país vive su peor crisis humanitaria donde “al menos 1.5 millones de niños necesitan ayuda urgente para sobrevivir en un entorno de carencias y violencia creciente”[xi].

Estas condiciones han exacerbado el éxodo de miles de haitianos, ya no sólo hacia el país vecino, República Dominicana, sino hacia otros países. Uno de los destinos recientes es México, teniendo como punto de entrada Tapachula, Chiapas. La estadística muestra un ascenso en las solicitudes de refugio: en 2019 la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) registró 5 539; en 2020 aumentó a 5 948; y en los primeros 7 meses de 2021 (enero-julio) se registró la cifra récord de 13 255 solicitudes[xii]. Esto significa que en un mes (julio) se registró un incremento de 42 por ciento, lo que se correlaciona con la violencia en país caribeño.

Tapachula se ha convertido en un espacio de llegada de miles de haitianos que buscan ser reconocidos como refugiados. Esto ha provocado serias dificultades para dar respuesta por parte de la COMAR, en una entrevista a uno de los funcionarios nos confió que “probablemente va a seguir el flujo de haitianos, en estos últimos meses nos han llegado bastantes haitianos y si sigue así no va a cambiar mucho el flujo constante, lo mismo con los centroamericanos, que históricamente son los que más migran y solicitan la condición de refugiado en México” (26/11/2019).

Nuestro entrevistado refiere los problemas que enfrenta la institución, una de ellas es la barrera del idioma:

En el caso de los haitianos se tuvo que hacer una división, no como un tema de discriminación, sino más apegado a las necesidades de cada grupo. En este caso, la entrevista al inglés y francés está a cargo de un compañero traductor, hay otro compañero que está a cargo de las entrevistas para aquellos haitianos que hablen y entiendan bien el español, porque hay varios que si entienden y la hablan porque ya estuvieron viviendo en Chile, en Colombia o argentina y ya manejan bien el español y ahí hay otro compañero que ya los atiende (entrevista, 26/11/2019).

El magnicidio vendrá a acelerar el éxodo que se verá reflejado en una mayor presencia de haitianos en Tapachula. Por su parte, los defensores de migrantes consideran la percepción de la población local es que la “violencia empezó a aumentar por culpa de los migrantes” (entrevista, 22/11/2019), es decir, comienza a construirse un discurso antiinmigrante, a criminalizar a los migrantes.

Mientras los migrantes haitianos aguardan la resolución de la COMAR para ser o no ser reconocidos como refugiados, tratan de sobrevivir: los hombres se abocan al comercio (venta de accesorios para teléfonos celulares, equipos de sonido, agua, refrescos) también están vinculados a la rama de la construcción como peones. Las mujeres ocupan algunas calles de la ciudad de Tapachula, hacen “rastas” en el parque central con un costo que va de 50 a 200 pesos, dependiendo del modelo; otras opciones laborales de las haitianas son el trabajo en cocinas, lavando platos y ayudando a actividad para elaborar alimentos.

Todos los días, en torno al edificio principal de la COMAR hacen fila haitianos, cubanos, africanos y centroamericanos para realizar trámites. El paisaje humano cada vez se hace normal, muchos llevan más de 6 meses en Tapachula a la espera de la respuesta de las autoridades, mientras trabajan en lo que sea para sobrevivir. La historia segu

[i][i] The World Bank In Haiti, 2021. Haiti is extremely vulnerable to natural disasters with more than 90 percent of the population at risk. Hurricane Matthew battered the south of Haiti on October 4, 2016, which was the most devastating disaster since the 2010 earthquake.

[ii] Ibid.

[iii] Pierre- Charles, Gérar. (2020). Pese a todo la utopía. Buenos Aires: CLACSO, p.42.

[iv] Pierre- Charles, Gérar. (2020). Pese a todo la utopía. Buenos Aires: CLACSO, p.31

[v] Grüner, Eduardo (2020). Estudio preliminar, en Pierre- Charles, Gérar. (2020). Pese a todo la utopía. Buenos Aires: CLACSO, p.25

[vi] Pierre- Charles, Gérar. (2020), op cit., p.32.

[vii] Asmannes, Parker (7 de julio, 2021). “Presidente de Haití asesinado en Puerto Príncipe”. En:https://es.insightcrime.org/noticias/presidente-haiti-asesinado-puerto-principe/

[viii] RT, 10 de julio de 2021. En: https://actualidad.rt.com/actualidad/397452-jovenel-moise-viuda-declaracion-referendum

[ix] RT, 9 de julio de 2021. En: https://actualidad.rt.com/actualidad/397407-haiti-solicitar-eeuu-tropas-infraestructura

[x] RT, 9 de julio de 2021. En: https://actualidad.rt.com/actualidad/397394-casos-latinoamerica-involucran-mercenarios-colombianos

[xi] ONU Noticias, en: https://news.un.org/es/story/2021/07/1494192

[xii] https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/659094/Cierre_Julio-2021__1-Agosto-2021_.pdf

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