Alaíde Foppa y sus aportes a la investigación feminista
Las revistas feministas son fuente inagotable de información sobre los estudios que intentan comprender ampliamente las causas de la opresión, así como la situación de las mujeres en diferentes campos y situaciones. A través de un archivo familiar, resguardado de manera cuidadosa, he podido revisar algunos artículos publicados en de la revista Fem, que muestran información relevante sobre la historia de los feminismos en México.
Fem fue una de las revistas feministas más conocidas de los años ochenta y noventa en México (s. XX), en la que participaron Alaíde Foppa, Marta Lamas, Lourdes Arizpe, Teresita de Barbieri, Eli Bartra, Mary Goldsmith, Walda Barrios, entre otras escritoras, antropólogas, historiadoras, sociólogas y pensadoras destacadas, así como distintos grupos de mujeres y colectivas diversas.
Uno de mis intereses de investigación en los últimos años ha sido recuperar la vida y los aportes de las mujeres a las Ciencias Sociales en Chiapas y en Centroamérica. El trabajo de Alaíde Foppa, escritora, poeta y creadora, quien vivió gran parte de su vida en Guatemala, es un referente relevante. El 1980, Alaíde Foppa viajó desde México a Guatemala donde fue detenida, secuestrada y luego desaparecida. Hasta el momento actual, su caso aún no ha sido esclarecido.
Al buscar los textos de Alaíde Foppa en la Revista Fem, encontré varios artículos que ilustran sus intereses de la época. En el artículo “¿Qué cuestionan las mujeres de Cuestión?” (1988), Alaíde se preguntó sobre la importancia de los periódicos de mujeres. Una interrogante de Alaíde era si las mujeres escriben mejor que los hombres o si son más valientes, más libres, más veraces o más independientes. ¿“Ser mujer” es sinónimo de todas estas expresiones?
Alaíde fue crítica con el esencialismo de “ser mujer” y así dijo:
“ni constituyen una república aparte en el mundo de las letras, las artes o la ciencia. Lo que sabemos es que las mujeres padecen más que los hombres la injusticia de las leyes y las costumbres (sin excluir que otros sectores sufren injusticias), y por lo tanto tiene razón de ser la lucha: esa lucha que se llama feminismo y que no es simplemente la promoción de la mujer, como lo piden las revistas femeninas” (1988, p. 83).
Algo remarcable de este artículo es la crítica que Foppa hizo al periódico Cuestión que se vanagloriaba de ser escrito por mujeres, amadrinado por Margarita López Portillo, hermana de quien era presidente de México en ese momento. Ni “mujer”, ni “femenino”” es igual a feminista y Alaíde lo tenía muy claro. En el mismo artículo explicó:
Las feministas, en cambio, no creemos que todo lo que hacen las mujeres esté bien hecho y todo lo que hacen los hombres esté mal hecho. El feminismo no es – como piensan algunos – una batalla en contra de los hombres (sólo lo asumen así algunos grupos reaccionarios); lo que es a veces contra algunos hombres y siempre contra la conducta de la mayoría de los hombres y, finalmente, en favor también de los hombres mismos (1988, p. 84).
Alaíde planteó que el papel de las mujeres no debería de “ser el de actuar siempre en ayuda y apoyo del hombre”, aunque a veces los hombres parezcan “desvalidos, pero nadie puede negar que el mundo en que vivimos está regido por una compacta solidaridad masculina y patriarcal”.
Foppa también se preocupó por poner en el centro de las discusiones la noción de clase, categoría muy importante para analizar la desigualdad, que ya he abordado en otros artículos, y que no debe de ser tomada a la ligera en un mundo en el que están ocurriendo grandes eventos con una dimensión política dramática como esta terrible pandemia del coronavirus.
Releer los textos que Alaíde Foppa escribió constituye un ejercicio de recuperación de la memoria feminista en México y sus aportes a la investigación feminista en Chiapas y Centroamérica son inconmensurables.
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