El camino del fuego, la obra magistral sobre la caída de Tenochtitlan, de Celia del Palacio
El camino del fuego, de Celia del Palacio Montiel, es una novela magistral y apasionante sobre la conquista, muy recomendable en estas fechas para evocar la caída de la gran Tenochtitlan.
En ese reto del “así pudo haber sido”, la autora narra los hechos desde los ojos asombrados de Xtaaku, una princesa y sacerdotisa totonaca, quien al ser casada con un soldado español, se incorpora a ese pueblo en movimiento, crisol de lenguas y de culturas, que marcha con Hernán Cortés para derrotar a los mexicas.
Desde el mar, la larga caravana asciende al altiplano. Recibe, en ese trayecto serpenteado, regalos costosos que alimentaban la codicia de los conquistadores, pero que en realidad buscaban hacerlos desistir de sus propósitos:
“Aquellos embajadores y aquellos regalos de Moctezuma, cada vez más espléndidos, querían detener la caravana, amedrentarla: ‘¿No ves acaso mi poder? ¿No concibes mis riquezas? Nada que tú puedas darme podrá igualar mis suntuosos regalos. Piensa bien con quién vas a enfrentarte. ¡Ay de ti si sigues adelante!” (p. 156).
A través de Xtaaku, quien es bautizada por un sacerdote español como Magdalena, sabemos de los conflictos internos de los conquistadores, de sus habilidades para armar alianzas y de la crueldad de la que eran capaces con sus arcabuces que vomitaban fuego y muerte.
En esa narrativa envolvente, descubrimos a Moctezuma y vislumbramos, con el lamento de Xtaaku, la fatalidad del antiguo habitante ante el surgimiento de una nueva sociedad.
La autora no enjuicia ese encuentro violento entre unos hábiles conquistadores y unos gobernantes locales, víctimas de sus profecías y de sus dioses. Se limita a narrar, a transmitirnos emociones, dudas, bajezas y heroicidades.
Celia del Palacio es de nuestras grandes escritoras mexicanas; una autora imprescindible para entender diversos pasajes históricos, la mayoría fincados en el siglo XIX, pero que en esta ocasión se ubican en 1521.
Con genialidad, la novelista nos convence de cómo pudo haber sido aquel derrumbe de culturas, aquel choque que hizo trastabillar y caer a Moctezuma, el poderoso gobernante mexica.
La también autora de Leona arma el relato desde la complejidad de ser mujer. Los libros y novelas se han limitado a la Malinche, pero era necesario rescatar otras vidas, porque ya no es posible comprender los episodios históricos sin la participación de la mujer como traductora, enfermera y combatiente.
El camino del fuego visibiliza la participación de la mujer en ese paisaje con actos cotidianos llegados a los españoles en forma de consejos sensatos para enfrentarse a los mexicas, para no caer en sus trampas, para acordar una buena negociación, incluso para salvarlos de la muerte.
Xtaaku no es nuestra contemporánea, tampoco es mestiza, ni española, es una totonaca; el reto fue armarla con sus sueños y sus amores, con la profundidad de haber sido mujer en ese acontecimiento en donde han sido repetidamente ignoradas. La protagonista, es el eslabón entre el viejo y el mundo nuevo, cruel y devastador.
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