Los normalistas de Chiapas ¿hay futuro?
Son ya varios días de protesta de los estudiantes normalistas de la Normal Rural Mactumactzá en Chiapas. Los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad pública son ya constantes y escalando. Incluso el mismo día de las elecciones, temprano los normalistas dijeron que, si el gobierno no les cumple, continuarán las manifestaciones.
Todo comenzó con la demanda normalista de que el examen de admisión a la Mactumactzá se realizará de forma presencial por la falta de acceso a las tecnologías en las comunidades de origen. Ello llevó a la protesta y el posterior encarcelamiento de 93 estudiantes. La protesta sigue porque los normalistas piden la liberación de sus 19 compañeros que todavía continúan recluidos en el penal “El Amate” de Cintalapa.
Esta protesta normalista ocurre en el marco de la coyuntura del proceso electoral 2021 y también en un año de restricción presupuestaria sin precedente para las normales del país. En el presupuesto federal de este año, el recorte es del 80 por ciento.
Si nos circunscribimos a la situación presupuestaria; todo indica -por el momento- que ni el gobierno del estado ni el federal cederán ante lo que ya parece inminente: el cierre de la Normal Rural Mactumactzá. Incluso, el presidente López Obrador afirma que habrá diálogo con los normalistas, pero que no acepta cacicazgos en “ningún lugar, sindicato o universidad”.
El conflicto entre las autoridades y generaciones de estudiantes normalistas es irreconciliable. Mientras los estudiantes -y sus familias- ven a estudiar en la escuela Normal Rural Mactumactzá la posibilidad de dejar atrás la pobreza; las sucesivas administraciones del gobierno estatal ven a las protestas como un desafío a la autoridad gubernamental.
Mientras tanto, la ciudadanía de la capital chiapaneca sufre los inconvenientes de los bloqueos, las marchas normalistas y los frecuentes choques entre los estudiantes y las fuerzas de seguridad pública.
Muchos ciudadanos se dicen hartos de la situación y -sobre todo- casi siempre que hay bloqueos o grandes manifestaciones, especialmente de los normalistas o el magisterio estatal, hay un desplegado de los empresarios y comerciales tuxtlecos, respaldando o pidiendo el establecimiento del “estado de derecho”.
Ante los hechos, a todos en Chiapas les falta empatía para entender la situación. A los estudiantes por entender la molestia de los citadinos; a los ciudadanos por comprender que el acceso a la educación es un derecho y que los más vulnerables se aferran a la única posibilidad que tienen de salir de la pobreza y; por supuesto, también a los funcionarios de gobierno que ven la insurgencia normalista como un desafío al gobierno establecido.
El método normalista es parecido al método de lucha de la CNTE y no ha cambiado. Este método es la como un círculo vicioso que se repite, se cierra y se abre de nuevo: bloqueo-negociación, bloqueo-negociación.
Esa estrategia de lucha ¿ya dio todo de si? Por lo menos a los ojos de la ciudadanía chiapaneca parece que esa es la realidad. A todos molesta.
La pregunta es si los normalistas e incluso el magisterio está dispuesto a abandonar ese tipo de lucha y encontrar otro método que no moleste a los ciudadanos. La respuesta parece también que es obvia: no están dispuestos.
Pero lo de fondo es preguntarse ¿por qué los normalistas y el magisterio protestan tanto?
Se sataniza a los normalistas, se acusa al magisterio. Pero poco se habla de la responsabilidad que tiene el gobierno del estado en ofrecer alternativas de desarrollo a los chiapanecos, para que sus sectores sociales más desfavorecidos no vean al acceso a una plaza magisterial casi como la única opción para salir de la pobreza extrema.
Ese debería de ser el debate de fondo; ¿Dónde están las opciones para un acceso al trabajo y a una vida digna en Chiapas?
¿Cómo un gobierno estatal con sucesivas administraciones que no pueden romper con el “chapulinismo” político, sería capaz de ofrecer alternativas de desarrollo a los ciudadanos más pobres del estado?
Los chiapanecos deberíamos encontrar la fórmula para generar un espacio en donde se debata el verdadero problema que se manifiesta en el ciclo perverso del “bloqueo-negociación” de la CNTE y de los normalistas: la falta de un futuro mejor para los jóvenes chiapanecos.
Digo a los chiapanecos, porque los directamente involucrados, no logran dejar atrás las diferencias.
A la CNTE y a los normalistas les falta abrirse al diálogo con la sociedad. Que debería centrarse en la necesaria calidad educativa de la que se carece en Chiapas.
Muchos de los que se dicen educadores y críticos de la educación, están callados ante la represión de los normalistas.
La iniciativa privada fomenta el clasismo con sus desplegados y se le olvida que la represión es la génesis para la formación de gobiernos autoritarios
A los sucesivos gobiernos estatales -incluido el actual por más que se diga que es de izquierda- les ha faltado voluntad para transformar nuestra realidad. No pueden o no quieren, o las dos cosas.
Los ciudadanos nos indignamos; pero la falta de empatía con el más vulnerable debería erradicarse porque habría que recordar que lo que verdaderamente deseamos es un gobierno verdaderamente efectivo y la realidad es que no lo tenemos.
Por eso en el estado se produce y se reproduce cualquier tipo de protesta.
¿Habrá otro futuro para los normalistas? o, mejor dicho: ¿el gobierno local, que futuro le garantiza a la juventud más vulnerable?
Correo: geracouti@hotmail.com
Twitter: @GerardoCoutino
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