Cuatro caciques municipales
Las elecciones de este año han consolidado el poder político local en al menos cuatro municipios. Altamirano, Tila, La Concordia y San Fernando se distinguen por la presencia de familias caciquiles que se han afianzado en el poder. La presencia política ha marchado al parejo con la acumulación de más poder económico, que se refleja con la multiplicación de constructoras, tiendas de materiales y establecimientos comerciales.
En La Concordia, Miguel Ángel Córdova Ochoa se ha alzado como el cacique del pueblo, que ha navegado en todos los barcos que le ha brindado el peculiar sistema político.
Originario de San Cristóbal de Las Casas, en donde nació en 1964, llegó a La Concordia en los noventa para ejercer como profesor de telesecundaria, después de haber estudiado la Normal Superior con especialidad en Ciencias Naturales.
En el 2002, contendió por la presidencia municipal de La Concordia y ganó. En 2004, se convirtió en diputado plurinominal; en 2009, fue nombrado presidente del partido Verde en el estado. En 2015, dirigió Chiapas Unido, partido del que fue diputado plurinominal de 2018 a 2021, y con el cual logró imponer a su hijo Miguel Córdova García como presidente municipal, a quien sustituirá, pero ahora con la bendición del desaparecido PES.
En San Fernando, Juan Antonio Castillejos ha construido un poder local que nadie se lo ha disputado a lo largo de este siglo. En estas elecciones ganó por cuarta ocasión el derecho de gobernar su pueblo. Primero lo hizo con el PAN y en las tres últimas elecciones con el Verde, partido por el que fue presidenta también su hermana Carmen en 2012 y que gestiona Hilda, otra de sus hermanas. Su poder político abarca tiendas, como Abarrotes Castillejos, que se han multiplicado por todo el municipio.
Juan Antonio Castillejos se hizo célebre en 2008 en un video cuando, como diputado local, reclamó a sus compañeros legisladores por haberse quedado con unas comisiones. “Ustedes negociaron; a ustedes les quedó la paga, vergas”, les decía, y los retaba a trenzarse a golpes. No fue su tumba política. Sobrevivió al escándalo.
En Altamirano, la familia Pinto Roque ha controlado el poder local en los últimos 15 años. Roberto Pinto Kánter, quien ha sido presidente municipal en dos ocasiones, cederá la alcaldía a su esposa Gabriela Roque Tipacamú. Sus hermanos Amílkar y Armando, ya gobernaron este municipio.
Alejado de reflectores, por vivir en uno de los municipios más apartados, Límber Gregorio Gutiérrez Gómez ha construido en Tila un pequeño imperio, al cual ha gobernado desde 2008. A partir de octubre iniciará su cuarto mandato, sin contrapesos que entorpezcan su gestión.
Hay otras familias que han controlado el poder político y económico en varios municipios. Yajalón, por ejemplo, ha sido territorio de los Pinto; Catazajá, de los Damas; Ixtapa, de los Aguilar, y Tumbalá, de los Ramos.
Algunos grupos de poder local perdieron en estas elecciones la presidencia de sus municipios, pero se reagruparán en torno a nuevos emblemas políticos para estar de regreso, seguramente, en los comicios de 2024.
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