Lázaro Cárdenas o la complejidad del sistema político mexicano

El General Lázaro Cárdenas del Río fue Presidente de México en el período que va de 1934 a 1940. De hecho, con él se inauguran los sexenios presidenciales en México, alargando lo que fue una gestión de cuatro años, una vez iniciados los gobiernos de la Revolución Mexicana. Lázaro Cárdenas nació en Jiquilpan, Michoacán, el 21 de mayo de 1895. Fue. Como lo definió Ricardo Pérez Monfort (2017), “un mexicano del siglo XX”. Así que el pasado 21 de mayo, se cumplieron 126 años de la fecha del natalicio de Lázaro Cárdenas. Tanto el momento en que nació a finales del siglo XIX, con un Porfirio Díaz afianzándose en el poder, usando gobiernos títeres como el de su compadre Manuel González (1880-1884), como en el siglo XX, Cárdenas vivió momentos definitorios de la historia de México además de ser contemporáneo de sucesos mundiales tan importantes como la llamada Guerra Civil en España (golpe de Estado del General Francisco Franco en contra de la República) iniciada el 17 de julio de 1936 y finalizada el 1 de abril de 1939 o la Segunda Guerra Mundial que se prolongó desde el 1 de septiembre de 1939 hasta el 2 de septiembre de 1945. En efecto, Lázaro Cárdenas se erigió como un estadista, aprovechando las coyunturas internacionales y nacionales para llevar a cabo transformaciones tan radicales como la aplicación de la Reforma Agraria (demanda central de la Revolución Mexicana), la creación del Instituto Politécnico Nacional (IPN) como una institución de educación superior para los hijos de campesinos, obreros y clases medias bajas, además de dos acciones que fueron el sello de su luminoso sexenio: la solidaridad con los republicanos españoles y la expropiación petrolera (18 de marzo, 1938) que permitió la fundación de PEMEX el 7 de junio de 1938. Igualmente en importancia fue la celebración del Primer Congreso Indigenista Interamericano en la Ciudad de Pátzcuaro, Michoacán, en los días finales del sexenio cardenista: del 14 al 24 de abril de 1940. El período de Gobierno de Cárdenas vio nacer a la “Educación Socialista” que fue eliminada no bien el General entregaba el poder a su sucesor, el también General Manuel Ávila Camacho, compañero de armas de Cárdenas, Secretario de la Defensa Nacional en el sexenio cardenista y miembro de una de las oligarquías más longevas en la historia del siglo XX mexicano, en el estado de Puebla.

Además de un hecho tan inesperado como lo fue la llegada a la Presidencia de la República de Manuel Ávila Camacho, en el sexenio del General Cárdenas se dio entrada al Instituto Lingüístico de Verano, una organización de penetración ideológica a favor del gobierno de los Estado Unidos, que se hizo pasar por una institución científica que se asoció a las políticas indigenistas de asimilación llevadas a cabo en México y en la mayoría de países de América Latina. Ambos sucesos se conjugaron en un tiempo mexicano en el que la derecha del país resurgió con gran fuerza. Es posible relacionar ese hecho con la segunda guerra mundial promovida por ese oscuro personaje que fue Adolfo Hitler, uno de los dictadores más sanguinarios de los que han pasado por el mundo. Hitler, desde Alemania, alentó a los grupos de extrema derecha y al fascismo, siendo vital el apoyo militar que prestó a Francisco Franco para derrotar a la República Española. Nada fácil para un gobierno como el de Cárdenas aquellas coyunturas internacionales, con un José Stalin en el poder en lo que fue la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas y un Wiston Churchill como el amo político de Inglaterra. Es una hazaña de ese estadista que fue Lázaro Cárdenas lograr la  expropiación petrolera y ofrecer solidaridad a los republicanos españoles, salvando la vida a cientos de miles de personas con la asistencia de otra figura esencial en ese momento: Gilberto Bosques. Pero con lo que no pudo Lázaro Cárdenas fue con la fuerza de una derecha interna. En efecto, el 23 de mayo de 1937, se fundó en la ciudad de León, en El Bajío guanajuatense, la Unión Nacional Sinarquista, al frente de la cual estuvo lo más granado de la derecha extrema de México en aquellos días: Juan Ignacio Padilla, Salvador Abascal, Miguel Zermeño Pérez, José Antonio Urquiza, José Trueba Olivares y el fascista alemán Helmuth Oskar Schreiter. En 1940, la Unión Nacional Sinarquista alcanzó los 200,000 afiliados (Pérez Monfort, 2017, página 342). La Unión Nacional Sinarquista (UNS) respondió al proyecto de la derecha fascista mexicana, de terminar con la Reforma Agraria cardenista además de suprimir la educación socialista, palabra esta última que los asustaba en extremo, dando la razón a aquellos renglones que dicen: “Un fantasma recorre a Europa: el fantasma del comunismo”. A ese proyecto del sinarquismo obedeció la fundación de la primera Universidad Privada de México y quizá de América Latina: La Universidad Autónoma de Guadalajara, la UAG-Tecos), en Jalisco. A este contexto internacional agreguemos la alianza que estableció Franco con los Estados Unidos, cediendo territorio español para que los norteamericanos construyeran sus bases militares, con el pretexto de “cuidar a Europa”. Además, otra ala de la derecha mexicana, se agrupó en el Partido Acción Nacional (PAN), fundado por Manuel Gómez Morín, Efraín González Luna, Gustavo Molina Font y Jesús Guiza y Acevedo, todos empresarios cercanos al clero católico en su ala más conservadora. En este complejo escenario, Lázaro Cárdenas tenía a dos candidatos para la sucesión presidencial: El General Francisco J. Mújica, hombre de izquierdas “dentro de la Revolución Mexicana” como diría años después Adolfo López Mateos, y el General Manuel Ávila Camacho, personaje de derechas, compañero de armas del General Cárdenas. ¿A este complejo escenario responde la llegada al poder de Manuel Ávila Camacho, y con él, la derecha mexicana? Sugiero para la reflexión a esta pregunta leer a Ricardo Pérez Monfort, “El resurgimiento de las derechas mexicanas y la sucesión presidencial de 1940” en el libro del mismo autor, Lázaro Cárdenas. Un mexicano del siglo XX, ( Penguin Random House, DEBATE, Tomo I, 2017,páginas 342 a 374.

Lo cierto es que con la llegada de Ávila Camacho, la derecha mexicana inició el desmonte de la Revolución Mexicana. Es importante la reflexión de aquel período luminoso de México, en que una personalidad como la de Lázaro Cárdenas gobernó al país, sujetándose a los ideales de la primera revolución social del Siglo XX, la mexicana, que alentó la Reforma Agraria, la lucha antimperialista, el combate a la pobreza y a la desigualdad, el apoyo a las causas populares de México y el mundo, la solidaridad internacional con los pueblos en lucha, y la verticalidad nacionalista que distinguió a su gobierno.

Ajijic, Ribera del Lago de Chapala. A 23 de mayo, 2021.

P.D. Sugiero, de nuevo, la lectura del libro de Ricardo Pérez Monfort ya mencionado en el texto. De Pablo Serrano Álvarez, La batalla del espíritu. El movimiento sinarquista en el Bajío (1932-1951). No está de más revisar la obra magna de Alfonso Taracena, La revolución desvirtuada. Tomos I al VII,  México, Costa Amic, 1967-1971. Si les queda tiempo, amable lector, sugiero también leer: Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Cárdenas por Cárdenas, México, Penguin Random House (Colección DEBATE), México, 2016.     

 

 

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