¡Cállate, papá!: Futbol y parentesco
Luis Cantarero nos ofrece un nuevo libro con el futbol como telón de fondo para analizar relaciones entre parientes. El autor, amigo muy estimado, me envío el libro desde España, editado en ese país, en Zaragoza para ser exactos, por la editorial PREGUNTA (2020). Como sabemos, los antropólogos han analizado las relaciones de parentesco prácticamente desde que la disciplina pasó a ser una profesión universitaria. Luis Cantarero es psicólogo de formación con un doctorado en Antropología Social, además de poseer una larga experiencia como psicólogo en equipos de futbol. En esa calidad trabajó con el Real Zaragoza por 8 años, período en el que escribió su Diario de campo de un psicólogo en un club de futbol (2017) que también me obsequió. Actualmente, Luis Cantarero es profesor de psicología y antropología en la Universidad de Zaragoza y fundador de la Asociación Internacional de Psicología Aplicada al Futbol (AIPAF). Por cierto, en 2007, en un número temático de la revista Estudios del Hombre, editada por la Universidad de Guadalajara y dirigida por Ricardo Ávila, tuve el honor de publicar el texto titulado “Entre la tradición y la modernidad: el futbol en Chiapas”. Ese número de Estudios del Hombre (23) está dedicado a textos acerca del deporte en general, y allí publica Luis Cantarero, además de coordinar el número junto con Ricardo Ávila, un texto acerca del equipo Real Zaragoza. Estamos pues ante un autor que sabe muy bien de lo que escribe, que ha dedicado su vida profesional al análisis del mundo del futbol y de los contextos en los que se mueve.
En el libro ¡Cállate, Papá!, Luis Cantarero analiza la violencia en el “futbol industrial”. Pero una violencia muy particular: la que se expresa entre los padres, los parientes en general, los actores, en el mundo del futbol. Es el futbol plenamente comercial, convertido en negocio, el contexto que analiza Luis Cantarero. Le importa mucho al psicólogo la salud emocional de quienes son hijos de padres que están vinculados al futbol de maneras diversas. En ese camino, Cantarero va descubriendo al mundo del futbol-espectáculo, en el que lo importante es el negocio. Es un mundo que pervierte los fines originales no solo del futbol sino del deporte en general. Me resultó particularmente fascinante la lectura del análisis que hace Luis Cantarero de las relaciones entre los padres de los jugadores, un tema en el que no se había puesto atención. Imaginemos la composición social y cultural de los equipos de futbol profesional actuales, con jugadores que proceden de diversas partes del mundo y que viajan con sus padres, porque estos viven del trabajo de los hijos. En el caso de España, la mayoría de esos padres emigraron al país y sus hijos son ya españoles por nacimiento, pero portan la impronta cultural de sus hogares, aumentando, con ello, la complejidad de la variedad cultural en un país como España. Recomiendo enfáticamente la lectura de este libro que trasporta al lector a un mundo subsumido de la mirada de quienes acudimos a un estadio pero poco o nada sabemos del contexto particular en el que viven los jugadores. El futbol que se maneja con los propósitos mercantiles del capitalismo es el telón de fondo que enmarca las distorsiones emocionales de sus protagonistas, desde los jugadores hasta las relaciones de los padres de ellos entre sí. El mundo que abarca este futbol comercializado toca todo lo que es susceptible de hacerse un gran negocio. Su control, por ello, tiende a ser monopólico. Existen miles de personas que viven de este mundo y que están sujetos a la dinámica de un deporte que es ya, quizá, uno de los negocios más lucrativos. Cantarero analiza este mundo, para hacernos ver como existen explotadores de las emociones, como actúan personajes que viven de expropiar el sufrimiento y la fragilidad humana, usando la charlatanería y la mentira. Las fuentes de la violencia y las perversidades que la acompañan, son descritas, analizadas, explicadas, en este libro de Luis Cantarero, que es una señalada aportación al análisis del deporte actual y del mundo que crea el capitalismo: un mundo despiadado, en el que todo se vale si eso deja dinero. Otra cosa es el mundo, que por fortuna está vivo, del deporte de aficionados, de los que juegan al futbol al aire libre, de los que disfrutan la libertad de patear el balón y correr detrás de él, como se persiguen las metas que dignifican nuestras vidas.
Ajijic. Ribera del Lago de Chapala. A 11 de abril, 2021.
P.D. El pasado 5 de abril murió Marshall Sahlins en la ciudad de Londres. Había nacido en Chicago en 1930. Fue un antropólogo brillante, que influyó a generaciones de jóvenes antropólogos que lo leíamos con gran interés. Sobre todo, recuerdo su libro Stone Age Economics (La Economía de la Edad de Piedra), como una lectura que cambió en mucho mi visión del mundo anterior a las sociedades desiguales que hoy habitamos. Allá por los años de 1976, habiendo cumplido mi estancia doctoral en Stony Brook, Ángel Palerm me pidió que preparara una antología para servir en un curso introductorio de Antropología Política. Así nació mi Antropología Política. Una Antología (Editorial Prisma, 1976) en el que incluí una traducción mía del texto de Marshall Sahlins, “Hombre pobre, hombre rico, hombre grande, jefe: tipos políticos en Melanesia y Polinesia”, que ha servido de introducción al análisis político de las llamadas “sociedades antiguas” para muchos estudiantes de antropología. Sahlins fue un gran estudioso de las llamadas “Islas de los Mares del Sur”. Sigue siendo un libro formidable aquel que tituló Islas de Historia. La muerte del Capitán Cook, que originó una de las discusiones más importantes de la antropología en el siglo XX. En efecto, el libro fue duramente comentado por el antropólogo Obeyesekere, en, La apoteosis del Capitán Cook: Creación de Mitos Europeos en el Pacífico (1992). Hoy a través del internet un lector interesado puede consultar la polémica completa, los libros de Sahlins y de Obeyesekere. En un curso que impartí en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, allá por 1976 o 1977, usé a Sahlins como lectura básica, como bien me lo recordó mi amigo Julio Sarmiento, quien acudió a ese curso. Gracias Julio. Y que descanse en paz una de las figuras icónicas de la antropología.
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