Tribulaciones presidenciales y agravios innecesarios (Segunda y última)

En nuestra entrega anterior abordamos el tema del conflictos provocado por el clima de violencia hacia las mujeres, las posturas presidenciales al respecto y la candidatura a la gubernatura de Guerrero de Félix Salgado Macedonio. Como mencionábamos al final de aquella colaboración, realizamos un ejercicio preguntando a algunas mujeres su opinión referente al caso del senador y si consideraban apropiado su perfil, así como las imputaciones que se han hecho públicas.

 

El perfil de las mujeres, ciertamente, están relacionadas conmigo por lazos de amistad, familiares, profesionales y contractuales, es decir, forman parte de mis “redes sociales”. A menudo sostengo charlas y polémicas con la mayoría de ellas, y prácticamente todas conocen lo que escribo en este espacio.

 

Si hay algo que caracteriza a todas, más allá del hecho de ser mujeres, es la diversidad de actividades que cada una de ellas desempeña. La mayoría son profesionistas, aunque existen estudiantes o personas que truncaron sus estudios a muy temprana edad. Todas son jóvenes, aunque algunas están ingresando a la segunda década de su existencia. Los ingresos igualmente son muy variados, pero sospecho que en un porcentaje de ellas la precariedad salarial es la norma que, además, se corresponde con las condiciones generales que se presentan en el país y, también, con las dificultades que esto significa especialmente para las mujeres.

 

Otro punto en común y no menos importante, es que prácticamente todas las que generosamente me brindaron su opinión hacen patente su inteligencia, independencia de criterio y, sin duda, su inconformidad con los desafíos que hoy se advierten en un escenario socio-político del país.

 

Desde luego, hubo mujeres que prefirieron no compartirme sus opiniones y, a decir verdad, ignoro a ciencia cierta sus reservas, aunque en sí misma su actitud materializa una postura que en lo personal resulta respetable. Se pueden sumar muchas hipótesis al respecto, pero a todos nos ocurre que, en ocasiones, preferimos la prudencia frente a circunstancias de la vida demasiado cercanas y que exaltan los ánimos; lo cual no significa que se carezca de alguna postura u opinión frente a temas relevantes de la vida pública.

 

Parte de esa diversidad de la que hablo líneas arriba, también se expresa en términos políticos, puesto que algunas observan críticamente al régimen de la 4T y, en particular, el desempeño y posturas del actual presidente; pero igualmente hay quienes siendo militantes o simpatizantes de Morena no dejan de expresar posturas matizadas y críticas de lo que ha acontecido en los últimos días respecto de las reivindicaciones femeninas y la candidatura de Salgado Macedonio. Algunas, creen que existe un contexto de asedio en contra del presidente, Morena y la 4T.

 

No puedo, por supuesto, exponer aquí todos los comentarios recibidos porque, en varios casos, las mujeres consultadas fueron bastante prolíficas, tratando de situar tanto al personaje en el contexto sociopolítico que estamos viviendo, las dificultades de Morena para procesar una candidatura que hasta en su interior genera resistencias, así como la gravedad de las acusaciones, la escasa credibilidad que se otorga a las mujeres y las invocaciones a la legalidad, como a las autoridades judiciales en un intenso “interés de los medios” en el caso. En este sentido, cabe destacar que aunque ninguna hizo una defensa de Félix Salgado Macedonio, algunas de las entrevistadas establecieron un matiz en torno al proceso judicial en cuanto tal señalando, por una parte, que debe garantizársele al senador su derecho a la presunción de inocencia y, por otra, que deberían ser las autoridades de justicia quienes determinen la responsabilidad o no del candidato.

 

“Por lo que he leído en la prensa, las denuncias existen, hay materia jurídica y periodística para hablar al respecto. Ahora, Macedonio es un botón, lamentablemente. Pero es el tipo de conducta de una generación de políticos: Mario Marín, Kamel Nacif, el líder ferrocarrilero Víctor Flores. Entonces ¿por qué Macedonio y no el sistema político patriarcal? ¿Vamos por el objetivo político del momento? ¿O vamos por nuevas relaciones en el ejercicio del poder? ¿Hoy es Macedonio y mañana puede ser cualquiera?”

 

En este caso, a mi modo de ver, la disyuntiva puede no ser la mejor herramienta analítica para pensar la situación hasta en tanto no se judicialicen todos los casos existentes y que duermen el sueño de los justos en nuestro malogrado sistema de justicia, con todo y la reforma penal que se impulsó desde 2008. Por cierto, si bien interpreto el actual movimiento de las mujeres cuando le exigen al presidente romper el pacto, me parece que no es precisamente el caso de Salgado Macedonio sino la violencia soterrada y abierta que muchas padecen lo que motiva las protestas. Que yo sepa, las mujeres que participan en la movilización no decidieron que Macedonio fuese candidato, sino que exacerba los ánimos que ese perfil labrado a partir de la violencia verbal y física en contra de la cual se levanta el movimiento. Es verdad que hay muchos macedonios, pero la confluencia entre una violencia incremental hacia las mujeres y la posibilidad de que un hombre que encarna los atributos de un ser  violento, fue el condimento que faltaba para producir un coctel explosivo.

 

“Creo que no sorprenden ya ese tipo de acusaciones a personajes que persiguen un lugar dentro de la administración pública. Es decir, considero, que muchas de las personas que tienen una trayectoria política forman parte de una red que ha solapado y promovido diversas acciones que se reflejan en el escenario de violencia que vivimos actualmente…. Entonces, más allá de una acusación por delitos sexuales, la cual no es para nada menor, la manera en que ha llevado a cabo su actuación en un cargo público ¿no es suficiente evidencia para apartarlo de la contienda política?”

“Considero que esto no debe ser un caso aislado o mediático por el contexto electoral que se vive, sino una oportunidad que permita desde los estatutos internos de los partidos políticos contar con reglas claras, perfiles adecuados que permitan la selección y aceptación de candidaturas a cargos políticos, mismos que deben garantizar que quien o quienes pretendan tener cargos de orden político cuenten no solo con las habilidades, conocimientos… sino que permitan el respeto a los derechos humanos de hombres y mujeres, que su actuar sea de acuerdo a lo que la sociedad reclama y necesita”.

 

“Es complicado no contar con mecanismos que permitan investigaciones prontas y expeditas no solo en estos casos, sino en todas las esferas que conciernen a denuncias que atentan contra los derechos de hombres y mujeres. Esto también es una de las tantas cosas pendientes en los sistemas judiciales, hay una gran negativa al presentar denuncias en cualquier tema, pero si hablamos de violencia sexual hacia las mujeres considero aun es más por todo el procedimiento que esto implica, sobre todo al sumarle si a quien se acusa es un servidor público que cuenta con cierto apoyo de las diferentes instancias y donde la victima puede ser re-victimizada y en el peor de los casos, su denuncia no ser procedente o con

sentencias nulas para los victimarios”.

 

Mientras procesaba algunas de las ideas compartidas, se desencadenaron varios acontecimientos, como la marcha del 8 de marzo, las infortunadas muestras de violencia y las críticas presidenciales que, aunque considera justa las demandas de la mujeres, cree, casi como acto de fe, que ellas están manipuladas “por la derecha”, “los conservadores”. Que haya infiltrados en los movimientos o que la rabia predomine al calor de la protesta y las posturas desde el poder, no es algo que a estas alturas pueda sorprender. Con frecuencia se usan este tipo de estrategias desde las instituciones de gobierno para descalificar las luchas, pero también se convierte en la expresión extrema de grupos radicalizados. Con todo, esto no desacredita por sí mismo estas luchas o movilizaciones aunque, desde luego, no es el mejor escenario para que las diferencias y demandas puedan expresarse.

 

El presidente López Obrador no tiene que ser feminista para expresar su respaldo a la causa de las mujeres. A su manera, considera que antes de su gobierno no ha existido otro que haya apoyado más a la mujeres y quizás tenga razón. Cree que el combate a la desigualdad entre hombres y mujeres repartiendo cargos equitativamente; al mismo tiempo en que distribuye recursos para abatir los rezagos que padecen la mayoría de las mexicanas, le ofrecen el salvoconducto para decir y decidir que eso es lo que ellas necesitan y buscan con sus protestas, por lo que sus inconformidades no tienen sentido y, lo peor, solamente sirven para alimentar la discordia hacia su gobierno por parte de los “conservadores”, los de la “derecha”, y los medios a su servicio, quienes nunca han sido sensibles y/o partidarios de las luchas de las mujeres. En suma, el presidente cree que ofreciéndoles dinero el resto se resolverá casi de manera automática y que demandas adicionales no importan o pierden sentido. Considera que el principal problema es abatir las desigualdades y, en efecto, no le falta razón. Sin embargo, esta situación ciertamente lacerante en el país, no puede descalificar y menos ocultar la indignidad de una vida de maltrato en donde muchas mujeres se juegan hasta la existencia.

 

Es verdad que quienes hoy se rasgan las vestiduras por las causas de las mujeres han hecho muy poco por ellas tanto en el pasado, como en el presente. Aprovechan oportunistamente cualquier muestra de inconformidad para granjearse simpatías que no se les ha otorgado e incluso los movimientos feministas han tenido que hacer un claro deslinde frente a este intento de manipulación.

 

Aunque a todos convendría que el presidente hiciese un acto de contrición con el propósito de comprender la insurgencia actual de las mujeres, parece que la cerrazón será la tónica que mantenga el conflicto a flor de piel, hasta en tanto otros problemas tensionen de nuevo y alimenten otra vez el conflicto político en el espacio público.

 

Sospecho que la inconformidad de las mujeres no solamente tiene que ver con la falta de atención de sus reclamos desde el poder. No  únicamente están en desacuerdo por un reconocimiento casi nulo a su papel en la sociedad, salvo aquel que traduce los roles tradicionales. Están en contra (y creo que están dispuestas a desafiar al poder) porque la violencia que viven ya no puede ser tolerada y han llegado hasta la impaciencia por las pobres acciones de la autoridad a fin de evitarla. La violencia ordinaria que viven tanto en el ámbito privado, como en el público, deposita sus vidas en una situación de extrema vulnerabilidad porque terminan por desaparecerlas, por asesinarlas. Es lo que viven todos los días y ya están hartas de eso.

 

Las mujeres no solamente tienen la razón sino que, además, están decididas a ocupar los espacios que por derecho propio corresponden a ellas, no olvidemos que se trata de la población más numerosa del país. El presidente, con sus incomprensiones y su falta de tacto, catapultó un movimiento que no necesariamente está en su contra, sino que está por encima de él, dadas sus reiteradas invocaciones (involuntarias, seguramente) al régimen patriarcal en contra del cual muchas de ellas han luchado desde hace muchos años. El escaso entendimiento presidencial a esta causa es la construcción romántica y conservadora de una idea de familia que, en la práctica, ya cambió debido a la insistencia de las mujeres por encontrar nuevas formas de relacionarnos, pero AMLO no se ha dado cuenta que camina desnudo por la selva tropical de la que imagina son las incomprensiones cándidas de las amazonas contemporáneas.

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