A propósito de una conferencia

Ayer, martes 23 de marzo, tuve el honor de inaugurar los cursos de antropología en la Universidad Nacional de El Salvador, respondiendo a una invitación del antropólogo Carlos Lara, amigo de larga data. Lo lamentable fue que debido a las prohibiciones actuales, no estuve en posibilidad de viajar a San Salvador y dicté la conferencia desde mi casa, como por mala fortuna se está imponiendo. El tema daba para una conferencia presencial y tener la oportunidad de un diálogo abierto con los estudiantes: La enseñanza de la antropología en América Latina. Pero hube de conformarme y dejar para otra ocasión ese diálogo presencial con los estudiantes. Pensando en el texto semanal para Chiapas Paralelo, escribí el siguiente resumen de la conferencia mencionada.

Nadie puede pretender que exista un solo Mapa Curricular para enseñar antropología en América Latina. Cada país tiene sus propias características y problemas, responde a contextos diferentes y posee sistemas universitarios diversos. En consecuencia, no se trata de   proponer que se enseñe antropología de una sola manera en toda América Latina. Incluso, en tratándose de un país, no es conveniente la uniformidad de los Mapas Curriculares que deben responder a las características propias de los ámbitos regionales en donde se enseñe antropología. Así, por ejemplo, no es posible uniformar el Mapa Curricular con el que se enseña antropología en la Universidad Autónoma de Guerrero con el que se usa en la Universidad Autónoma de Chiapas. Sin embargo, existen temáticas con las que todo estudiante de antropología en América Latina debe estar enterado. Sin tratar de que se sigan en estricto las propuestas que haré, me parece que existen temáticas comunes que es posible desarrollar en los diferentes centros de enseñanza de la antropología en América Latina. Así, propongo un primer conjunto de cursos (Eje 1) que respondan a la pregunta ¿de qué trata la antropología? . En ese conjunto de cursos deben incluirse los que describan el origen de la disciplina, las diferentes concepciones que surcan a la antropología, desde las visiones que la conceptualizan como una ciencia social holística abarcando a la antropología física, la antropología social, la etnología o antropología cultural, la antropología lingüística, la arqueología y la etnohistoria, hasta aquellas orientaciones que ven en cada una de las ramas mencionadas a disciplinas aparte una de otra, con sus propios métodos y teorías. Paralelo a estos cursos panorámicos, el estudiante podría ser introducido a la historia de la antropología en su propio país. No menos importantes son los cursos para examinar las corrientes teóricas y las estrategias de investigación (métodos) que la antropología ha desarrollado. Por supuesto, introducir al estudiante a la discusión de las técnicas etnográficas y la importancia vital del trabajo de campo.

En otro conjunto de cursos (Eje 2), me parece conveniente que se discutan los preámbulos de la antropología en relación con la historia concreta del país de que se trate. En América Latina ese período común es el del establecimiento del orden colonial como resultado de la expansión de Europa Occidental, es decir, el comienzo de lo que hoy llamamos globalización, es decir, la universalización de la Historia. Son cursos en donde deben discutirse  a quienes han pasado a la historia como “cronistas de Indias”, es decir, autores tales como José de Acosta, Fray Bernardino de Sahagún, Fray Bartolomé de las Casas, El Inca Garcilazo o Chimalpahin Cuauhtlehuanitzin, para mencionar sólo a algunos

Para tener una continuidad, propongo un tercer conjunto de cursos (Eje 3) que examine el siglo XIX, es decir, el derrumbe del orden colonial y el surgimiento de los Estados Nacionales. Será indispensable para armar estos cursos examinar la bibliografía que los historiadores en cada país aporte. El siglo XIX es fundamental de entender para comprender cómo se configuraron los Estados Nacionales y los círculos de poder. Así mismo, examinar la estructuración de las sociedades y la actitud de los Estados, de los círculos de poder, hacia la variedad cultural, es decir, los pueblos originarios y los de ascendencia africana llevados a América Latina como esclavos. Por supuesto, los estudiantes tendrán la oportunidad de examinar la historia de sus países con los instrumentos de la antropología y aplicar las teorías que se crean más dotadas para explicar las estructuraciones sociales, la variedad de las identidades, las articulaciones entre sistemas de parentesco y jerarquizaciones de clase social, y temas afines. Un tema que cruza a toda América Latina son los antecedentes de lo que vendría a llamarse “política indigenista” que fue aplicada por los Estados Nacionales de América Latina en relación a los pueblos indígenas. Es justo el momento de discutir las teorías sobre el colonialismo y aplicar la comparación no sólo entre países de Latinoamérica sino del mundo colonial. Este es uno de los períodos históricos de América Latina en donde la antropología ha demostrado mayor capacidad analítica.

En un conjunto más de cursos (Eje 4), sugiero el análisis del siglo XX y el desarrollo de la antropología en cada país Latinoamericano, lo que combina el análisis de cómo se ha ido relacionando la disciplina con la propia historia del país de que se trate. En este sentido, son también muy oportunas las visiones antropológicas como las propuestas a través de la teoría del colonialismo interno, las teorías de la dependencia, las discusiones sobre las relaciones centro-periferia, que en cada país latinoamericano tiene relevancia. El análisis del indigenismo es básico en este conjunto de cursos porque es, hasta el momento, la única política de Estado acordada por todos los Estados Nacionales de América Latina para ser aplicada de manera conjunta.

Finalmente, en un conjunto de cursos (Eje 5), propongo el examen de la desigualdad social que en los países de América Latina se muestra en la forma de desigualdades de clase social, desigualdades étnicas o culturales, desigualdades de género, el racismo, los prejuicios. Etc. También en un conjunto de temas como los señalados, las herramientas analíticas de la antropología han demostrado ser muy eficaces para la explicación de estas dimensiones de la vida de las naciones latinoamericanas.

Una característica de la enseñanza de la antropología o de las ciencias sociales en general desde mi perspectiva es el estudio de los clásicos, tanto los de orden universal como pueden ser Carlos Marx, Emile Durkheim o Max Weber, como los clásicos de cada país latinoamericano. En este sentido, me parece que todo Mapa Curricular debe constar de cursos generales para todos los estudiantes y de cursos optativos, con temáticas particulares, que tienen una amplia variación de acuerdo a cada país.  Así mismo, me parece fundamental que después de un semestre, los estudiantes salgan al campo y hagan su primera “práctica etnográfica”. El trabajo de campo y la etnografía son los puntales del método de trabajo de los antropólogos y el estudiante debe familiarizarse con ellos desde un principio. Lo más conveniente es que el estudiante realice por lo menos tres prácticas de campo durante el desarrollo del ciclo de grado (licenciaturas). Ello le será básico para continuar su formación con los cursos de grado, maestrías y doctorados. Por supuesto, en cada Universidad se tiene la capacidad de armar un Mapa Curricular para enseñar antropología. Aquí,  lo que he sugerido son los temas que nos son comunes, por lo menos, los más destacados.

Ajijic. Ribera del Lago de Chapala. A 23 de marzo, 2021.

 

 

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