Los encuentros
En memoria del compañero, colega, maestro Efraín Ascencio Cedillo
Alguna ocasión se han preguntado sobre la importancia que tienen en nuestra vida los encuentros con los seres amados, sean de manera presencial, a distancia y ahora con la contingencia sanitaria en que vivimos, también de manera virtual. ¿Qué sentido tienen los encuentros? Para mí son como esas instantáneas que se quedan en la memoria y en el corazón. Sin embargo, haciendo una recapitulación en varios de ellos no he guardado registro en imágenes capturadas. ¿Por qué? Son diversas las causas, una es porque en mi imaginario queda siempre la idea de que volveré a ver a las personas.
Hoy comparto algunos encuentros que tuve con el compañero, colega, maestro Efraín Ascencio Cedillo que falleció hace algunas semanas, y que en el marco del XIX Festival Fotográfico Tragameluz organizado por el Colectivo Tragameluz se han realizado diversas actividades en su memoria, no solo como parte de su legado fotográfico sino también como uno de los integrantes fundadores de este Colectivo y una persona a la que se recuerda con mucho cariño por su sencillez y las enseñanzas que nos compartió.
Con Efraín tuve la oportunidad de entablar diversas charlas, al ser mi colega en la docencia a nivel superior, recibí de él sugerencias sobre textos, películas, estrategias para trabajar con grupos y también tuve la fortuna de escuchar algunas anécdotas en su trayectoria.
Dentro de los encuentros que evoco estuvo la oportunidad de proponer en 2011 en la Universidad Intercultural de Chiapas (UNICH), en coordinación con el compañero fotógrafo José Ángel Rodríguez, el trabajo colectivo de artistas Jaliscienses en Chiapas, intitulado Pulsaciones, donde Efraín Ascencio Cedillo compartió espacio con las compañeras Cecilia Monroy y Margarita de la Peña, artistas en el ámbito audiovisual y en la plástica, respectivamente. Esta experiencia colectiva fue muy interesante, se realizó en el entonces Centro de Difusión Universitario Intercultural de la UNICH, ubicado en la Calle Diego de Mazariegos, 19 en el centro histórico de San Cristóbal de Las Casas.
Un segundo encuentro fue a través del trabajo académico donde la lente de Efraín se hace presente, el libro Etnorock. Los rostros de una música global en el sur de México, obra colectiva que realizó con los compañeros académicos Martín de la Cruz López Moya y Juan Pablo Zebadúa Carbonell. Trabajo del que tuve la oportunidad de comentar un 5 de septiembre de 2015 y del cual guardo el libro con la dedicatoria de sus autores.
Es así que al evocar en los recuerdos, los encuentros surgen nuevamente y se conjugan con los sentimientos, las añoranzas y los aprendizajes. Gracias Efraín por quedarte en nuestras memorias y corazones, seguramente tendremos más encuentros en donde coincidir.
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