El abandono de las Escuelas Normales Rurales
Hace algunos meses, los chiapanecos veíamos jocosos por redes sociales el video de 37 segundos de duración de un “influencer” local que describía lo que denominaba el “examen de evaluación para terminar el carrera de normalista”.
El examen incluía “lanzamiento de bomba de molotov, lanzamiento de cohetón, avientamiento de piegra”. El audio que hizo reír a cientos de chiapanecos venía acompañado de un joven que, dentro de una supuesta aula educativa, con sus movimientos corporales realizaba las acciones que precisamente decía el audio.
Fuera de la jocosidad; el video retrataba lo que es cotidiano e histórico en la capital de Chiapas: las marchas, protestas y bloqueos de los estudiantes normalistas y el enojo ciudadano por estas acciones que retrasan o dificultan la movilidad urbana y también el tráfico en las carreteras estatales.
Las escuelas normales siempre han tenido presente el desafío por delante de sobrevivir a gobiernos que las tachan de reductos de “grilla política” que es contraria a las decisiones de los gobiernos en turno, aunque también, la realidad es que poco a poco -sobre todo las normales rurales- se están apartando de las prioridades educativas nacionales.
Abiertas con el propósito fundamental de lograr la “excelencia académica”; las normales nunca consiguieron esa excelencia, a pesar de que sus egresados son los responsables de preparar a los alumnos de la prioritaria educación básica. El autogobierno en las normales, visto como la defensa del derecho a la educación, terminó atentando contra la calidad de la educación normalista.
Lo que sí lograron las escuelas normales y con creces; fue identificarse con las clases sociales más vulnerables y fortalecer la conciencia de clase. Las normales se convirtieron en una especie de instrumento para escapar de la dura vida de la pobreza. Es decir, un instrumento de movilidad social.
En el Chiapas sin industria, sin el sector servicios modernizado, con una población rural y urbana casi equilibrada en la misma proporción pero que además se encuentra dispersa, donde por ello, las asimetrías estales y respecto al resto del país se acentúan y acentúan sin detenerse; acceder a una plaza magisterial en el nivel de educación básica es casi la única salida para obtener un empleo seguro. Obviamente primero hay que egresar de una normal educativa.
Si le quitamos a las normales la satanización gubernamental de santuario de “grilleros” y el coraje ciudadano a las movilizaciones normalistas y los bloqueos: ¿Que se ve cuando hay un bloqueo normalista? Se ve a la raza, al pueblo, al desprotegido que se aferra al único espacio que le ofrece un progreso seguro. La vía pues, para acceder a la educación y también para dejar atrás la pobreza.
Al histórico choque ideológico tradicional de las normales con los gobiernos en turno, habrá que sumarle dos nuevos enemigos; la restricción presupuestaria y el cambio demográfico. El primero está contenido en el presupuesto federal 2021 y el segundo, es evidente; si se revisan las cifras demográficas del país.
Bloqueadas históricamente en su crecimiento matricular a través de la restricción presupuestaria; otra vez, el financiamiento representa un desafío para la viabilidad futura de las normales. Pero ahora, para el año siguiente, esa reducción financiera es del 95 por ciento menos de lo que reciben este año. Nunca antes la restricción presupuestaria había sido de ese tamaño.
Respecto al cambio demográfico que las afecta, el documento “Panorama Educativo de México” del INEVAL dice que, “si bien en el ámbito del país se espera que la disminución relativa de la población en edad escolar se traduzca en una reducción del número de personas en dicha edad, el decremento será relativamente lento y se dará principalmente en la población de 3 a 14 años”. Es decir, la población en edad de recibir educación básica, será paulatinamente menor.
El documento continúa diciendo que “en 11 años (2019-2030) esta población decrecerá 5.9 por ciento. Además, es importante aclarar que en entidades federativas como Querétaro, Colima, Coahuila, Chiapas, Campeche, Quintana Roo y Baja California se espera que la población de 3 a 17 años crezca, tanto en el corto como en el largo plazo”.
Es decir; en materia de educación básica y tomando en cuenta los indicadores demográficos oficiales, el estado de Chiapas va a contracorriente de otras regiones nacionales. El problema es que la política pública de contracción de la matrícula normalista es una política educativa nacional.
Si el abandono presupuestal a las normales se hace realidad en el 2021, la movilidad social que a cuentagotas siguen garantizando, evidentemente se cancelará. Esto porque el gobierno de Chiapas no puede crear su propia política educativa que sea acorde a su realidad demográfica; porque para ello, esa política educativa estatal se necesitaría expresarla en recursos financieros. Recursos que el estado no tiene, porque no los genera.
Al igual que el magisterio estatal agrupado en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, los normalistas chiapanecos siguen la mecánica de movilización-negociación. La reducción draconiana del presupuesto 2021 podría agudizar esa mecánica. Sencillamente porque cancela de un plumazo casi la única opción de movilidad social estatal.
La confrontación gobierno y normales dificultó siempre los procesos estatales de planeación educativa. No ha habido capacidad de orientar los planes educativos estatales a nuestra realidad local y apuntalarlos hacia el futuro; porque no hay capacidad financiera estatal para ello. A cambio, siempre han prevalecido la planeación educativa coyuntural.
En consecuencia, el gobierno federal sin consultar a nadie, propone cancelar uno de los espacios de movilidad social para la juventud chiapaneca.
¿Por qué ninguno de los que se dicen educadores en el estado se ha pronunciado contra el recorte presupuestal a las normales?
¿Cuál es la estrategia del gobierno estatal para asumir el compromiso financiero con las normales educativas que ahora el gobierno federal abandona?
¿Hay recursos financieros estatales para ello?
Si nuestra realidad demográfica indica que a nivel nacional la educación básica deja de ser prioridad; pero a nivel estatal la realidad todavía es otra; ¿Qué alternativas de empleo hay en Chiapas?
¿Por qué nadie le está exigiendo al gobierno del estado que ofrezca certeza al futuro de unos muchachos que no tienen más opción que buscar acceder a una plaza magisterial para escapar de lo único que se ve por todas partes de Chiapas: la pobreza?.
Para el inicio del 2021 no espere otra cosa más que su inicio sea de crecimiento de la protesta de los normalistas chiapanecos. La protesta perenne es parte de nuestra cotidiana realidad.
Correo: geracouti@hotmail.com
Twitter: @GerardoCoutino
Sin comentarios aún.