Las cajitas de madera
Violeta se dispuso a acomodar las cosas en el armario, lo tenía algo desordenado. Mientras comenzaba la labor puso algo de música para ambientar; halló prendas de ropa que ya no usaba, algunas que creía extraviadas como un par de sus bufandas favoritas.
– Justo a tiempo, ahora que ya viene el invierno, encontré la bufanda de chiffon y la que me obsequió la tía Angélica.
Siguió la labor de ir separando lo que obsequiaría, lo que usaría y lo que requería ser depurado. Abrió las gavetas, en algunos tenía cajitas, en ellas solía guardar lo que eran sus tesoros, aretes, collares, pulseras, tarjetas, cartas, notas, fotos y detalles pequeños.
La caja que solía tener a mano era la de los aretes, collares y pulseras. Sin embargo, también tenía la que le había obsequiado su suegra, una cajita muy linda, con decorado sobre la tapa y pintada en tonos blanco, rosa y toques dorados. Como era casi una costumbre, se sentó a revisar el contenido y a leer los mensajes. Enseguida pasó a su caja favorita, la que era de su abuelita materna, bellamente tallada, barnizada en tono ébano con pequeños detalles en color mostaza. Ésa era como una caja mágica y se sentía muy contenta de conservarla.
En ella su abuelita Chabelita solía guardar sus tesoros más preciados, desde cartas, fotos de sus familiares, recetas médicas, una que otra publicidad, hasta agujas, hilos y botones. La mente de Violeta se situó años atrás, en el cuarto de la abuelita, sentada junto a ella, viéndola con atención. Doña Chabelita ataviada con su vestido de manga tres cuartos, color blanco con flores rosas y detalles azules, portando sus gafas en tono plata, el cabello ondulado con la deadema café oscuro y las manos ocupadas abriendo su caja y sacando algunos objetos guardados. Era como un ritual, los sacaba para acomodarlos. Violeta observaba y a veces hacía una que otra pregunta, sin dejar de maravillarse ante la magia que, para ella, se producía en ese momento.
De niña, se quedaba pensando, por qué su abuelita guardaba con tanto cuidado y amor esas cosas. Ahora lo comprendía. En las cajitas de madera se conservaban trocitos con la esencia de los instantes, las experiencias, los recuerdos de las personas amadas, era como una manera de atesorar parte de lo más preciado en la vida y traerlo al presente cada vez que el corazón lo necesitara.
La melodía Amul interpretada en La voz de Snatam Kaur la hizo volver al presente, al tiempo que acariciaba con cariño la cajita de madera, recuerdo de la abuelita y ahora parte de sus tesoros.
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