Morena en Chiapas: el reto por conservar lo ganado

El descalabro de Morena en Coahuila y en Hidalgo debería prender las alarmas en Chiapas.

En una autocrítica seria debería reconocer que el actuar de la dirigencia y de las autoridades locales no ha estado a la altura de las demandas ciudadanas.

Si hoy fueran las elecciones, ninguna de las cuatro ciudades más importantes de Chiapas podría retenerlas Morena. San Cristóbal de Las Casas, Tapachula y Comitán viven administraciones pésimas, suma de recelos, conflictos y hasta de frivolidad.

Tuxtla Gutiérrez se salva con un Carlos Morales Vásquez que ha sabido ordenar una administración municipal que encontró destrozada. Sin embargo, los electores de la capital han sido rebeldes y protestones. En 2018, aun con la presencia electoral de Andrés Manuel López Obrador, Morena obtuvo apenas diez mil votos más que el PAN, que presentó a Paco Rojas como candidato.

La constante en los ayuntamientos de Morena es el divisionismo y el enfrentamiento. También la ineficiencia.

Si en el nivel nacional Morena no encuentra liderazgos, en Chiapas menos. Aquí un inefable Ciro Sales Ruiz, a la sazón diputado federal con licencia, comanda el flamante partido del presidente.

Autor: Daniel Aguilar/LensChiapas

El jefe es en realidad José Antonio Aguilar Castillejos, el súper delegado que después de su fracaso por coordinar las más de 50 dependencias federales en la entidad, ha tenido que conformarse con mover las piezas de ajedrez en el comité ejecutivo estatal. Manda en tiempo de secas, porque cuando inicien las partidas importantes, sus decisiones se esfumarán como sus sueños de influir en las dependencias federales.

Si Morena realmente quiere retener las posiciones alcanzadas en Chiapas en 2018, deberá tomar en cuenta a sus actores principales, fortalecer las alianzas internas con sus diferentes actores (muchos de ellos relegados), negociar espacios, encontrar a los mejores candidatos y crear una verdadera identidad de partido.

Aunque los números de aprobación beneficien al presidente de la República, hay costos que pagar en las elecciones. Los ciudadanos cobran agravios, imaginan escenarios alternativos y vueltas al pasado, ponen traspiés, se rebelan y juegan su particular juego de poder con los políticos.

Y eso que Chiapas es el estado más cómodo para cualquier partido en el poder, por el vaivén de intereses con que se mueven los electores. Pero no hay que confiarse. Si no hay trabajo. Si no hay buenos resultados. Si hay mensajes confusos, los ciudadanos trastabillan y hasta pueden desear el regreso a las antiguas querencias. Y ahí está el PRI para apapacharlos.

Los programas sociales no son suficientes para convencer a los ciudadanos de votar por Morena. Es necesario gobernar mejor y crear un partido con verdadera estructura electoral. Si Morena marcha a la deriva, como hasta ahora, incluso los electores chiapanecos, tan fieles a los gobernantes, marcarán su propia ruta de alejamiento del partido que en 2018 ganó la presidencia de la República.

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