Los mundos en el corazón
Joaquina estaba concentrada cortando las uñas de las manos a Benjamín. De fondo se escuchaba el canto de algunos pájaros que solían visitar el patio de la casa. Benjamín permanecía quieto mientras su mamá o papá le realizaban esa labor. Sabía muy bien que si se movía podrían lastimarle. A Joaquina le provocaba un poco de nervios esa tarea, por eso prefería estar en silencio. Esa mañana Benjamín rompió el silencio cotidiano.
– Mami, ¿de qué tamaño es nuestro corazón?
En ese momento Joaquina había tomado la lima para seguir el contorno de la uña en turno. Mientras comenzaba a limarla, su mente empezó a buscar respuestas. El pequeño tenía cuatro años y estaba iniciando con la etapa de preguntar el por qué de las cosas. Por su mente pasó la respuesta, empuña una de tus manos, suelen decir que ése es el tamaño del corazón de cada persona. Sin embargo, le pareció que ahí estaba dejando fuera los sentimientos que caben y tienen lugar en el corazón. Trató de dar la respuesta que le pareció, en ese momento, más acertada y le dijo:
– El corazón tiene el tamaño de un pequeño mundo.
Los ojos de Benjamín se fijaron en los de Joaquina, que dejó de limar la uña del dedo meñique de la mano derecha y observó el rostro de asombro de su hijo.
– ¿Entonces, es como un mundo chiquito? ¿Podemos tener eso dentro de nosotros? Pero… ¿es algo mágico?
Ahora el rostro de asombro pasó a ser el de Joaquina, ante tantas preguntas. Lo sentó sobre sus piernas.
– Todas las personas llevamos un pequeño mundo en nuestro corazón y es mágico como dices. Imagínate, es un órgano importante para la vida, es muy trabajador, bombea la sangre a todo el cuerpo, todos los días, de mañana a la noche. Y en él viven cada una de las personas que amas, mamá, papá, abuelitos, hermanos, hermanas, tías, tíos, amigos, amigas,mascotas, gente que vas conociendo mientras vas creciendo.
– ¿Todo eso cabe en el corazón?
– Y me falta más, los lugares que conoces, paisajes, cuentos, adivinanzas, juegos… Y también ahí se guardan a veces los momentos que no son felices. Cuando vayas creciendo irás descubriendo los mundos en el corazón.
Benjamín se quedó escuchando, volteó a verla, sonrió y le dio un beso. Joaquina no supo si era por haber quedada respondida su pregunta o porque simplemente le había nacido hacerlo.
– Bueno jovencito, seguiré cortando tus uñas, venga esa mano izquierda.
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