El lado siniestro del deporte
En estos días de encierro pandémico he visto bastante cine. De hecho, soy cinéfilo, afición que se me ha aumentado con la existencia de las llamadas “tiras” (ni que jua cuicos) como Nexflix, Claro Video, You Tube y demás. Viendo un documental precisamente en Nexflix titulado Atleta A, pensé en lo doloroso y terrible que es el lado oscuro y siniestro del mundo del deporte. El documental narra la investigación periodística acerca de un médico nada menos que de la selección femenil de gimnasia de los Estados Unidos. Ninguno de los personajes está actuado. Todos y todas las apariciones en escena son de personas reales, con sus nombres verdaderos, exponiendo sus opiniones. El médico de marras se llama Larry Nassar y dado que él mismo se filmó, aparece en el documental, revelando sus actos, su audacia y su hipocrecía, además de su fría crueldad al abusar sexualmente de niñas de entre 12 y 15 años.
El documental muestra además la explotación de las niñas en aras de satisfacer la ideología capitalista por excelencia: ganar, ser primero, the winner, a toda costa. Es la ideología más extendida en los Estados Unidos, en donde ser un “perdedor” es la peor tragedia que se puede enfrentar. Siempre hay que ganar en lo que sea, en donde sea y a como dé lugar. En este caso, nada menos que el de la selección nacional femenil de gimnasia, tenemos un ejemplo de la aplicación a raja tabla de ese principio. En el documental se narra la contratación de dos auténticos sicópatas como entrenadores de la selección, un matrimonio rumano que estaba al servicio del dictador Nicolae Ceausescu y que garantizaba el triunfo de la selección femenil rumana de gimnasia en toda competencia internacional. La US Gymnastic, asociación que maneja a la gimnasia en los Estados Unidos, les llegó al precio y esta pareja de desalmados se convirtieron en los entrenadores de las niñas norteamericanas. Se hicieron de un racho en Texas a donde llevaban a las niñas dizque a entrenar y allí aplicaban su principio: para hacer campeonas a niñas de entre 12 y 15 años, había que humillarlas, degradarlas, despojarlas de cualquier sentimiento de orgullo y pertenencia, en una palabra, convertirlas en sus esclavas. La justificación: así se garantiza ganar siempre, llevar a la selección femenil de los Estados Unidos a la máxima posición mundial. Así es como lograron forjar a una Nadia Comaneci, que en efecto, fue el asombro del mundo. Nadie pensaba en lo que había detrás de esta niña cuando se le veía hacer sus ejercicios y llenar de belleza los escenarios en los que actuaba. Nadie pensaba en lo miserable que era su vida personal como esclava de los patéticos sicópatas que la entrenaban.
En el racho que abrieron en Texas para concentrar a las niñas candidatas a pertenecer a la selección nacional de los Estados Unidos, también se instaló Larry Nassar, el especialista médico en atender a niñas gimnastas. Allí el tipo, durante 30 años, abusó sexualmente de las niñas, ante el beneplácito de los sicópatas entrenadores y de quien fungía como Presidente de la US Gymnastic. El descaro y la impunidad de este sátrapa era tal, que filmaba mientras toqueteaba a las niñas, incluso enfrente de sus padres, mientras explicaba qué era lo que estaba haciendo. Dado que tenía la fama de ser un médico “impecable”, todo mundo creía que el “tratamiento” al que sujetaba a las niñas, era necesario para conseguir a una Atleta A, una atleta de primera. Todo eso lo vemos en el documental, magistralmente editado. Incluso, la personalidad del médico es atractiva, dicharachero, simpaticón, hablando siempre en un lenguaje técnico que nadie entendía, tapándose con gran habilidad al momento de tocar el sexo de las niñas y penetrarlas con los dedos ¡enfrente de los padres! en un alarde de poder e impunidad.
La indignación le va ganando a uno conforme avanza el documental y los periodistas van relatando cómo fueron siguiendo la trayectoria tanto de los entrenadores como del médico y los dirigentes de US Gymnastic. Hay momentos en que es necesario una pausa para respirar y poder continuar. Sencillamente cuesta creer lo que uno está viendo y oyendo. Tipos que abusan de niñas, y no pocas mujeres entre ellos, con sangre fría y total impudicia. Y luego, los escenarios de la competencia en los que el público aplaude a rabiar a estas extraordinarias atletas, cuyas vidas son un infierno, sin protección alguna, explotadas y humilladas.
Finalmente existe una niña que habla. Nadie le cree. Una madre confía en su hija y se angustia ante el relato. Esta madre habla en el documental de cómo fue presionada por el Presidente de US Gymnastic para que se callara y “confiara” en que ellos intervendrían. Pasaron varios años en eso. Su hija fue expulsada de la selección siendo una de las mejores atletas de los Estados Unidos. Su falta: haber denunciado al médico.
Cuando uno está a punto de estallar, el documental muestra a una fiscal que si cree, que apoya a la madre que ha confiado en su hija y que reúne, con la ayuda de los periodistas, a más testimonios hasta llegar a 125 niñas violadas. El periódico comienza a publicar artículos muy bien armados, con pruebas, que van minando al grupo de enfermos que manejan la gimnasia en los Estados Unidos, hasta que logran sentar en el banquillo de los acusados al médico Larry Nassar, que ante el diluvio de testimonios, se declara culpable. Estas escenas son muy fuertes. La fiscal logra que el juez de la causa apruebe el que cada niña, ahora mujeres, declare ante el médico. Es impresionante escuchar y ver a estas mujeres hablar frente a su violador y decirle como les destruyó la vida además de pedir, una por una, la pena máxima de cárcel. Fueron 125 mujeres que sin temor desfilaron ante los ojos atónitos del público y de un juez que en momentos no podía soportar aquel horror. Al final, Larry Nassar fue condenado a 120 años de cárcel que ahora mismo está purgando. El juicio se celebró apenas el año pasado y conmovió a la opinión pública de los Estados Unidos. Pero hay más: el propio Senado de los Estados Unidos, al observar la magnitud del problema, interviene y cita al Presidente de US Gymnastic, que se niega a declarar invocando la enmienda correspondiente. Pero también cita a los sicópatas entrenadores quienes no soportan la presión de las preguntas y hablan. Todos fueron condenados a prisión.
A mi me dejó helado este documental. He pensado en todas las niñas que hacen deporte y que son entrenadas para llegar a competencias olímpicas y campeonatos mundiales. ¿En manos de quienes están? Es un tema preocupante. Muestra la grave enfermedad de la sociedad contemporánea. Incluso, ante mi asombro, uno de los senadores que está interrogando a los delincuentes sexuales, les dice: “A ustedes no les importan las niñas. Las sacrificaron en aras de la fama y el dinero”. Esos son los “valores” de este tipo de personajes. ¿Qué pensaran estos delincuentes mientras están en sus celdas? ¿De qué están hechos? ¿Cómo llega un ser humano a la pérdida de toda sensibilidad, de todo sentimiento de decencia?
También pensé en otras historias semejantes y me pregunté ¿en dónde están los padres? Ellos también, víctimas de la codicia, no extreman las precauciones y no escuchan a sus hijos. El resultado de todo ello es catastrófico.
Recomiendo ver este documental, Atleta A, preparados para ser testigos del retrato de seres enfermos en el contexto de una sociedad que se presenta a sí misma como ejemplo del mundo. Y si el lector o lectora tiene hijas, niñas, que están entrenando en algún deporte para competir en torneos nacionales o internacionales, investiguen quién está a cargo, quiénes entrenan, a dónde las concentran. Pero sobre todo, tengan confianza en sus propias hijas, conversen mucho con ellas u en todo momento, demuestren que las respaldan.
Ajijic. A 27 de junio, 2020.
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