El movimiento de la negritud y la crítica al colonialismo
En el Seminario dirigido en la Universidad Iberoamericana (Escuela de Graduados) al que hice referencia en un texto previo, leímos y discutimos a Franz Fanon, filósofo, psiquiatra y escritor que influyó en los movimientos sociales y en intelectuales de los años 1960-1980. Fanon nació en La Martinica, en Fort-de-France en 1925 y falleció en el hospital de Bethesda, en Maryland, Estados Unidos, en 1961. Los libros más notables de Franz Fanon son Piel Negra, Máscaras Blancas (1951) y Los Condenados de la Tierra (1961), que fueron las obras que leímos en el Seminario de Bonfil. El segundo de los títulos fue el último libro escrito por Fanon y el que lo dio a conocer alrededor del mundo. La edición lleva un prólogo de Jean-Paul Sartre y en 1963 lo tradujo Julieta Campos para publicarse en el Fondo de Cultura Económica. Aparte de que Fanon es uno de los fundadores del concepto de la Negritud, su libro Los Condenados de la Tierra es precursor de los estudios que después se han llamado poscoloniales. El libro es un vehemente alegato contra el colonialismo, especialmente una defensa de la rebelión contra colonial en Argelia. De hecho, Fanon escribió este libro mientras estaba moribundo y lo dio al gran editor francés Francois Masperó que lo publicó de inmediato. El prólogo de Sartre fue muy discutido en cafeterías, aulas universitarias, mesas redondas y en círculos intelectuales de toda índole. El texto de Fanon es un llamado a África y particularmente a Argelia, para liberarse del colonialismo y de paso, una advertencia al llamado Tercer Mundo para que despierte y destierre el colonialismo. No puede negarse que el prefacio de Sartre fue tan importante como el propio texto de Franz Fanon. En México, además, recién habíamos visto la película de Gillo Pontecorvo, La Batalla de Argel, exhibida en México en 1967, que nos conmovió profundamente. La Casbah, la ciudadela histórica que rodea a Argel, se volvió famosa con la película de Pontecorvo. Todo mundo salía del cine imitando el grito que recorría la Casbah, con el que se animaban los revolucionarios. Fanon mismo había publicado en 1959 su Sociología de una Revolución (Título original: El Año V de la Revolución), en la que analizaba la lucha de los argelinos contra el colonialismo francés. Toda esa impronta de Fanon se deja ver en la película de Pontecorvo, incluso la música en la que algo tuvo que ver Ennio Morricone. Fanón además fue fundador del Frente de Liberación Nacional de Argelia, y alcanzó a ver el momento de la liberación y el nacimiento de la República Argelina Democrática y Popular el 19 de septiembre de 1958, reconocida hasta el 5 de julio de 1962, cuando ya Fanon había muerto. Una influencia determinante en Franz Fanon fue el poeta Aimé Césaire, el gran escritor de La Martinica, que escribió un texto de importancia destacada para el movimiento de la negritud y en general, para los movimientos contra coloniales: Cuadernos de un retorno al país natal (1939). Más tarde, en 1950, Aimé Césaire publicó Discurso sobre el Colonialismo, que también leímos en el Seminario de Bonfil. Se configuraba el Movimiento de la Negritud, asociado también a las luchas de los negros en los Estados Unidos que volvió a la palestra política con el grito Black Lives Matter, las Vidas Negras Importan, proferido en las calles de muchas ciudades del mundo a raíz de las protestas por el asesinato reciente de George Floyd. Pero el precursor del concepto y del Movimiento de la Negritud es Aimé Césaire que desde 1939 lo alentó con sus poemas y textos. Por cierto, no escapa Césaire a la influencia del importante poeta Senegalés Leopold Sedar Senghor, que por cierto, fue Jefe de Estado en su tierra, el Senegal. Senghor fue además miembro de la Academia Francesa. De Senghor leímos con Bonfil sus Hostias Negras publicadas en 1948 además de varios de sus ensayos políticos. Fue una influencia determinante en Aimé Césaire y también influyó en el pensamiento de Franz Fanon. La Negritud se desarrolló como movimiento caribeño durante la primera mitad del siglo XX, intentando definir la identidad cultural en el Caribe, sobre todo, ese Caribe de origen africano/francés. Todos los mencionados escribían en francés y fueron leídos ampliamente por la intelectualidad parisina. Protestaban contra el “indigenismo”, es decir, el intento de asimilarlos a una cultura plenamente francesa en el contexto de un orden colonial. En la fundación del concepto y del Movimiento de la Negritud también fue muy importante el escritor de Guayana Francesa León-Gontran Damas, de quien nos enteramos tiempo después de haber finalizado el Seminario de Bonfil. Pero otra lectura que resultó significativa para completar nuestro descubrimiento de uno de los variados Caribes y sus relaciones con África, fue el texto de Albert Memmi, Retrato del Colonizado precedido del Retrato del Colonizador (1957). Memmi fue un espléndido ensayista nacido en Túnez en 1920 y recién falleció en Paris el 22 de mayo del presente año. Memmi fue un escritor prolífico y me consta que era uno de los autores preferidos de Guillermo Bonfil. Es más, en aquellos días de los principios de la década de los 1970, se discutía en México la noción de “colonialismo interno” en la que se encuadraban las discusiones del Seminario de Bonfil. Pero eso requiere otro texto. Lo cierto es que el Seminario sobre Relaciones Étnicas que dirigió Bonfil en aquella histórica Escuela de Graduados de la Universidad Iberoamericana fundada por Ángel Palerm y Carmen Viqueira, nos descubrió el Caribe y a una parte de Nuestra América que nos era desconocida. Gracias a estos antecedentes estuve en posibilidad de entender la importancia de los trabajos de Gonzalo Aguirre Beltrán, pionero en el estudio de los afromexicanos con dos libros señeros: La Población Negra de México (1946) y Cuijla: Esbozo Etnográfico de un Pueblo Negro (1958). Con estos libros se abrieron en México los estudios sobre la que se ha llamado “la Tercera Raíz”: los afrodescendientes.
En los tiempos del Instituto Chiapaneco de Cultura, la poeta Marisa Trejo y yo, invitamos a Aimé Césaire para que hiciera un viaje a Chiapas y conviviera con los escritores y escritoras y los intelectuales en general. Pero Aimé Césaire nos respondió que lamentaba profundamente no poder aceptar la invitación porque él ya no viajaba, ya no salía de su isla. Césaire murió el 17 de abril de 2008 en Fort-de-France, La Martinica, a los 95 años de edad. Lo que si logramos fue la presencia de Zee Edgell, la gran escritora beliceña, que acudió al tercer y último Encuentro de Intelectuales Chiapas-Centroamérica que celebramos en Tapachula. Conversamos largo con Zee Edgell. Una de las más interesantes conversaciones que sostuvimos tuvo lugar mientras subíamos las faldas del Tacaná hacia Unión Juárez, junto con los colegas de los países centroamericanos que asistieron a ese inolvidable encuentro. Zee Edgell ya había publicado su gran novela, Beka Lamb (1982) y su no menos importante In times like these (En tiempos como estos) que en aquellos días era de reciente publicación: 1991. Zee Edgell ha cumplido 80 años y vive en los Estados Unidos en donde ha sido profesora asociada de inglés en la Universidad del Estado de Kent. Zee Edgell no tuvo relación con el Movimiento de la Negritud pero conocía a Aimé Césaire y a Franz Fanon y concordaba en que los descendientes afros tenían una larga y dura batalla por delante no sólo en El Caribe sino en los Estados Unidos y en América Latina, como en forma trágica lo demuestra el reciente asesinato de George Floyd. Una de sus últimas novelas es una magistral etnografía del pueblo beliceño y lleva por título La fiesta de San Joaquín (1997). Hay mucho más que escribir sobre esta intelectualidad de la Negritud como Derek Walcott Premio Nobel de Literatura en 1992. Walcott murió el 17 de marzo de 2017. Había nacido en el poblado de Castries en Santa Lucía el 23 de enero de 1930. Las identidades culturales del Caribe deben mucho a esta cauda de escritores de la Negritud, reconocidos mundialmente por su talento y por su lucha sin descanso contra el colonialismo.
Ajijic. Ribera del Lago de Chapala. A 15 de junio de 2020.
Me gustó mucho
excelente articulo del dr andres fabregas,lo comparti.