Protegernos la vida: acciones frente al COVID-19 en los pueblos indígenas del sur de México

Foto: Los Polos Viajeros

Por Delmar Méndez Gómez*

Hace unos días, mi abuelo Domingo y yo veíamos las noticias de los últimos informes del número de contagios y muertos en el mundo por el coronavirus, COVID-19. De pronto, él me preguntó que si en los informes se consideraban los contagios de hombres y mujeres indígenas de México y de otros continentes. Su propia interrogante lo llevó a una respuesta: “nadie lo sabe. No nos queda más que protegernos la vida”. En su afirmación se entrañaba una incertidumbre y, al mismo tiempo, el deber de cuidarnos. Enseguida comenzamos a platicar sobre las acciones que los pueblos indígenas originarios han realizado para evitar la propagación de la pandemia, pues no hay duda de que el coronavirus no sólo proyecta “una profunda crisis del orden global neoliberal que cuestiona el sistema económico y monetario, [la precariedad laboral] y de salud”[i], sino, además, es un acontecimiento que amenaza la salud de todos y todas[ii], sin importar en qué parte del planeta nos encontremos ni aún en los pueblos refugiados en la amazonía, donde ya se reportan los primeros contagios[iii].

La pandemia actual es tan sólo una de las tantas que los pueblos indígenas originarios históricamente han resistido y hecho frente, como ejemplos la pandemia de la esclavitud durante la colonia y sus secuelas coloniales en el presente; las muertes masivas provocadas por enfermedades –traídas de los países colonizadores– como la viruela, el sarampión y la gripe, entre los siglos XVI-XX, en toda América Latina y el Caribe; la pandemia de la pobreza y del hambre que ha cobrado muchas vidas pues, de acuerdo con los datos de la Agencia de la Organización de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), “al día mueren por desnutrición 8,500 niños y niñas menores de edad en el mundo”[iv]. En este sentido, el coronavirus se configura como un nuevo peligro para la salud de los más vulnerables. No obstante, los pueblos indígenas originarios han sabido hacer frente a las amenazas sanitarias, a partir de la organización y el cuidado colectivo, mediante el despliegue de sabidurías que permitieron las rebeliones, la recuperación de la medicina tradicional, el cuidado de la Me’tik balumilal (Madre tierra). Las estrategias desplegadas en el pasado, actualmente se ejercen para cuidar la vida y afianzar un porvenir, un futuro, con la menor pérdida humana posible. Una forma de “biopolítica” desde las comunidades.

Por un lado, destacan aquellos que apelan a la solidaridad y al cuidado colectivo, como ejemplo, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) tomó la decisión de cerrar los caracoles y los municipios autónomos rebeldes zapatistas para evitar la propagación del coronavirus en su territorio, sin dejar de luchar. En algunos pueblos, las familias se organizan para protegerse, resguardándose en sus comunidades, trabajando únicamente en la milpa y en la casa, como en Tenejapa y Chanal, municipios tseltales donde, además, los ayuntamientos acordaron suspender todos los actos políticos y religiosos. Fueron las mismas acciones tomadas en la regiones tsotsil y tojol-ab’al, donde los agentes acordaron suspender actividades públicas. Mientras tanto, en la región Norte de Chiapas, tseltal-ch’ol, se tomaron medidas rígidas en los municipios de Chilón y Yajalón al bloquear las entradas principales, y únicamente permiten la entrada a los que son originarios de dicha región, pero les piden no salir de casa durante dos semanas. Este cierre de las fronteras, el “confinamiento territorial”, se ha llevado a cabo en varios pueblos de Bolivia, Perú, Colombia, Ecuador y Brasil[v].

Por el otro lado, algunas comunidades han tomado medidas extremas y violentas que conlleva a la exclusión de sus propios lumaletik (conciudadanos). Esto sucede en algunas localidades de la región Altos y Selva de Chiapas donde existe un alto índice de hombres y mujeres quienes, ante la falta de empleo y de tierras para cultivar, han migrado en búsqueda de trabajo a lugares como Playa del Carmen, Cancún, Mérida, Ciudad de México y Monterrey –ciudades localizadas en los estados donde se registran altos números de contagiados por el COVID-19–, pero al volver son rechazados. Lo mismo sucede con los que han retornado de los campos de cultivo en Sonora y en Estados Unidos. Esto no es un tema menor, pues se ha informado que varios de los que regresaron, llegaron a su comunidad de origen sin tomar medidas preventivas y sin recibir alguna revisión médica, lo cual ha desencadenado desconfianza, incertidumbre y temor en los retornados, quienes se quedan sin apoyo y sin algún espacio dónde resguardarse. Esto ha provocado que los afectados tomen medidas trágicas, como recientemente sucedió con un hombre zoque de la comunidad Francisco León en Ocosingo quien, al dar positivo a la prueba del coronavirus, decidió suicidarse “por sentimiento de culpa, desesperación y no tener apoyo”[vi].

Lo anterior devela una de las caras más trágicas para los que viven en el sur de México, como en Chiapas, Oaxaca y Tabasco donde se encuentran los pueblos con mayores índices de pobreza y pobreza extrema[vii], con servicios de salud deficientes e insuficientes, los hospitales no tienen los instrumentos ni insumos necesarios para hacer frente a la pandemia, y mucho menos en las comunidades indígenas donde apenas cuentan con un centro de salud pero que no dispone de los medicamentos para curar una simple diarrea. Esto fue señalado por Pascuala Vázquez Aguilar, vocera del Concejo de Gobierno Comunitario de Chilón, al denunciar que en las 600 comunidades que conforma el municipio, ninguna autoridad sanitaria había llegado para brindar información ni compartir los protocolos de prevención y mucho menos en las lenguas originarias de los pueblos[viii], que en estos tiempos se hace fundamental, pues un pueblo informado puede tener mayores posibilidades de acción y de cuidado colectivo. Por ello, el Concejo de Gobierno Comunitario ha recorrido las comunidades para llevar la información en tseltal, iniciativa que ya ha sido realizada por instituciones del gobierno federal[ix] como por instituciones educativas y de la sociedad civil, como la Universidad Intercultural de Chiapas, la Red de Comunicadores Boca de Polen, y la Asociación de Servicios Comunitarios de Salud (ASECSA) quienes hicieron “el manual para prevenir y tratar el coronavirus desde la comunidad”[x].

Si bien la comunicación no resuelve el problema de fondo, cuando menos permite a las comunidades tener conocimiento sobre los cuidados y síntomas, sin generar pánico, les puede brindar información fiable de los posibles centros de atención a los que podrían recurrir en caso de estar contagiados. Pero el panorama es adverso, pues recibir atención en los hospitales es una realidad a la que aspira casi nadie, y menos en un estado como Chiapas donde hay un poco más de cinco millones de habitantes y tan solo 189 camas[xi] para atender los casos más graves, es decir, una por cada 27 mil habitantes (0.0003%). Y peor aun cuando el paciente es de un pueblo indígena, quien muchas veces sufre de racismo y discriminación. Por ello, como lo señaló la Concejera del Gobierno Comunitario de Chilón, si ellos y ellas mueren nadie se dará cuenta, “morirán en silencio”.

Hasta la fecha, en los informes que todos los días ofrece Hugo López-Gatell, Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, no se habla de la tasa de infección en los pueblos indígenas, tampoco se registran por origen étnico y mucho menos se menciona si hay un seguimiento de los casos confirmados. En este sentido, visto desde un ámbito regional y nacional, podrían no ser relevantes para el gobierno al pasar desapercibidos.

Aun con las acciones desplegadas por los pueblos y por el gobierno federal, hay familias enteras que no pueden detener sus actividades laborales, pese a tener noción de la contingencia sanitaria, porque no tienen otro modo de ganarse la vida. Eso me dijo doña Juana, una vendedora de atole: “en la radio nos dicen que nos quedemos en casa pero si no trabajamos cómo comeremos”. La única manera que tiene para ponerse “a salvo” es el cubrebocas y el gel antibacterial que lleva consigo. Esta es una realidad que una mayoría vive, pues el 57% de la población en México ejerce un trabajo informal, sin prestación ni garantías laborales[xii]. El Estado está rebasado al no contar con los insumos necesarios para atender a toda la población. Ahora nos queda la incertidumbre de saber cómo reaccionará el Estado en las siguientes semanas, en la fase que está apunto de activarse y que supone una etapa crítica, de contagios masivos.

Esto es más complicado todavía con las familias indígenas que están desplazadas de sus lugares de origen por conflictos políticos y territoriales, como sucede en comunidades de Aldama, Chenalhó y Chalchihuitán en Chiapas, quienes están refugiados en condiciones precarias, que no son de interés del Estado mexicano, por el contrario, son despojados de su territorio y vida, colocándonos en una situación de alto riesgo y de mortalidad ante la pandemia, como si fueran la “sociedad de desecho”. Don Antonio, un señor tsotsil desplazado me dijo: “nos piden lavarnos las manos con agua y con jabón cuando no tenemos ni para tomar ni un peso para comer ni dónde vivir”. El confinamiento, la cuarentena es desigual, no es garantizado para todos y todas.

Retomo las palabras de mi abuelo: es nuestro deber “protegernos la vida”. Por ello, el cuidar(nos) es un acto político, solidario y humano que debe de ser una práctica cotidiana, no sólo en tiempos de contingencia. Así lo escribió Albert Camus en su celebre novela La Peste: “ya no [hay] destinos individuales sino una historia colectiva que [es] la peste y sentimientos compartidos por todo el mundo”, como el tener resiliencia y sentido de pertenencia con aquellas familias que no pueden interrumpir sus actividades cotidianas y se encuentran en situación de riesgo. Esto se expresa en algunos pueblos indígenas, en los sectores populares, en las comunidades en resistencia y rebeldía donde las políticas del cuidado se hacen visibles y posibles. De esta manera han logrado sobrevivir y enfrentar cada una de las adversidades que surgen afuera de los pueblos indígenas originarios, desde la Colonia, en consecuencia de la expansión del sistema-mundo eurocéntrico, capitalista y neoliberal, que deja a su suerte a los más olvidados.

Si el Estado está desbordado, entonces los “de abajo” debemos defender la vida como en los últimos 500 años.

* Integrante del Observatorio de las Democracias: sur de México y Centroamérica (ODEMCA) del Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica (CESMECA-UNICACH). E-mail: delmarmego@gmail.com

[i] Daniel Villafuerte Solís (03 de abril de 2020). “COVID-19: crisis mundial, crisis económica y del Estado mexicano” en Observatorio de las Democracias: sur de México y Centroamérica, disponible en: https://observatoriodelasdemocracias.com.mx/columnas/f/covid-19-crisis-mundial-y-del-estado-mexicano

[ii] Hasta hoy 16 de abril de 2020, en México se registran 6,297 contagios, 450 nuevos casos y 486 decesos. De los cuales, en Chiapas hay 3 decesos, Campeche 3, Yucatán 7, Tabasco 25 y Quintana Roo 28, estos últimos en fase roja. A nivel mundial se registran dos millones cien mil contagios y 143 mil muertos.

[iii] Véase Radio Vaticano (11 de abril de 2020). “El COVID-19, una amenaza real para los pueblos amazónicos”, en Vatican News, disponible en: https://www.vaticannews.va/es/mundo/news/2020-04/covid19-amenaza-real-pueblos-amazonicos.html

[iv] Ollantay Itzamná (19 de marzo de 2020). “Pueblos originarios, coronavirus, y la hipocresía occidental”, en OllantayItzamna, disponible en: https://ollantayitzamna.com/2020/03/19/pueblos-indigenas-coronavirus-y-la-hipocresia-occidentalizada/?fbclid=IwAR1Qg-GU_thKKyu80EPNXSxKEMW4ZGqSuq…

[v] Véase Yvette Sierra (26 de marzo de 2020). “Latinoamérica: pueblos indígenas cierran sus territorios frente al avance del coronavirus”, en Mongabay Latam, disponible en: https://es.mongabay.com/2020/03/pueblos-indigenas-coronavirus/

[vi] Ángeles Mariscal (13 de abril de 2020). “Se suicida indígena zoque de Chiapas con Covid-19”, en Aristegui noticias, disponible en: https://aristeguinoticias.com/1304/mexico/se-suicida-indigena-zoque-de-chiapas-con-covid-19/?fbclid=IwAR3SvWiizTb28zj9GP1jScvQ-weWvQ21FqdMmiRYk3_hlP97RrkMhxXNTfI

[vii] De acuerdo con las últimas cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (CONEVAL), el cálculo para 2018 fue de 4 millones 175 mil personas en situación de pobreza, de estos un millón 623 mil se ubicaron en pobreza extrema.

[viii] Véase Ángeles Mariscal (09 de abril de 2020). “Si nos pega el virus, moriremos en silencio”, en Sin Embargo, disponible en: https://www.sinembargo.mx/09-04-2020/3764640?fbclid=IwAR2Ln5Z9H94Ip4toqSLg4SMqcpnFuPDjEguftdaw0fj_U2Mq0jmPhJM153Q

[ix] Destaca la labor del Instituto Nacional de las Lenguas Indígenas (INALI), así como el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), al emprender acciones de comunicación preventivas e informativas en los pueblos indígenas y afromexicanos, en 35 lenguas originarias del país, a través del Sistema de Radiodifusoras Culturales Indígenas (SRCI), que cuenta con 22 emisoras establecidas a lo largo del territorio nacional. Véase Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (09 de abril de 2020). “El INPI implementa acciones de información, prevención y mitigación en pueblos indígenas ante el COVID-1)”, en Gobierno de México, disponible en: https://www.gob.mx/inpi/es/articulos/el-inpi-implementa-acciones-en-pueblos-y-comunidades-indigenas-y-afromexicanas-ante-el-covid-19

[x] Disponible en la siguiente liga: https://www.alunapsicosocial.org/single-post/2020/03/24/Para-prevenir-y-tratar-el-Coronavirus-desde-la-%E2%80%9CComunidad).

[xi] Christian González (22 de marzo de 2019). “Hospitales de Chiapas, sin capacidad para enfrentar a COVID-19”, en La Silla Rota, disponible en: https://lasillarota.com/estados/hospitales-de-chiapas-sin-capacidad-para-enfrentar-a-covid-19-chiapas-coronavirus-covid-19-camas/372685

[xii] Véase Ana Karen García (25 de septiembre de 2019). “Informalidad repunta a 56.3% de la población ocupada”, en El Economista, disponible en: https://www.eleconomista.com.mx/empresas/Informalidad-laboral-en-Mexico-repunta-desempleo-se-mantiene-igual-20190925-0053.html

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