COVID-19, la cruz y la pandemia: una mirada a la devoción en un barrio de San Cristóbal de las Casas

Foto: Cortesía

Iván Francisco Porraz Gómez[1]

Un texto importante para leer en estos tiempos de pandemia, de miedos y de encierro, es el del historiador francés Georges Duby, su libro Año 1000, año 2000. La huella de nuestros miedos. Duby lo ilustra de la siguiente manera: “un cronista refiere que los obispos de Aquitania se reunieron en una pradera, cerca de Limoges. Habían traído reliquias de santos, el cuerpo de San Marcial y de varios otros, para que cesara una epidemia, el mal cesó de súbito. Todo ésto es muy significativo, lo sobrenatural es el único recurso. Se solicita gracia al cielo y se extrae de sus tumbas a los santos protectores” (1995:62).  El texto refiere a las reliquias de los santos como importantes objetos para el individuo europeo de esa época ya que a través de ellas se controlaban las epidemias y se curaba a los enfermos; quizás en tiempos recientes estas creencias no han cambiado, ya que muchos de estos acotecimientos religiosos los seguimos observando en algunos pueblos de Chiapas y de Latinoamérica, sobre todo en las últimas semanas frente a la incertidumbre, angustia y búsqueda de respuestas y certezas que está dejando el COVID-19 en la memoria de las personas.

El 3 mayo se celebra dentro del calendario católico a la Santa Cruz, una imagen venerada en muchos pueblos indígenas de la región Altos de Chiapas que también mantiene un sincretismo con otras deidades y el ritual agrícola; es también celebrada en algunos espacios de la periferia de la Ciudad de San Critóbal de Las Casas, y de otras latitudes.

En el barrio Ojo de Agua ubicado al norte de la ciudad, “la patrona” o “imagen principal” es la Santa Cruz, que ademásesta relacionada con las personas que se dedican al ramo de la construcción, valga mencionar que esta es una de las actividades más relevantes de los habitantes de ese lugar quienes son albañiles, peones, contratistas, carpinteros, arquitectos, entre otras actividades relacionadas.

Para muchos habitantes de Ojo de Agua este año es difícil por el tema de la pandemia, algunos están cumpliendo con las dispocisiones sanitarias que el gobierno de AMLO ha decretado, para otros más que viven al día no es tan fácil, pero en medio del caos buscan seguir haciendo la vida y se encomiendan a la divinidad. Hace algunas semanas la junta de festejos y los habitantes decidieron que no habrá festividad, que es mejor ciudarse y que hay que posponer la celebración. En la memoria de algunos habitantes esto no había pasado, respecto a ello comentan:

– Que recuerde, hace mucho tiempo no pasaba esto, no se había suspendido la fiesta, ni cuando hubo la entrada de los zapatistas, que supuestamente era díficil y no se podían quemar “cohetes” y polvora, algunos vamos a extrañar las misas, otros el convivio, lo único que esperamos es que esto acabe pronto y que las personas no resultemos enfermos…

– Con todo esto, lo único que debemos hacer es pedirle a la Santa Cruz que nos ayude. Durante los años que llevo con vida –más de 70 años- no se había suspendido, pero con esto del virus, es mejor prevenir, lo que sí hay gente que tenemos miedo, no sabemos que va a pasar, esperemos que salgamos bien de este asunto…

La organización de la fiesta patronal comienza siete o seis meses antes de la festividad, ahora tendrá que esperar; un integrante de la junta de festejos comentó que por el momento se decidió que la festividad se llevará a cabo en el mes de septiembre, tentativamente entre 13 y 14 que coincide con otro santoral católico: la exaltación de la Santa Cruz. Se espera que para ese momento lo más crítico de la epidemia haya pasado y que todos se encuentren bien. Por lo pronto, hay algunos pequeños rituales más privados que se están haciendo, la imagen de la “cruz peregrina” está visitando algunos hogares dentro del barrio, con un mínimo de personas. El 1 de mayo una pequeña comitiva de algunas colonias de la zona norte de la ciudad ofrenda oraciones acompañadas de velas e inciensos al arroyo que se encuentra en el corazón del barrio. Para el 3 de mayo se tiene prevista una misa a puerta cerrada con transmisión por Facebook en vivo; quizás esta sea la primera homilía de tales características en mucho tiempo, se espera que la mayoría de los habitantes del barrio la siga por redes sociales ese día. Sin duda, los habitantes tendrán que echar mano de la tecnología por lo que algunas personas mayores serán apoyadas por las generaciones más jóvenes. Por último, el otro ritual que se ha suspendido es el cambio de la junta de festejos, que estaba programado para este año y sería el 4 de mayo, quizás será un acto más privado en alguna otra fecha de este mes.

Las fiestas patronales convocan a una enorme afluencia de peregrinos y espectadores en cualquier santuario. El lugar donde se realizan: la calle, la pradera o fuera del atrio o iglesia, juegan un papel fundamental porque se viven momentos de expansión de la fiesta, de fusión del santo con el entorno o el paisaje, y de mezcla de lo sacro con lo profano (Porraz, 2017; Gómez, 2000), sin embargo, en tiempos del COVID-19, estos rituales parecen que se están llevando a espacios más privados o se están reprogramando para cuando sea el momento más oportuno, es decir, el fin de la pandemia. Por ahora ver una misa en vivo por Facebook sirve de aliento para recuperar la fe y la esperanza en el medio de los miedos y la incertidumbre.

En el llamado ciclo agrícola de las zonas rurales de Chiapas y otros espacios, estos rituales de celebración a la Santa Cruz también serán diferentes; lo más probable es que ocurran cambios sustanciales en la forma de llevar a cabo las festividades o que no se lleven acabo debido a las restricciones que a nivel local se impongan. En el barrio de Ojo de Agua y en otros espacios de México, no toda la gente puede ver las conferencias del Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud del gobierno mexicano, el Dr. López-Gatell. Más bien algunos recurren a la creencia en sus santos y esperan que sus rezos calmen esta calamidad. Por ello resulta tan interesante y pertinente entender estos espacios locales y las relaciones que se crean, cambian o mantienen, en el contexto de esta pandemia. Finalmente, vale la pena preguntarse: ¿cómo se está viviendo, o alrededor de qué se están creando imaginarios acerca del COVID-19 en los barrios y colonias de México?

Bibliografia

DUBY, Georges, 1995. Año 1000, año 2000, la huella de nuestros miedos, Editorial Andrés Bello. Italia.

DURAND, Jorge y Douglas S. Massey, 2001. Milagros en la frontera: retablos de migrantes mexicanos a Estados Unidos. El Colegio de San Luís, CIESAS. México.

Gómez Hernández, Antonio, 2000. “El encuentro de los padres eternos: la romería a la santísima trinidad en Zapaluta” en Anuario de Estudios Indígenas, IEI-UNACH, San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.

Porraz, Gómez Iván Francisco. 2017. Etnografía de la religiosidad en Los Altos de Chiapas. La romería en honor al Señor de Tila de Magdalenas. La tinta del silencio. Ciudad de México. 112 p.

[1] Investigador de ECOSUR-Tapachula, colaborador del Observatorio de las Democracias: sur de México y Centroamérica.

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