Puros cuentos los de José
El calor se dejaba sentir desde la mañana, la primavera había llegado desde hace algunos días, el sol alumbraba con intensidad y el trinar de los pájaros era más alegre.
Mónica tenía destinado el fin de semana para leer por placer, lo necesitaba, eso alimentaría su espíritu, ansioso de conocer otras historias. Tenía varios días que en casa solo estaban pendientes por lo que publicaban los medios de comunicación sobre la pandemia del Covid-19, Coronavirus.
El viento comenzó a soplar sin que por eso disminuyera el calor, Mónica fue al estante de los libros, comenzó a buscar por títulos. Halló varios. Eligió uno de narrativa, de un autor paisano, chiapaneco, el maestro José Francisco Nigenda Pérez. El título de la obra Puros cuentos los de José, había sido editado por la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas.
Se sintió atrapada por el texto desde el inicio al leer el mensaje del autor, “Representa la oportunidad de expresar evocación y sentimiento, una manera íntima de externar lo profundamente guardado en el corazón. Y es así porque cada suceso es real. Porque cada acontecimiento forma parte de mi vida personal. Porque cada línea me sigue produciendo felicidad o dolor. El título no es más que una manera de decir que los textos son cotidianos de una persona común y corriente, de vivencia nada extraordinaria, de personajes como tú o yo, como cualquier persona que ha vivido a plenitud la vida, sin que esto signifique ausencia de dolor y de extravíos en las emociones del alma”.
Mónica buscó su rincón favorito para leer, se acomodó e inició la lectura de los cuentos. A medida que avanzaba fue sintiéndose identificada con algunos escenarios y personajes, recordó algunos sitios que había visitado desde niña, la calidez de la gente de la zona costa de Chiapas, su manera tan peculiar de hablar, las expresiones coloquiales. Vino a la mente una de sus tías que había vivido en Arriaga, la alegría que siempre tenía ella y sus amigas, acompañadas del sentido del humor tan característico de la gente de esa región chiapaneca.
Cada cuento estaba impregnado del sentir de experiencias personales del autor, encontró también historias que le hicieron varios nudos en la garganta; algunas más exponían datos históricos, esos que hallan su riqueza cuando son compartidos a través de la literatura. La descripción y narrativa en cada cuento daba un toque peculiar a la obra, invitaba a quien leía a situarse en las historias y espacios donde se vivían.
Se sintió muy afortunada de saber leer y escribir, la lectura era una manera de adentrarse en conocer y reconocer historias, mundos, personajes, sentimientos, sueños, nostalgias, alegrías, tristezas. Indudablemente Puros cuentos los de José, había dejado en Mónica un grato sabor de boca. La tarde se asomaba y el viento ahora se percibía con frescura, qué mejor regalo de fin de semana.
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