Bienvenidas las bolsas de tela
Betina se encontraba en espera de que se reuniera su familia para degustar la comida, el televisor estaba prendido y ella no prestaba mucha atención al programa de las noticias. De pronto, algo atrapó su atención, la conductora daba la noticia que ya estaba en marcha dejar de usar bolsas de plástico en las tiendas, farmacias y otros expendios. Ahora las personas deberían llevar sus bolsas de tela.
Sin dudarlo ni un instante, casi a gritos, llamó a su mamá; doña Amalia creyó que algo le sucedía a su hija. En realidad, Betina quería que escuchara la noticia del uso de bolsas de tela para ir al mandado, al mercado, a las tiendas de autoservicio o hasta las tienditas de abarrotes que aunque pocas todavía existían -pensó para sí Betina-.
Ahora entendía porque en las últimas veces que había ido a algunas tiendas, farmacias y puestos en el mercado, le preguntaban si quería bolsa. En unos lugares ya empacaban las cosas en bolsas de papel.
Recordó las veces que su mamá le había contado que antes, la gente no acostumbraba a usar bolsas de plástico. De nuevo salió la conversación, a Betina le gustaba escuchar esas anécdotas, ahora les encontraba más sentido.
Doña Amalia le contó que, de niña, cuando iba al mandado las personas acostumbraban llevar su canasta, otras iban con recipientes como cubetas, jarras o platos, dependiendo lo que compraran, para que ahí les pusieran sus productos.
Un detalle interesante era en la compra de la carne de res, los vendedores solían ponerla en trozos de hojas de plátano, el rostro de Betina quedó asombrado. -Sí, hojas de plátano, de las que se utilizan para envolver los tamales-, enfatizó doña Amalia.
Los dulces también los vendían sueltos, los guardaban en frascos de vidrio y de ahí los ponían en trocitos de papel para su venta.
También le dijo que las bolsas que más usaban para llevar al mandado eran las morraletas, de textura resistente y de gran duración. -Ah ya sé cuáles son. Ésas que ahora venden decoradas con detalles de piedritas, listones de colores y algunas con rostros de Frida Kahlo-, señaló Betina.
Doña Amalia sonrió y asintió. Le dijo a Be
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