Ser o no ser fifí

En los últimos meses ha reaparecido una expresión que parecía estar en desuso, se trata del término “fifí”. El lenguaje tiene la vida que los usuarios le damos en cada momento histórico y como ocurre con normalidad se crean expresiones, otras muchas desaparecen y, como en este caso, se recuperan otras. Esto último es lo que ha ocurrido con el vocablo fifí, concepto recogido en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española bajo la definición de ser una “persona presumida y que se ocupa de seguir las modas”, además de ser considerada una expresión coloquial de uso más frecuente en Argentina, El Salvador, México y Uruguay.

De todos es conocido que el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, ha sido quien ha redivivo tal término para hablar de algún individuo tildado de “junior”, de persona que no desea cambios en la sociedad. Por otra parte, también ha ampliado la definición a un colectivo, como el de la prensa “conservadora” caracterizada por defender intereses propios y económicos, así como eludir la necesaria objetividad que se solicita a los periodistas, como parte de su código deontológico.

La reaparición del concepto ha hecho que se exploraran sus orígenes franceses, en concreto se remite a uno de los cuentos de Guy de Maupassant titulado “Mademoiselle Fifí”, y escrito a finales del siglo XIX. En él tal sobrenombre, que da título a la narración, lo recibe un personaje varón debido a “su coquetería”, “su talle delgado que se diría hecho por un corsé, por su cara pálida donde su naciente bigote aparecía apenas, y también de su costumbre que había adquirido, para expresar su soberano desprecio por los seres y las cosas, de emplear siempre la expresión francesa <<fi, fi donc>>,[1] que pronunciaba con un ligero silbido”.

Otras explicaciones también se han dado sobre su uso durante el mandato del general Porfirio Díaz para recordar los deseos de imitar a Francia en los años anteriores a la Revolución mexicana. Igualmente, y como comentó el propio Presidente López Obrador, también el concepto definió a los opositores a Gustavo Madero, especialmente a aquellos que desde las páginas periodísticas de la prensa del momento tenían la capacidad de expresarse.

Esa efervescencia del término fifí, con sus partidarios y detractores, ha coincidido con la lectura de un texto reproducido, con el título de “Características de la escuela socialista mexicana” (pp. 59-74), en la antología preparada por Gilberto Guevara Niebla bajo el título de La Educación Socialista en México (1934-1945) y en las míticas Ediciones El Caballito amparadas por la Secretaría de Educación Pública.[2]

El mencionado fragmento desea exaltar la labor de los profesores durante el periodo de la llamada educación socialista y para ello establece la comparación con lo ocurrido anteriormente:

Había sido considerada hasta ahora la profesión de maestro como algo “muy poquito”, especialmente por el hombre; pero ahora se “viriliza”, sube de importancia su papel y no extremamos cuando decimos que hasta su actitud y su indumentaria cambian por completo. Desaparece en la escuela socialista el “fifí”, el tránsfuga de la profesión, “maestro de todo y aprendiz de nada”, para ser ahora maestro de verdad dentro y fuera de la escuela.

Así, pues, esta breve cita ofrece cómo el término se prolongó en el tiempo para destacar, en este caso, la masculinización de la profesión del magisterio. Un hecho nada extraño en el periodo posrevolucionario caracterizado por resaltar la fortaleza masculina y la virilidad como convicción en las acciones, en especial frente a las actitudes precedentes del régimen político porfiriano.

Recordar el uso o desuso de expresiones, y su recuperación desde la política y la opinión pública resulta de indudable interés, pero no dudo que entender las pretensiones de su utilización es el verdadero reto.

 

[1] Expresión peyorativa relacionada con alejar a una persona y que también fue utilizada en la literatura, aunque hoy en día es escasamente usada en el idioma francés.

[2] Jesús de la Rosa P., Escuela socialista mexicana, México, 1935.

 

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