Se decoran puertas
Terminando de jugar el partido de voleibol Marifer se despidió de sus compañeras; la jornada había estado ardua pero había valido la pena, su equipo había pasado a las finales.
Se dirigió al baño de la escuela anfitriona, era la primera vez que la visitaba, por suerte había preguntado con anterioridad dónde se ubicaban los sanitarios. Al llegar abrió su mochila, sacó una toalla pequeña para secar su rostro que lucía colorado pero contento. Dejó la mochila en el piso, pasó al baño y se quedó asombrada, por instantes observó la diversidad de textos escritos al interior de la puerta.
Los mensajes eran abundantes, escritos con lápiz, lapiceros, marcadores, en letras pequeñas, grandes, algunas frases legibles, otras no entendibles.
¡Cuánta actividad! ¡Qué ganas de escribir mensajes! – pensó-.
Salió del baño y se quedó un rato sentada en una jardinera, mientras se relajaba después de la dosis de adrenalina que le había generado el partido. En su mente seguía la imagen de los letreros que vio al interior de una de las puertas del baño. Algunas frases le seguían resonando:
-Odio la prepa- y a un lado estaba escrita otra frase, como a modo de una de tantas respuestas, – entonces por qué estudias-.
Y así como ésas, había un sin número de frases distintas, algunas obscenas, otras religiosas, motivadoras a seguir estudiando y con ánimo en la vida. También había saludos, intentos de dibujos, datos como si alguien fuera a necesitar información de palabras, ideas sueltas que luego tenían seguimiento. Palabras y más palabras que en la mente de Marifer no eran cualquier tipo de mensajes, estaba consciente que podían tener diversos significados.
-¡Vaya que las puertas están decoradas! ¡Qué variedad de estilos!!, dijo al tiempo que sonreía.
Intentó imaginar si alguna vez ella se atrevería a hacer eso, en realidad no era tan atrevida o quizá tan lanzada a la aventura de la decoración. Sí, eso podría ser, una decoración que refleja parte de lo que cada chica o mujer trae en su interior y, de alguna manera, quiere compartir. Siguió dando vuelo a su imaginación y en su mente se fue formando la idea, y qué tal escribir algo como: ‘Se decoran puertas’, sí, decorar con palabras de aliento, de emoción, de picardía, de tristeza, de ganas de escribir por el mero gusto de que la palabra se lea, de compartir mensajes sueltos…
El sonido de su celular la trajo al momento actual. En su casa la estaban esperando para comer. Se apresuró a tomar su camino mientras seguía repasando ‘se decoran puertas’… y quizá, ventanas también.
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