Una tarea compleja: volver decente al capitalismo
Escuché durante la mañana del pasado domingo, el Tercer Informe de Gobierno al Pueblo de México que ofreció el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. Por la tarde, nos enteramos que había un Primer Informe del Gobierno en funciones, mismo que se entregó por escrito al Congreso de la Unión de manos de la Secretaria de Gobernación, Olga Cordero, representando al Presidente de la República. En el Tercer Informe, no escuché novedades debido a que sigo puntualmente las conferencias mañaneras, ámbito en el que el Presidente, de hecho, informa sobre sus actividades y la manera en que, desde su punto de vista, avanza la ejecución de su Programa de Gobierno. No obstante, por lo expresado en el Tercer Informe, ha quedado muy claro que el proyecto del Gobierno actual en México, es volver decente al capitalismo que vivimos. Ello merece un comentario, así sea somero.
El capitalismo arribó al mundo a través de una intensa violencia. Es una formación económica gestada en la parte occidental de Europa, de donde arrancó para expandirse por el planeta. Se configuró en el contexto de sociedades feudales de la parte de Europa mencionada, a través de la consolidación de nuevas relaciones de producción que privilegiaban el alquiler de la capacidad de trabajar a cambio de un salario. Los comerciantes fueron los primeros burgueses, que a través de la mercancía y su venta o intercambio, acumularon dinero, capital, lo que fue fortaleciendo su posición en la sociedad feudal. Los orígenes del capitalismo son, al mismo tiempo, los de la llamada globalización y además, de la modernidad. Es en Europa Occidental en donde se gestó todo ello. En la actualidad, no son los comerciantes los agentes protagónicos del capitalismo sino los financieros, los que controlan al capital financiero, que, además, controlan empresas, industrias, coaliciones empresariales y un largo etcétera. Conviene, a quienes estén interesados en este tema, leer el texto de Max Weber, La ética protestante y el espíritu del capitalismo, publicado por vez primera en 1901 en una revista alemana de ciencias sociales. A partir de esa fecha, el texto de Weber ja sido traducido a un sinnúmero de idiomas. En México, contamos con ediciones en el Fondo de Cultura Económica. En su proceso de expansión mundial, el capitalismo engendró a los sistemas coloniales, provocando conflictos, guerras, matanzas, genocidios, surgimiento de Estados Nacionales y un sinfín de alteraciones en la vida de multitud de pueblos del planeta. Quien quiera ilustrarse sobre ello, puede recurrir a la lectura de las obras de Innmanuel Wallerstein, fallecido recientemente; también, al libro de Eric Wolf,Europa y la gente sin historia, publicado por el Fondo de Cultura Económica (2005). Para decirlo muy en breve, todo el andamiaje de la sociedad bajo el dominio del capitalismo se construye sobre la explotación del trabajo, que se alquila en medidas de tiempo. Quien controla a los medios de producción, el capital financiero, es el beneficiario número uno de esa situación.
En sus comparecencias cotidianas, el Presidente López Obrador ha reiterado que su proyecto consiste en cambiar al régimen, no las relaciones de producción. Lo ha vuelto a reiterar en su Tercer Informe al Pueblo de México. Luego entonces, no es el cambio de la naturaleza de la sociedad el objetivo de su gobierno, sino limpiar de corrupción a la administración pública y al capitalista, inversor privado. En una palabra, lo que persigue es adecentar al capitalismo y cuidar la honestidad en la administración de los asuntos y dineros públicos y privados. La tarea se observa muy difícil. No por la buena voluntad del Presidente, sino por la catadura de los que controlan al capital financiero. En otras palabras, quizás es posible lograr una administración pública “honestona” (para expresarlo en castellano chiapaneco) pero con ello no se garantiza el fin de la explotación del trabajo. Así mismo, puede ser que exista una administración pública honrada mientras permanecen las desigualdades sociales. No es la corrupción lo que origina la desigualdad social, sino el control diferencial de los medios de producción y del capital, que, a su vez, dan entrada a la corrupción.
Recordemos que uno de los pasajes bíblicos relata un diálogo entre Jesús y un joven rico que asegura haber guardado los cánones éticos que su cultura exigía. Y entonces, cito:” Jesús le dijo: si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste porque tenía muchas posesiones. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos.” (Evangelio según San Mateo, Capítulo 19, versículos 21 a 23. Versión editada por Broadman @ Holman, (1994), 2005). Por supuesto, la Biblia se presta a un sin número de interpretaciones, pero ningún capitalista haría lo que Jesús le pidió al joven rico.
Tampoco es fácil diseñar el cambio social. Los intentos se han realizado en varias sociedades, pero la desigualdad social no cede. Y no cederá mientras el capitalismo domine en el mundo al que, por lo que vemos, está a punto de infligir severas heridas. Pensemos en que el cambio climático es real, que los incendios en el Amazonas son provocados por el propio gobierno brasileño para que se extiendan los negocios, que los ejércitos de migrantes lejos de disminuir aumentan debido a que la pobreza recorre al mundo como un halo maligno, que la delincuencia se ha convertido en una fuente de enriquecimiento espectacular, que la humanidad ha llegado a extremos impensados en la práctica de la maldad. Que reuniones del G7 van y vienen, y los muy graves problemas que aquejan al mundo no sólo no desaparecen sino que se multiplican.
En lo personal, no dudo de la honestidad del Presidente de la República y en sus buenas intenciones de transformar al país. Pero me temo que ante la ausencia de una estrategia para cambiar las relaciones de producción, su proyecto se quede trunco. Pero otorgando el beneficio de la duda, veremos si lo que se pretende, es decir, cambiar de régimen, nos lleva a un cambio de sociedad. Ello sería algo no visto en la Historia hasta este momento.
Ajijic. Ribera del Lago de Chapala. A 2 de septiembre de 2019.
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