Lejos de rapiña y sindicatos…. ¡UNIVERSIDAD!
[Primera de dos partes]. “El objeto de la creación de esta universidad es vigorizar nuestra inconformidad con los desórdenes de la injusticia tradicional, y reivindicar la historia cultural de Chiapas, como referencia para la construcción del bien público, y entrar al dominio del conocimiento universal con sentido social”. Dr. Manuel Velasco Suárez.
En la vida personal y en la de familias, sociedades, empresas e instituciones, las debacles y dificultades suelen ser catárticas, dolorosas, reveladoras, aunque sobre todo, transformadoras de sí mismas. Alteran en extremo sus tradiciones burocráticas, e incluso modifican sus estructuras organizacionales desfasadas, decrépitas o ineficaces.
Claro que en la mayor parte de los casos, sin embargo, ante la falta de verdaderos motores internos, los individuos se suicidan, las familias migran o se arruinan, las empresas se declaran en quiebra y las instituciones cierran sus puertas o se disuelven.
No es el caso de la Universidad Autónoma de Chiapas. La universidad de la tierra y de los chiapanecos todos, la más extensa y prestigiada, pues, a pesar de la estupidez de sus últimos conductores, y no obstante el ritmo y las buenas estadísticas que a lo lejos muestran las otras universidades locales, entre ellas la empoderada Universidad de Ciencias y Artes, la UNACH cuenta con la infraestructura más densa en la región, el mayor número de carreras, programas, servicios, profesores, y la mayor demanda educativa. Dato que se confirma ahora mismo ante sus más de 23,000 estudiantes. Cantidad nunca antes expresada, inimaginable.
Y claro que la debacle por la que atraviesa no es de hoy ni de ayer. La crisis ética, académica, administrativa y financiera en la que se encuentra sumida nuestra Universidad —de acuerdo con sus propias estadísticas— se fue gestando durante ésta, su segunda época. Al menos durante los últimos veintiun años, desde 1998, exacervada durante la administración de Vals Esponda (2010-2014), hoy flamante secretario general de la ANUIES y —por si hubiese hecho falta— empeorada a grado sumo por la tibia gestión de Ruiz Hernández (2014-2018), grisáceo “coordinador de asesores” del gobierno estatal vigente.
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El propio Carlos Natarén Nandayapa, rector actual, recién ha informado que su predecesor agregó al déficit de la Universidad, 558 millones de pesos, y que su deuda no es como creíamos al interior de la institución, “de entre 1600 y 1900 millones”, sino de exactamente 2,300 millones. Ello es: 25 % más que la deuda acumulada por el fugaz Vals Esponda.
Dos datos adicionales ha expresado Natarén Nandayapa: que el 87 % del gasto total anual se aplica al pago de nómina, y que la Universidad dedica tan sólo el 0.5 % de su presupuesto
general a investigación, desarrollo y publicaciones. Los pasivos de la institución corresponden a deudas con ISSSTE, FOVISSSTE, AFOREs y SAT, constitutivas de fraude calificado desde la perspectiva de sus trabajadores.
Y el desastre de la Universidad, naturalmente, ha “sacado sus trapitos al sol”, como decimos coloquialmente. Aviadores y aviadurías concedidas a políticos e influyentes externos —algunas “corregidas” en el camino—, nepotismo ejercido a todos los niveles de la estructura burocrática, “clanes familiares […] que tienen todo el árbol genealógico en [la Universidad], en la mayoría de los casos sin ningún mérito”; compadrazgo y tráfico de influencias, “guachicol en viáticos, gastos y rentas exageradas en inmuebles” y, entre todo ello, decenas de anécdotas que transitan por las redes sociales de estudiantes y profesores.
Una de ellas es la narrada por Jorge López Arévalo, nuestro excandidato a la rectoría, pues cuenta lo ocurrido en 2014 tras la “aparición en nómina del esposo y el hermano de una miembro de la [honorable] Junta de Gobierno”, en la plantilla de un “espacio académico del campus III de San Cristóbal”, y en “la Dirección de Extensión Universitaria”.
Pues sucede que los trabajadores académicos y administrativos se enteran de estas evidentes contrataciones espurias, “se inconforman y hasta van al paro” aunque… de risa diríamos nosotros: al final “bajan las banderas esgrimidas y lo que piden es que dos de sus parientes tambien sean contratados, en compensación [por] el acto de nepotismo”… situación que finalmente sanja la inconformidad.
Asi mismo, se ha sabido que mientras la Universidad forma parte del CUMEX, consorcio de las “mejores universidades del país”, ocupa al mismo tiempo los peores lugares en transparencia institucional, e incluso el último en cuanto a “información jurídica vinculada al cumplimento de normas”.
En los llamados “rankings universitarios mundiales”, la UNACH se encuentra en la cola del país y… lo peor: la institución ha servido para legitimar las tonterías de los gobiernos estatales en turno. La Universidad “dio el aval y la fundamentación académica [de dos monstruos. Entre otros]: las ciudades rurales y [la producción de biodísel y otros] bioenergéticos, torciendo la realidad de Chiapas según los deseos del gobernante”.
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