Un comentario sobre la Reina del Sur, 2
Finalmente, hace unos días, terminé de ver la segunda temporada de la Reina del Sur, serie protagonizada por Kate del Castillo. El personaje fue creado por el escritor español Arturo Pérez-Reverte Gutiérrez, con influencias de Elmer Mendoza, este destacado escritor mexicano del género policiaco-narco. Recordemos aquella novela espléndida Balas de Plata que reveló a un prolífico narrador con libros como Asesinato en el Parque Sinaloa, No todos los besos son iguales, El Efecto Tequila, que han cimentado una corriente literaria en México, de la que fue precursor el finado Gerardo Cornejo, con aquella novela titulada Juan Justino Judicial. El caso es que Pérez-Reverte alcanzó la fama con La Reina del Sur, habiendo escrito también La Tabla de Flandes, El Capitán Alatriste o El Club Dumas. Después dio tal giro (o a lo mejor siempre fue de derechas) hacia el nuevo franquismo, que uno se pregunta como un escritor de ese talento justifica a un régimen ideológico como el de Franco en España. Pero la Reina del Sur tuvo tal éxito que llegó a la pantalla. Fueron millones los televidentes (o deberíamos decir, “serie videntes”) que vieron la primera temporada con una Kate del Castillo haciendo el papel de una niña “culichi” (nativa de Culiacán) que llega a narca de primer nivel.
En México nos enteramos años después de aquella primera temporada de la Reina del Sur de los sucesos que envolvían al Chapo Guzmán (incluso existen varias series sobre su vida) y que lo relacionaban con Kate del Castillo. Todo ello culminó en aquella entrevista con el Chapo Guzmán que sostuvieron la actriz mexicana y el actor norteamericano Sean Justin Pen, “Sean Pen”, y que terminó en un conflicto entre ambos. A la postre, como es ampliamente conocido, el Chapo Guzmán terminó en una cárcel norteamericana de la que es improbable que escape. Pero la cuestión de los narcos y sus vidas ha seguido en las series de NEXFLIX y en otras, como Prime Video o Claro Video. También continuó el escándalo entre Kate del Castillo y el gobierno mexicano que llegó a señalarla como colaboradora del mismísimo Chapo Guzmán. En ese contexto, Nexflix estrenó la segunda temporada de La Reina del Sur, que me senté a ver, en parte por curiosidad y en parte por morbo.
La segunda temporada de la Reina del Sur se estrenó en los Estados Unidos el lunes 22 de abril de este año. En México, estuvo accesible desde el 29 de julio del presente, con un elenco que incluye entre otros, a Kate del Castillo, Raoul Bova, Paola Núñez, Mark Tacher, Humberto Zurita, Luisa Gavasa, Antonio Gil, Flavio Medina y la actuación de la niña (13 años) Isabella Sierra en el papel de hija de Teresa Mendoza (Kate del Castillo). De hecho, en esta segunda temporada tenemos dos protagonistas: Kate del Castillo e Isabella Sierra. La serie gira alrededor de una trama armada en los Estados Unidos en complicidad con Rusia, para imponer a un Presidente de la República Mexicana que sea su títere, sin más. La serie, financiada por Telemundo (y seguramente por otras fuentes) se filmó casi toda en Colombia, puesto que Kate del Castillo no podía ingresar a México, so pena de ir a la cárcel.
La trama se arma a través del secuestro de la hija de Teresa Mendoza que es una inocente niña, que no sabe quién es su mamá y que además, ignora que esta mató a su padre. Todo un lío de narcos. La serie tiene una influencia obvia de las telenovelas mexicanas, con giros como el que el secuestrador de la hija de Teresa Mendoza termina convirtiéndose en su amante. Hay pasajes muy aburridos que se filmaron simplemente para alargar la proyección que consta de 60 capítulos. Lo más interesante son las “tesis” que se expresan a lo largo de la serie: en México, es posible que un narco llegue a la mismísima Presidencia de la República pero además, apoyado por los Estados Unidos y Rusia, ahora aliados en el reparto del mundo. La DEA es el cerebro que pone en práctica los planes del propio Presidente Norteamericano para imponer a un títere, un capo narco (Humberto Zurita en el papel de Epifanio Vargas, el candidato a la presidencia) que, al enterarse de las intenciones del gobierno “gringo”, se alía con Teresa Mendoza para acaban con otros cárteles (El Zurdo Villa, protagonizado por Flavio Medina, que es nada menos, en la serie, el nieto de Pancho Villa). Al final, Teresa Mendoza se sale con la suya, libera a su hija, se hace amante del secuestrador y dice “ahora me conviene que Epifanio Vargas sea el Presidente de México”, es decir, su títere.
La serie termina en donde comenzará la tercera temporada: Teresa Mendoza y su hija están disfrutando la vida en una lejana playa en Australia, cuando son interrumpidas por un ataque con helicópteros, buques de guerra, marinos. Teresa Mendoza y su hija huyen, pero cuando aquella voltea para ver en dónde está su hija, esta no aparece. ¿Ha sido secuestrada de nuevo? ¿Quiénes están detrás de este ataque? Todo lo sabremos en una tercera temporada de una serie que no es sólo sobre la vida de los narco traficantes, sino que sirve para exponer una interpretación bastante fantaciosa de la política mexicana.
Ajijic. Ribera del Lago de Chapala. A 25 de agosto de 2019.
Pues a mí no me aburrió ni un solo minuto de NINGUNO de los capítulos que ví, me pareció fabulosa, emocionante , me hizo llorar, me subió la presión, me hizo reir, y lo mas importante no es Predecible.
Yo no quería verla porque las segundas partes nunca superan ni se igualan a las primeras, pero en esta ocasión me quedo con la emoción que me hizo sentir la segunda parte.