La hegemonía del “Yo tengo otros datos”
México vive una especie de regreso al pasado. Al pasado político del “hombre fuerte” y fiel de la balanza política nacional sin el PRI, pero con nuevo partido hegemónico en ciernes. Lo que experimenta el país no es un regreso a las políticas económicas de los años 70s como se cree; puesto que lo que hoy se busca es detener la desigualdad y distribuir mejor los ingresos nacionales a través de expandir el consumo.
Al estilo del “despotismo suave” descrito por Tocqueville, con la llegada al poder de Andrés Manuel López Obrador, muchos mexicanos sintieron que votaban por alguien como ellos y que, con ello se dejaría de privilegiar a las élites para que el control político nacional descansara en el control de las mayorías. La realidad es que, si bien el ascenso al poder de AMLO destruyó al sistema de partidos políticos, el control nacional -es decir del gobierno- depende de su voluntad política.
En ese sentido, ese regreso político al pasado en esencia; no es culpa del directamente beneficiado; es decir el presidente Andrés Manuel López Obrador. Víctima de la codicia de los líderes políticos, el sistema político nacional basado en el PRI colapsó y ya nadie confía en los partidos políticos nacionales. Las élites corrompieron la democracia representativa nacional, hasta que hicieron colapsar a los partidos políticos existentes.
Lo peor de ello es que los partidos políticos, sabedores de esa desconfianza ciudadana, desde hace tiempo la intentaron contrarrestar con carretadas de dinero público ¿Qué impide a MORENA hacer lo mismo en las elecciones del 2021?. El futuro de los partidos políticos nacionales en esas elecciones depende de lo que haga bien o mal el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Hasta MORENA, el partido político que fundó; resiente la personalidad presidencial y el fenómeno político que lo impulsó. Pocos candidatos hubieran ganado una elección por si solos, si detrás de ellos no hubiera estado la figura política de AMLO.
“Si MORENA se echa a perder, renuncio a el” dijo López Obrador y también recomendó a los “morenistas” actuar de acuerdo a sus convicciones y principios.
En ese sentido, MORENA se juega su futuro político como partido político en dos aspectos esenciales: ¿Qué pasará si algún día le falta su líder? y además ¿Sobrevivirá a las pugnas internas que ya se configuran?
Por lo pronto, con la frase “Yo tengo otros datos” el presidente hace debate público y derecho de réplica con la prensa nacional e impone su punto de vistas en base a su popularidad y el descrédito de los partidos políticos. AMLO maneja con ello la agenda política nacional e impone su criterio.
Es un abono a la democracia nacional el ejercicio de las conferencias de prensa “mañaneras”. Ello evita que la presidencia nacional y su titular se aíslen del contacto directo con los ciudadanos; porque un político para aspirar a convertirse en un estadista, necesita el contacto directo con la realidad. Pero es evidente que las “mañaneras” no lo son todo.
Las “mañaneras” es decir, el instrumento presidencial para el debate y la divulgación de la información pueden resultar un peligro social. Describo lo anterior con un ejemplo: el contexto nacional es de alta vulnerabilidad de periodistas e informadores ante la violencia y por ello en nada abona a la gobernabilidad que el presidente haga señalamientos directos contra algunos columnistas en particular y en general hacia la prensa que no le es afín y que denomina “fifí”.
“Yo tengo otros datos” significó también la descalificación de algunas instituciones nacionales, especialmente el presidente AMLO ha descalificado a los organismos autónomos, también a las calificadoras financieras, al Fondo Monetario Internacional e incluso a la sociedad civil.
En el manejo de la economía, también se impone el “Yo tengo otros datos”. El presidente López Obrador rechazó estar preocupado por estancamiento de economía mexicana porque su gobierno está más interesado en impulsar el desarrollo que el crecimiento económico.
Sin bien, es importante diferenciar los conceptos de crecimiento y desarrollo; puede haber crecimiento sin desarrollo, sobre todo cuando el crecimiento no es incluyente; pero sin crecimiento, no hay desarrollo. Si la economía crece se generan empleos, pero solo con empleos no se logra el desarrollo, este llega cuando se distribuye mejor la riqueza con inversiones en salud, educación e infraestructura además de capital humano.
AMLO apuesta por incrementar el consumo, vía subsidios directos. Un país con la desigualdad como la que tiene México, evidentemente que necesita que los más pobres consuman más; pero esto no es suficiente para alcanzar el desarrollo.
La política del “Yo tengo otros datos” interfiere sobre la necesidad de debatir las ideas, de confrontar proyectos de nación y no se diga sobre la posibilidad de persuadir al presidente de corregir una decisión que pueda ser equivocada.
El país conoce y ha padecido numerosos casos de decisiones presidencialistas equivocadas o cupulares. Varias de esas decisiones terminaron en crisis económicas. Precisamente, el regreso al pasado presidencialista y de presidente políticamente fuerte, tiene que significar un periodo de transición hacia políticas económicas más equitativas, hacia el fortalecimiento de las instituciones, hacia una mejor distribución de la riqueza y mejores oportunidades para todos los mexicanos.
Es posible que del “Yo tengo otros datos” México pueda pasar a un escenario de mayor democracia y mejor bienestar. Pero todo depende de la visión de un presidente que aspira a ser el mejor que ha tenido México en los últimos años. No tiene nada enfrente que se oponga a ello.
Twitter: @GerardoCoutino
Correo: geracouti@hotmail.com
Sin comentarios aún.