Chiapas, sin procesos por corrupción

En las reuniones de su equipo, antes de que Rutilio Escandón asumiera la gubernatura, se habló mucho de aplicar la ley a quienes habían desfalcado al erario chiapaneco. Se barajaron nombres de quienes caerían en desgracia. En la lista aparecieron Fernando Castellanos Cal y Mayor, expresidente de Tuxtla; Jorge Alberto Betancourt Esponda, exsecretario de Obras Públicas, y Eduardo Zenteno Núñez, exdiputado y exdirector del Inifech.

Sin embargo, han pasado nueve meses y no hay evidencia, como sí sucede en el nivel nacional, de que se investigue a alguien por los “desvíos” y la “corrupción” que tanto se pregona desde el aparato oficial.

Es posible que ese manto de protección desaparezca, porque la buena imagen que se había construido el gobernador, con los desalojos a propiedades invadidas de forma ilegal, se ha diluido. Su calificación ha caído, de acuerdo con Consultores Arias. En la medición de julio, el gobernador Rutilio Escandón se ubicó en la posición 17, con un nivel de aprobación de 22.3 por ciento (por abajo del promedio, que es de 28.3), y con una desaprobación del 67.6 por ciento, 6.4 por encima del promedio.

Rutilio Escandón, gobernador de Chiapas.

Esta mala noticia podría resultar perjudicial para varios funcionarios del sexenio anterior, porque la forma de enviar un mensaje sin equívoco a los ciudadanos es que se está combatiendo la corrupción sin importar el pedigrí ni los compromisos políticos.

El presidente López Obrador, que se veía titubeante en este aspecto, ha dejado que los jueces actúen y procesen a exfuncionarios que personifican la corrupción peñista. La detención de Rosario Robles, con todos los bemoles en su proceso, seguramente brindará buenos dividendos a su imagen.

Si la recuperación de predios, que es una acción importante de gobierno, ya no abona en la imagen del gobernador, una de las rutas que tiene la actual administración es detectar desfalcos y armar carpetas de investigación.

Es muy probable que eso empiece a suceder, porque el mandatario chiapaneco no se puede dar el lujo de perder en un año, las buenas expectativas que generaban su gestión. Es difícil, desde luego, llegar a los niveles de aprobación de los gobernadores de Yucatán, Sinaloa, Tamaulipas, Baja California Sur o Hidalgo, pero debe regresar, al menos, a la octava posición en la que había sido ubicado hasta hace algunos meses por los chiapanecos, según cifras de Consultores Arias.

Se debe evitar que se acerque a la cola de los gobernadores peores evaluados, en donde figuran los innombrables de Tlaxcala, Veracruz, Nuevo León, Baja California y Nayarit.

Por supuesto que no todo se concreta a someter a proceso a funcionarios que hayan medrado con el erario, pero es necesario enviar una señal de combate frontal a la corrupción, en esta etapa de cambios que se vive en el país.