Zompopo, chicatana, cizín y nucú
Para mis amigos Abel, Mario, Marco y Tony
[3ra. de siete partes]
En segundo lugar, están sus compañeras semejantes, aunque abocadas exclusivamente al aseo del nido. Son las llamadas “afanadoras”, las que retiran del hormiguero los desperdicios e inmundicias, y están al cuidado de embriones, larvas y pequeñas crías.
En tercero se encuentran las jardineras, medianas y ocres, propiamente “obreras” u “obreras forrajeras”; las que además de excavar nuevas cámaras y conductos, salen de la madriguera, caminan hasta cien y 150 metros, y van por el forraje. Las mismas que fray Bernardino de Sahagún en su Historia general de las cosas de la Nueva Españarefiere, cuando expresa: “y hay otras hormigas que llaman tzicatana. Críanse en las tierras calientes y destruyen los árboles y cuanto hay. Andan en escuadrones, como gente de guerra. Y llámanlas también tepehuani [que] quiere decir destruidoras”.
Aunque en cuarto y principal lugar se ubican las hormigas más grandes, casi negras y cabezonas, provistas de formidables mandíbulas, llamadas “soldados” por los entomólogos. Verdaderos milicianos que se encargan de defender a las jardineras del ataque de sus enemigos naturales: moscas, moscardones, arañas, e incluso aves, reptiles y anfibios, para quienes son un manjar suculento.
Aunque… no se crea que las arrieras corresponden a una sola e indivisible variedad, sino que forman parte de catorce diferentes especies. Todas hermanas. Secciones del género Atta que a su vez forman parte de la “tribu” Attini, del “clan” Mirmicinas y de la familia formícidas, marbete este último de origen latino, en donde se engloban todas las hormigas del mundo.
Nuestras hormigas arrieras
Las tres con las que convivimos en Chiapas, México y Centroamérica son Atta cephalotes,propia de las zonas bajas, húmedas y cálidas, Atta mexicana,atemperada a las áreas altas y más frescas de la región, y Atta texana,cuya distribución geográfica abarca el sur de Estados Unidos, el norte de México y una parte del Golfo hasta la ciudad de Córdova en el estado de Veracruz. La ciencia, sin embargo, llama al resto de la familia con los siguientes nombres extraños: bisphaerica, capiguara, colombica, goiana, insularis, laevigata, opaciceps, robusta, silvai, sexdens y vollenweideri.
Y son estas hormigas, junto con las abejas domésticas o de la apicultura (Apis melliferade las hymenópteras), los seres animados e inteligentes más eficaces —laboral y socialmente—, justo detrás del ser humano. Pues su evolución anatómica y su especialización funcional ha sido bárbara… ¡Extraordinaria! y su organización social es súper compleja. Sus nidos o madrigueras son extensas y profundas. Sus galerías en ocasiones se hunden al interior de la tierra hasta en tres y cuatro metros.
La colonia del Aguaje —nuestra casa, jardín y retiro, por ejemplo— abarca un cuarto de hectárea apenas. Cincuenta por cincuenta metros, igual a 2500 metros cuadrados…
Aunque he escuchado que llegan a colonizar una hectárea completa, por entre las raíces de los árboles y plantas: áreas cruzadas todas subterráneamente por cámaras, pasadizos y galerías inmensas. Provistas de decenas de respiraderos y entradas, algunas hasta de diez centímetros de diámetro. En ocasiones camufladas o cubiertas con hojas o ramas vivas, aunque es más común observar sus típicos e infaltables montículos de barro espolvoreado, en forma de pequeños volcanes (en ocasiones enormes).
Pueden llegar a remover toneladas de tierra, como alguna vez vimos en el antiguo bosque del Zapotal, hoy Zoológico Miguel Álvarez del Toro. Igual que procesan grandes cantidades de hojas y material orgánico, tal como podría deducirse de lo expresado arriba respecto de la poda asestada al robusto flamboyán. Recuerdo eso sí, cómo de pequeño, mi madre las ahuyentaba de su pequeño jardín, con Mirex,el famoso insecticida que entraba de Guatemala de contrabando. Esparcía sus gránulos sobre el camino de las arrieras, ellas lo introducían al nido y… con el tiempo desaparecían, aunque rebrotaban en los patios vecinos.
Y mil cosas podría decir sobre ellas, aunque me detengo en éstas: para la gente del campo y los vecinos de los barrios periféricos de las ciudades, su recolección, procesamiento y venta constituye una fuente extraordinaria de ingresos. Por horas las he seguido con estos ojos, entre las siete y las diez de la noche. Salen de su madriguera, avanzan, bordean el estanque, suben y bajan un muro de tres metros para deshojar el tulipán lleno de flores de los vecinos y vuelven.
Sabemos de buena fuente que la región cakchiquel ubicada sobre el Altiplano es la que más se identifica con los zompopos en Guatemala, cuyos mercados en donde se concentra su comercialización son los de San Juan Zacatepequez y San Martín Jilotepeque, esta última ciudad conocida como la Tierra del Zompopo. Hay ahí un festival anual sobre el insecto comestible, al igual que recién se ha inaugurado otro en la propia Tuxtla Gutiérrez.
Recuerdo igual, otra ocasión, en que a un limonero joven, en media hora le arrancaron no sólo sus hojas y azahares, sino que destrozaron sus limones tiernos y ramas jóvenes. De modo que… en una palabra: siempre que me detengo ante ellas (en ocasiones a ritmo de persecución), pordios que me quedo fascinado, ¡sorprendido!
Retroalimentación porfas. cruzcoutino@gmail.com
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