Migración y colonialismo
Andrés Fábregas Puig/CIESAS-Occidente.
En algún lugar, hace algunos años, escribí que “caminando se ha hecho el mundo”. Sigo pensando lo mismo. Las migraciones comienzan con los orígenes de la humanidad misma. En la actualidad, los antropólogos físicos o los paleontólogos, entre otros científicos, siguen discutiendo en dónde se generó la humanidad y cómo se fue distribuyendo por el planeta. Las suposiciones más aceptadas sitúan al Homo Sapiens en África, aunque las investigaciones continúan y no es posible precisar en dónde exactamente se localizan los restos del ser humano más remoto. Existen dos teorías: una, la llamada poligénica (orígenes varios), sostiene que el origen del Homo Sapiens se relaciona con otra especie llamada Homo Erectusmientras que la otra teoría, nombrada monogénica (un solo origen) sostiene que una vez originado en la región subsahariana de África (restos encontrados que datan de entre 140,000 a 200,000 años), el ser humano emigró fuera del continente y pobló todo el viejo mundo. En África del Sur se encontró el Cráneo de Hofmeyr con una antigüedad de 36,000 años. Existe hoy día una interesante discusión alrededor de muy recientes hallazgos en Yucatán, particularmente en torno del llamado Rostro de Eva de Naharon, trabajado por arqueólogos, antropólogos físicos, paleontólogos, del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Los restos de esta Eva yucateca fueron encontrados tras 18 meses de trabajo por un equipo conformado por el Arqueólogo Octavio del Río, Eugenio Aceves y el especialista en buceo de cenotes Javier López Yam. Aunque la fecha precisa de este resto humano no se ha fijado aún, oscila entre los 11, 670 más o menos 60 años (ver el texto del Arqueólogo Octavio del Río en la revista Arqueología Mexicana, Número 157, mayo-junio, 2019, páginas 70-77). Desde hace años, se ha comprobado que corrientes migratorias procedentes de Asia, pasaron al actual Continente Americano, el Nuevo Mundo, a través del Estrecho de Bhering, en Alaska. En el “sur profundo” también se han encontrado evidencia de corrientes migratorias que llegaron por el mar. Por ejemplo, los restos encontrados en la Isla de Pascua, frente a las costas de la actual República de Chile.
El área cultural de Mesoamérica fue configurada por varias migraciones que llegaron desde el Norte, la Huey Chichimeca Tlalpan, que decían los Aztecas. Todo el período que cubre la historia antes del establecimiento del régimen colonial español, está pletórico de migraciones y movimientos poblacionales. Los mismos europeos, son migrantes-conquistadores en busca de riqueza. La codicia fue una fuerza que, en los albores del capitalismo, empujó a Europa fuera de sus fronteras. Las migraciones en ese contexto configuraron el orden colonial impuesto por una Europa Occidental que portaba el germen del capitalismo y la modernidad, como lo han probado un buen número de historiadores. Desde el norte de lo que es hoy América del Sur, hubo corrientes migratorias que se distribuyeron por El Caribe, como es el caso de los Tahinos o los Ayahuacos. Desde la actual Centroamérica, llegaron migraciones que buscaban territorios hacia el norte, y sus huellas culturales las encontramos no sólo en Chiapas, sino en Guerrero. Es decir, la movilidad humana ha existido desde los tiempos más remotos.
Lo que cambia en relación a las migraciones son los contextos. Ciertamente, los migrantes-conquistadores introdujeron transformaciones básicas, modelaron sociedades y culturas, perfilaron nuevas geopolíticas. El colonialismo transformó al mundo y en concreto, el impulsado por Europa Occidental, articuló al planeta de acuerdo a la lógica de la economía política capitalista. Con esa lógica, las regiones colonizadas fueron expoliadas de sus recursos (hoy se le llama “extractivismo”), tanto minerales, como vegetales, faunísticos, etcétera, y por supuesto, las personas fueron concebidas como mano de obra gratuita. Al caer el viejo sistema colonial impuesto por la expansión de Europa Occidental, el mundo se reelaboró alrededor del capitalismo y el nuevo colonialismo operó con otros contextos, los creados por los estados nacionales, cooptados en su soberanía por los grandes bancos. Teóricos hubo, como Rudolf Hilferding, que vieron con claridad estos hechos (ver: El capital financiero, 1910). Los países surgidos de las matrices coloniales, configuraron el mundo del subdesarrollo (usando un concepto de los años 60), el llamado “tercer mundo” (ver: Peter Worsley, El tercer mundo, México: Siglo XXI, 1966), que cubrió a una enorme porción del planeta, una multitud de pueblos y culturas, que quedaron despojadas de sus recursos naturales, además de heredar vicios administrativos como el de la corrupción.
El contexto actual de las migraciones es justo el despoblamiento de ese llamado tercer mundo: los habitantes de los países constituidos en antiguas regiones coloniales, se vuelcan sobre los que fueron las naciones imperiales. Así, por ejemplo, lo que hoy son los países centroamericanos, hasta hace relativamente poco tiempo (en términos históricos) eran la hacienda de la United Fruit Company, “Mama United”, que saqueó los recursos naturales de Centroamérica (leer: Joaquín Gutiérrez, Murámonos Federico, España: Editorial Legado, 2010. Novela extraordinaria del autor Tico, editada por vez primera en 1973 en San José, Costa Rica). Uno de los tantos desastres que causó la United Fruit Company en Centroamérica, fue financiar el golpe de Estado del Coronel Castillo Armas contra el Presidente Arévalo, en Guatemala, acuerpado por el gobierno de los Estados Unidos. Hoy, son multitudes de guatemaltecos los que se dirigen a los Estados Unidos en búsqueda de una nueva vida. Lo mismo sucede en Europa: Francia está llena de Argelinos; África del Norte, emigra a España; los turcos están en Alemania. Las antiguas colonias, buscan a los países que las dominaron para rehacer sus vidas. Es “normal” que los habitantes de los países latinoamericanos, busquen llegar a los Estados Unidos, la gran potencia imperial que sigue hegemonizando el mundo.
Sin embargo, hay un nuevo contexto: el uso de la desgracia en la que viven millones de personas con fines electorales y políticos. Una hipótesis que habría que probar, es que la modalidad de los pueblos centroamericanos, de migrar organizados en caravanas multitudinarias, sugiere la mano del Gobierno Norteamericano, en concreto, de Donald Trump, que usa a los migrantes para reelegirse. Es decir, es desde los Estados Unidos que se organizan las caravanas que requieren liderazgo y dinero, para provocar los problemas que está provocando esa modalidad migratoria y obligar a países como México, a que financien el ritmo de uso del ejército industrial de reserva que esas caravanas le representan al capitalismo norteamericano. Con ello, Trump, aparece ante los ojos de sus seguidores como un “Presidente fuerte”, como el líder que hace valer aquello del destino manifiesto, del país que es siempre el “winner” (ganador), el “number one” (el número uno), la raza escogida por Dios para dominar el mundo. Por supuesto, la organización de esas caravanas es posible por las condiciones infrahumanas de existencia que prevalecen en Centroamérica, mismas que, en buena medida, son las herencias del colonialismo impuesto por los Estados Unidos. Las caravanas de migrantes centroamericanos son testimonio vivo de la crueldad capitalista y enseñan que los banqueros y los grandes capitalistas en general, no tienen límites éticos cuando de explotar la desgracia humana se trata.
Ajijic, Ribera del Lago de Chapala, Jalisco. A 20 de julio de 2019.
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