Vivir en los pronombres
Casa de citas/ 434
Vivir en los pronombres
Héctor Cortés Mandujano
Dice Borges en el eBook El tamaño de mi esperanza: “Lo venidero nunca se anima a ser presente del todo sin ensayarse y […] ese ensayo es la esperanza”.
***
Etgar Keret es un popular escritor israelí (nació en Tel Aviv, en 1967), del que he leído un par de libros. En De repente un toquido en la puerta (Sexto Piso, 2012), volumen de cuentos, hay en cada página una muestra de su talento, gracia y originalidad. Vale la pena leerlo. En “Mañana saludable”, un personaje sintetiza las desigualdades de su país y del mundo (p. 47): “Por cada tres que comen de la basura, uno conduce un Mercedes”.
En “Escritura creativa”, Maya ha empezado a escribir (p. 87): “El tercer cuento de ella empezaba con un asunto bastante cómico. Trataba de una mujer embarazada que daba a luz un gato. El protagonista del cuento era el marido, que sospechaba que el gato no era suyo”.
En “Mundos paralelos” el narrador cuenta (p. 195): “Hay mundos paralelos en los que ahora estoy teniendo relaciones sexuales con un caballo y otros en los que acaba de tocarme el gordo de la lotería”.
***
A la generación del 27 se le ha llamado de muchas maneras y aunque generalmente se le ha constreñido a la poesía tuvo también presencia en las otras artes. La lista de los participantes varía, según quien la haga. Eso se explica en el ensayo final de la Antología poética de la generación del 27 (Suma de Letras, 2002), selección, estudio y notas de Manuel Cifo González, que incluye a 15 poetas españoles.
A varios los he leído extensamente, pero hay otros a los que me asomo por primera vez. Cito versos que me gustaron.
De Pedro Salinas es esta forma linda de hablar del amor; es decir, del tú y yo (p. 32): “¡Qué alegría más alta:/ vivir en los pronombres!”.
Vicente Aleixandre dice en un poema (p. 117): “Es el instante, el momento de decir la palabra que estalla,/ el momento en que los vestidos se convertirán en aves”.
García Lorca (p. 162): “La noche se puso íntima/ como una pequeña plaza”.
Dice Emilio Prados (p. 208): “Hay cuerpos que aún se ofrecen/ como jugosas frutas sin sentido”…
Luis Cernuda (p. 223): “Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien/ Cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío”, y también (p. 229): “El hombre es una nube de la que el sueño es viento”.
Alberti le dice a su padre en un poema (p. 247): “¿Por qué me desenterraste del mar?”
***
En Lecciones de los maestros (Siruela-Fondo de Cultura Económica, 2004), George Steiner, al analizar los papeles del maestro y el discípulo, dice (p. 15): “El Maestro aprende del discípulo y es modificado por esa interrelación en lo que se convierte, idealmente, en un proceso de intercambio. La donación se torna recíproca, como sucede en los laberintos del amor. ‘Cuando soy más yo es cuando soy tú’, como dijo Celan”.
No es esperanzador el libro con la enseñanza institucional (p. 26): “La antienseñanza, estadísticamente, está cerca de ser la norma. Los buenos profesores, los que prenden fuego en las almas nacientes de sus alumnos, son tal vez más escasos que los artistas virtuosos o los sabios”.
En una idea que ha repetido en varios de sus libros, Steiner alaba la enseñanza aprendida de memoria (los grandes maestros, Buda, Jesús, Sócrates no confiaban en lo escrito) y por eso insiste (p. 38): “La eliminación de la memoria en la escolarización actual es una desastrosa estupidez”.
Cita a Goethe (p. 72): “ ‘El que sabe hacer una cosa, la hace. El que no sabe, la enseña’. A lo cual han añadido modernos guasones: ‘El que no sabe enseñar, enseña en escuelas de pedagogía’ ”.
***
Joseph Brodsky (1940-1996) está considerado el mayor poeta ruso de la segunda mitad del siglo XX. Ganó el Premio Nobel de Literatura en 1987, a los 47 años. Leo de él los ensayos, la mayoría autobiográficos, contenidos en Menos que uno (Altaya, 1995) y luego de terminar de leerlo lo considero ya uno de mi tribu, por la sensación de fraternidad que despertó en mí su vida.
Dice en el ensayo que da título al volumen, sobre su oficio (p. 26): “En el negocio de escribir, no se acumulan experiencias, sino incertidumbres, que no es sino un sinónimo de pericia”.
En “El hijo de la civilización”, dice (p. 65): “El arte no es una existencia mejor, sino alternativa; no es un intento de escapar a la realidad, sino al contrario, un intento de animarla. Es un espíritu que busca carne, pero que encuentra palabras”.
Traduce un largo poema de Mandelstam, del que tomo un verso magistral (p. 71): “Qué pobre es la lengua de nuestra alegría”. Vuelve a citar a Mandelstam páginas adelante (p. 81): “Yo, solo, trabajo a Rusia a partir de la voz, en tanto a mi alrededor garrapatea la chusma total”.
Sus ideas no sólo son inteligentes, sino poéticas. Escribe en “Nadeyda Mandelstam (1899-1980). Una necrológica” (p. 90): “Si hay un sustituto del amor, se llama memoria. Recordar de memoria es, pues, restablecer la intimidad”.
Sobre el mismo tema, dice (p. 94): “El amor es la más elitista de las pasiones. Adquiere su sustancia estereoscópica y su perspectiva sólo dentro del contexto de la cultura, puesto que ocupa más espacio en la mente que en la cama. Fuera de este marco, fracasa y se convierte en ficción unidimensional”.
A la etapa en que salen arrugas en el rostro, dice, se le conoce como (p. 110) “la cama deshecha”.
“En una habitación y media”, recuerda su infancia y a sus padres, habla sobre el recuerdo, la memoria (p. 211): “La memoria traiciona a todo el mundo, especialmente a aquellos que mejor conocemos. Es un aliado del olvido, es un aliado de la muerte. Es una red que atrapa pocos peces, y sin agua. No se la puede usar para reconstruir a nadie, ni siquiera sobre el papel”, y más (p. 212): “El hombre normal no recuerda qué ha tomado para desayunar. Aquellas cosas que obedecen a una pauta rutinaria y repetitiva están predestinadas a ser olvidadas. El desayuno es una de ellas, las personas que uno ama son otra”.
Contactos: hectorcortesm@gmail.com
No comments yet.