En la madre…
“¡Señora, señora, doña Sol, su hijo se volvió a pelear en la escuela!, ¡dice el profe que vaya a verlo!”, gritaba sin césar, tamboreando la puerta de mi casa, un niño mensajero del salón de mi hermano Nicolás.
“¿Y ahora qué hizo Nicolás?”, se preguntaba mi madre, mientras secaba sus manos en el mandil, mojadas por la lavada de ropa. Presurosa caminó, mientras gritaba: “¡Dile al profe Clímaco que ahorita llego! Se quitó las chanclas y se puso sus zapatos de calle, suspiró una vez más, como las veces anteriores, y emprendió camino a la escuela. No le quedaba muy lejos, estaba cruzando la calle a media cuadra de mi casa.
Pensaba y pensaba qué había pasado esta vez con Nicolás.
Llegó al salón de clases, un tumulto de niños corrió para contar la mejor versión, no se detuvo ante ellos. El profe Clímaco, sentado plácidamente con su obesidad desbordante, en su silla verde de madera, la esperaba. Mi hermano, cual acusado, sentado frente al escritorio del profesor, bufaba enrojecido de ira y de impotencia.
“¿Qué pasó profe?, ¿qué hizo Nicolás?”, preguntó ella casi sin aliento, mientras su mirada iracunda se dirigía al fondo del salón, donde se encontraba “La Mica”, con la camisa rota, la nariz sangrando y el llanto desbordante le dijo: “¡doña Sol, su hijo me rompió mi camisa! ¡Míreme, cómo me dejó! ¡Esta vez sí me dio en la madre!”
“¡Cállese chamaco!”, replicó el profesor, “¡deje de decir tonterías! ¡También dile a la señora qué le hiciste a su hijo!”
“¿Qué hiciste Nicolás, porqué le pegaste al niño?”, cuestionó finalmente a mi hermano.
Nicolás, con la furia que lo atravesaba, el llanto detenido en los ojos enrojecidos y la voz quebrada dijo: “¡le pegué mamá, le pegué y lo volvería a hacer, porque me mandó a chingar a mi madre! ¡Por eso le di en su madre!”
¡En la madre! Por la madre, con la madre, sin la madre, hacia la madre, desde la madre… ellas son causantes de alegrías, tristezas, inspiraciones, enojos, sinsabores, lealtades, peregrinajes, pero ¿qué es una madre?
Para la Real Academia Española, madre es:
“Mujer o animal hembra que ha parido a otro ser de su misma especie”.
“Matriz en que se desarrolla el feto”.
“Mujer que ejerce las funciones de madre”.
Si nos quedamos con la última definición, apuntalada desde el Psicoanálisis podemos decir que la madre es “el sostén del ser” (Auglanier, 1985), “el cuidado materno le permite (al bebé) vivir y desarrollarse a pesar de no ser aún capaz de controlar o de sentirse responsable por lo bueno y malo del ambiente” (Winnicott, 1960).
Crecemos, y aún de adultos, tal parece, que ese sostén, ese vínculo, no desaparece; se queda adherido a nuestra piel, a nuestra memoria, a nuestro interior, en unas culturas más fuerte que en otras. Quizá eso le ocurrió a Nicolás de niño, a “la mica”, a ti y a mí. No sé si ahora él defienda con la misma vehemencia cuando le dan En la madre… ¿y tú?
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