Tuxtla Gutiérrez, mediados del Siglo XX
[11ava. de 14 partes]. En la entrada de la ciudad. Exactamente. Ahí está el hotel que ahora es Marriot, creo.Sí, el hotel grande que antes fue Camino Real. Era una loma así y luego bajaba así [hacia el Suroccidente] y se iba pa’Terán. Ahí salía El Sombrerón, [que] era un charro todo de negro con su sombrero negro y su caballo negro, y ese correteaba a los hombres. Con látigo les pegaba. Por eso nadie salía de noche.Así que El Sombrerón aparecía por ahí, siempre de noche y… a la gente. Pues sí, a los que iban caminando.
Carretón de San Pascualito
Y es que por ahí sólo pasaban los viajeros, la gente que iba de Tuxtla hacia Terán o más lejos… Arriaga, Cintalapa. [Pero] con esa leyenda ya dejaron de caminar. Nadie transitaba de noche. El Sombrerón y La Tisigua o la Mala Mujer, que eran los dos, se encargaban de ahuyentar a la gente.Y… ¿no habrá alguna leyenda asociada a San Roque, relacionada con el santo? Noo…Así como sí existe una leyenda asociada a San Pascualito quee… me gustaría me la platicara… La de San Pascualitoo… Hmmm… decían que era un carretón o una carreta. Que cuando oían rechinar la carreta sobre la calle, [era seguro] que en alguna casa de la calle, alguien estaba muriendo… o se iba a morir.
Era como un anuncio. ¡Alguien se va morir! Sí. Así exactamente. Ese era lo más tradicional, el carretón de San Pascualito, que siempre moría alguien, decía la gente.Y el carretón con la muerte, con San Pascualito ¿de dónde venía? Nadie sabe.No tenía entradero especial a la ciudad… No, no. Ni donde terminaba tampoco. Se le escuchaba nada más, ahí donde había algún enfermo. Y los caballos ¿sí? Porque era tirado por caballos el carretón. Ese [era] el carretón de la muerte, de San Pascualito, que se llevaba [a los muertos]. Ya sea que estuviera enfermo o estuviera sano, [la cuestión es que] se llevaba a una persona en cada viaje.
¿Y cómo es la idea? El propio San Pascualito… ¿él mismo manejaba los caballos? Noo… era la muerte, toda de negro cubierta, nada más que le apodaban El Carretón de San Pascualito. Yo creo que llevaba ahí, la caja de San Pascualito.La caja con los huesos de San Pascualito… y era la propia muerte la que… ¡La que guiaba los caballos!
Tía Naty, Las Américas y otras
Bien don Gilberto, con eso basta sobre barrios.Ahora platiquemos sobre cantinas, e igual, estamos en esa época… No sobre los bares actuales, sino sobre las cantinas de esos años… década de los cincuenta, principios de los sesenta… Pueees… estaba la Casa de Ladrillo que está sobre el Barrio Juy-juy. En donde aún sigue… Sí pues, ahí está todavía. Existe y… estaba la cantina de Gamaliel, del otro lado del río.Hacia el Norponiente… Sí. Ahí era muy concurrido. Le llamaban El Panalito. Ahora, más acá, por el Barrio de Guadalupe, por donde está ahorita el Parque de la Marimba, había una cantina. La Flor de México se llamaba [y] era de un mexicano [de la ciudad de México], que vino acá a vivir, y le puso así [a] la cantinita.
¿No recuerda usted su nombre o apellidos? No, ya no lo recuerdo.Pero era muy concurrido entonces. Sí, concurrido. Y más acá [sobre] la Sexta Poniente y Tercera Norte [estaba] La Viruta.
Ya me imagino porqué el nombre… Sí pues… porque era un carpintero que dejó su oficio y puso su cantina y… ¡Vamos ontá la Viruta! ¡Vamos ontá el carpintero!, decíamos. Y ahí llegaba mucha muchachada, mucha gente.Así que fue carpintería y poco a poco se fue transformando en cantina. En la mera esquina estaba esa cantina. Otra cantina había… por el Cine Rex estaba El Quinto Patio. Estaba en esa calle del Cine Rex, [sobre la línea] de banqueta.Sí, sobre la Primera Norte. Sí, exactamente. Primera Norte, Quinto Patio.¿No recuerda usted al dueño? ¡Aah sí! Era un tal Alfaro, de Villaflores, peroo… no recuerdo el nombre. Luego estaba la [cantina de] tía Naty [quien] daba de botana cochito, muy concurrida también. Mucha gente llegaba ahí, una casa de adobe era. No era una cantina bien establecida, sino que ahí llegaban a tomar y… [como] ella mataba cochi, [entre sus derivados] hacia cochito la tía Naty.
Ha de ser otra tía Naty que también, dicen, tuvo casa de citas, o que ella misma se prostituía ante los jovencitos… Pero esa era otra. Atrás de la iglesia de San Marcos había una cantina de un español que se llamaba Las Américas.De don Antonio Moya… Exactamente. ¡Moya! Y eran españoles… igual que las otras cantinas: con sus mesitas cuadradas, sus cuatro sillas y su barra onde preparaban las botanas. Ahí le daban cacahuate, le daban chicharrón… hígado; le daban un consomé… ¡Sabroso! De ese tiempo es también la cantina Guty Cárdenas…Síi. Esa era otra, dee… un tipo que le apodaban El Chingón, por la casa del gobierno [rumbo al hospital].
El Patashete y sus muertos
Bien que me acuerdo. Por ahí pasaba El Patashete, [personaje típico] famoso. El Patashete tenía el negocio… tenía una carroza [carcajadas]. Él andaba de todo traje, de chamarra. Era pinto el hombre ese, sucio totalmente su saco, y sacaba a los muertos del hospital. [A aquellos] que no tenían dolientes… los bajaba ahí, rectos, amarrados, [pues] ahí descansaba y los dejaba parados sobre la banqueta, [apoyados en el muro de la cantina] y puees… todo es porque en el [bar] Guty Cárdenas pasaba a echarse sus cervezas.Peroo… entonces no tenía ningún carretón. Él mismo cargaba a los muertos. Sí, sí. Con mecapal y planchón los cargaba, [los amarraba acostados sobre la tabla] y ese era su ambulancia, su carrosa [risas].Él los llevaba al camposanto… Él [los llevaba] cargando por la calle. Él [los] enterraba… a los que no tenían dolientes ni familia ni nada de eso.Pero entonces el gobierno le pagaba. Puees… talvez sí… algo. Como no había nadie quién los llevara pues.
cruzcoutino@gmail.comagradece retroalimentación
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