Jóvenes construyendo el futuro en Chiapas

Imagen: Andrea Ballesteros / elestimulo.com

Por Carlos J. Gómez[i]

La falta de acceso a la educación y el desempleo son dos de las grandes problemáticas que experimentan los jóvenes en México. A esto se asocian problemas más puntuales como la deserción escolar, la baja calidad educativa, la dificultad para encontrar un primer empleo y la precarización de las condiciones laborales. En este sentido, resulta plausible la puesta en marcha del programa Jóvenes Construyendo al Futuro (JCF), uno de los programas prioritarios del gobierno en materia social, cuyos objetivos son: integrar a los jóvenes en actividades de capacitación en el trabajo, dar una oportunidad de acceso a estudios universitarios, alejar a los jóvenes del desempleo y del camino de conductas antisociales, acelerar la preparación de una reserva de jóvenes para actividades productivas, e incluir al sector privado en actividades de responsabilidad social para el desarrollo productivo de los jóvenes.[ii]

El programa planta dos vertientes. La primera se refiere a las becas dirigidas a quienes deseen cursar estudios universitarios (coordinado y operado por la Secretaría de Educación Pública), y consiste en otorgar a 300 mil jóvenes 2 mil 400 pesos mensuales mientras “duren dichos estudios universitarios”. La segunda busca favorecer a jóvenes que quieren capacitarse para el trabajo (coordinado y operado por la Secretaría de Trabajo y Prevención social), la capacitación durará un año, y los beneficiarios recibirán un apoyo mensual de 3 mil 600 pesos mensuales más un seguro facultativo por parte del Instituto Mexicano del Seguro Social. La solicitud de los jóvenes interesados se realiza cara a cara, a través de representantes e instancias designados por la Secretaría de Trabajo y Prevención Social o a través de la plataforma digital del programa.

En términos generales, JCF plantea como población total beneficiaria a 2.6 millones de jóvenes, entre 18 y 29 años, para lo cual cuenta con un presupuesto de 44,300 millones de pesos. Acorde al lema del gobierno en turno, “primero los pobres”, en este programa se privilegiará a los jóvenes que vivan en zonas de población mayoritariamente indígena, con mayor grado de marginación y con altos índices de violencia. La geografía chiapaneca, en este sentido, tendrá centralidad en el despliegue operativo de este programa, por lo cual resulta oportuno reflexionar sobre sus implicaciones.

 

Ser joven en Chiapas

Para dimensionar el papel que un programa como JCF podría tener en Chiapas es preciso recordar que se trata de una entidad paradigmática del México más necesitado, con una economía caracterizada por su condición periférica debido a la desarticulación entre el sector secundario y el sector primario, la ausencia de efectos integradores entre los diferentes sectores que la componen; las desigualdades sectoriales en la productividad y la histórica dependencia que se ha mantenido del exterior. Las expresiones más visibles de estos desequilibrios son un escaso desarrollo laboral, altas tasas de desempleo, el crecimiento de la economía informal, y la agudización de los flujos de migración.[iii]

En México hay poco más de 130 millones de habitantes, de los cuales, al menos 53 millones se encuentran en condición de pobreza. Chiapas, junto con Guerrero, Oaxaca y Puebla es una de las entidades con mayores niveles de pobreza y pobreza extrema. De los poco más de 5 millones de habitantes, el 77 % de personas viven en condiciones de pobreza, tres de cuatro habitantes son pobres, y uno de cada tres es pobre extremo. La entidad se sitúa en primer lugar en materia de rezago educativo, y niveles de carencia en los servicios básicos, prestaciones básicas y viviendas.[iv] En este contexto, los programas sociales no han podido disminuir la pobreza, por el contrario, esta se ha agudizado.

Los jóvenes de 12 a 29 años representan poco más del 31% de la población en México, y la estructura poblacional chiapaneca se corresponde con la nacional. En el 2015, el 26.9% de la población estaba compuesta por jóvenes entre 15 y 29 años situándose por arriba del promedio nacional en este grupo etario (25.7%), siendo una de las entidades con mayor porcentaje de población joven del país. Chiapas, junto con Oaxaca y Yucatán, concentran, además, el mayor porcentaje de hablantes de alguna lengua indígena en México, siendo esta predominantemente infantil y joven, por lo que se deduce que concentra la mayor proporción de jóvenes indígenas de todo el país.[v]

Por todo lo anterior, no es de extrañar que Chiapas sea uno de los estados que cuenten con el mayor número de jóvenes que no estudian y tampoco trabajan. La condición juvenil se experimenta en Chiapas con grandes obstáculos y pocas oportunidades de desarrollo personal. Esto quiere decir que la acumulación de desventajas –las cuales repercutirán en la forma en que una persona llega al mundo adulto– resulta mayor que la acumulación de ventajas y capacidades. Las características de los empleos que se ofrecen en Chiapas revelan lo dramático que resulta poder acceder a mejores condiciones de vida para los jóvenes: el trabajo no asalariado es dominante en la economía, el desempleo es considerablemente alto, y el sector terciario presenta el mayor grado de penetración, seguido del secundario y la agricultura. En consecuencia, las personas jóvenes recurren a la economía informal, actividades de baja productividad, el subempleo, la migración interna, interestatal o internacional, o las actividades paralegales.

Por todo lo anterior, aunque responder cuáles son los alcances de un programa como JCF desplegado en el estado de Chiapas es precipitado, resulta necesario elaborar algunas conjeturas basándonos en las primeras acciones desplegadas en torno a las becas de capacitación y algunos señalamientos que han surgido en torno a éstas. Sobre las becas de estudio es aún más complicado tener una valoración previa, pues la información ha fluido con cuentagotas.

En entrevista, Francisco Martínez, Coordinador del Programa en Chiapas ofreció algunos detalles relativos a las becas laborales. Expresó que lo fundamental es “devolver la credibilidad al sector desempleado juvenil, quitar el estigma que pesa sobre ellos y que los empresarios y las instituciones se den cuenta de que forman parte de una nación que sólo a través de la productividad se vuelve autosustentable”. Esto, en primera instancia, resulta fundamental, pues en diferentes medios de comunicación fue bien acogido y reproducido el término nini para referirse a jóvenes que no trabajan y tampoco estudian, pero éste resulta bastante limitado, dado que invisibiliza actividades diferentes a los espacios educativos y laborales (como el trabajo en el hogar), y los problemas estructurales de fondo (como la flexibilización laboral).

Por otro lado, Francisco Martínez señaló que las respuestas a la convocatoria de JCF ha ido mejorando en Chiapas: si bien durante los primeros meses en que se comenzó a trabajar, en 2018, no se tuvo la respuesta esperada, los Ayuntamientos, las empresas y la ciudadanía empiezan a mostrar más interés. Manifestó también que actualmente es una prioridad que las pequeñas y medianas empresas respondan al llamado del programa, pues se busca elevar la productividad de las mismas y, al mismo tiempo, el involucramiento de jóvenes en el sector productivo: una primera meta es que 3,553 empresas y 150 mil jóvenes se sumen a este programa. Para dimensionar el alcance de esta primera meta, ofrecida por Martínez, es importante tener la referencia de estimaciones de 2018 donde se calculó que en Chiapas había 268 mil jóvenes que no estudian y tampoco trabajan entre los 15 y 24 años.[vi]

 

Entre las expectativas y las sospechas

El 21 de enero, diez días después de dar inicio al programa, se han registrado 1,100,000 jóvenes para integrarse a actividades de capacitación y 39,000 centros laborales; es decir, la mitad de la población meta a la que busca beneficiar, según la información que proporcionó Luisa María Alcalde, la titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS). Con base en estos datos, Alcalde consideraba que el programa está siendo exitoso.[vii] Este relativo éxito habrá que dimensionarse en futuras evaluaciones, por ahora conviene poner en consideración algunas de las potencialidades y debilidades registradas hasta el momento.

Manuel Martínez, investigador miembro del ODEMCA, señala diferentes claroscuros en la política social echada a andar en este nuevo gobierno. Por un lado, se registra “el mayor aumento al salario mínimo en los últimos 30 años, la cifra más alta de gasto social en la historia, y la creación de nuevos programas sociales que priorizan a grupos y espacios vulnerables buscando su inclusión productiva, y que además pretenden la coordinación intersectorial”. Por otro lado, persisten “vacíos de institucionalidad que potencialmente pueden afectar la política social en su coordinación, transparencia, evaluación y, paradójicamente, en el estandarte del presidente: la probidad en el ejercicio de gobierno”.[viii]

En el caso particular de JFC, es de destacar un esfuerzo por la coordinación intersectorial que busca superar la fragmentación con que se ha implementado la política social en México, y que podría representar el aprovechamiento de la fuerza de trabajo juvenil como palanca de desarrollo. Sin embargo, hay una serie de imprecisiones que llaman la atención. Celso Garrido, investigador de la UAM, advierte que: el diagnóstico en torno a la población objetivo muestra contradicciones en el mismo documento rector del programa; no establece diferencias de género como criterios en su aplicación, lo que sorprende por ser las mujeres la mayoría de la población meta; el fondo para cubrir el total de becas asciende a 108,000 MDP, que no podría ser cubierto con los 44, 000 MDP aprobados para el 2019; el programa está clasificado con la clave presupuestal de “subsidio”, lo que le posibilita evadir la emisión de reglas de operación y también esos ajustes presupuestales;  y existe una falta precisión en torno a la metodología para su implementación y los resultados esperados, lo que podría ser signo de la falta de claridad que se tiene sobre el futuro del programa y el seguimiento a los beneficiarios.

En suma, JCF representa para muchos jóvenes mexicanos la oportunidad de poder recibir un apoyo que les permita incorporarse al sistema educativo y al mercado de trabajo de manera inmediata, sobre todo en el contexto chiapaneco donde las opciones educativas y laborales son escasas. Sin embargo, de no atender las imprecisiones en tormo a las reglas operativas, la metodología, las metas, los vacíos de institucionalidad y los desafíos que representa la intersectorialidad, a mediano plazo el programa habrá fracasado en lo más elemental: que los jóvenes acumulen experiencias y  competencias significativas que le permita ampliar sus horizontes educativos y laborales.                   

[i] Integrante del Observatorio de las Democracias: sur de México y Centroamérica. jesus.gomezabarca@gmail.com

[ii] https://jovenesconstruyendoelfuturo.stps.gob.mx/

[iii] Véanse Villafuerte, Daniel (2003). “Chiapas: las fronteras del desarrollo”. En Revista Liminar, núm. 1, pp. 69-98. / Villafuerte, Daniel (2006). Chiapas económico. Chiapas, México. Gobierno del Estado de Chiapas; Secretaría de Educación. / López, Jorge y Núñez, Gerardo (2015). “Democratización de la pobreza en Chiapas”. En Economía Informa, núm. 393, pp. 62-81.

[iv] https://www.coneval.org.mx/coordinacion/entidades/Chiapas/PublishingImages/Chiapas_Cuadro1.JPG

[v] Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi), (2015). Encuesta Intercensal 2015. Disponible en http://www.beta.inegi.org.mx/proyectos/enchogares/especiales/intercensal/, consultado el 2 de enero de 2018.

[vi] Caracterización del segmento de jóvenes que ni estudian ni trabajan en México – Segundo Trimestre 2017 y 2018 – Disponible en: http://www.cefp.gob.mx/publicaciones/presentaciones/2018/precefp0182018.pdf

[vii] https://www.forbes.com.mx/programa-de-empleo-lleva-mas-de-1-millon-de-jovenes-inscritos-luis-maria-alcalde/?fbclid=IwAR11qoYiN_tHF_dt9w9DbsX5JHQeLFsj6MT5umzkaLdu1qcrucvYxhHjj-4

[viii] https://www.chiapasparalelo.com/opinion/2019/01/habra-transformacion-de-la-politica-de-desarrollo-social-con-amlo/

3 Comentarios en “Jóvenes construyendo el futuro en Chiapas”

  1. jose miguel
    23 julio, 2019 at 20:21 #

    en mi punto de vista hay muchas personas que tomaron la beca de amlo como un pasatiempo y obtención de dinero fácil mientras que existimos muchos universitarios que trabajamos y estudiamos y para nosotros no hay becas

  2. elizabeth mendez perez
    31 mayo, 2019 at 15:14 #

    la falta de oportunidades que tenemos como jóvenes de seguir estudiando, soy de una comunidad marginada de san juan cancuc, un municipio donde no se cuenta ninguna universidad, soy recién egresada del bachillerato y no tengo la oportunidad y de ir a estudiar fuera ya que somos de bajos recursos y las becas que se refieren otorgar no se ha visto claro y ademas hay mucha corrupción iniciando desde los presidentes municipales, me inscribi al grupo de jovenes construyendo el futuro para la capacitacion de trabajo y es el tiempo que no nos han notificado

  3. Víctor M Ortiz Villarreal
    10 mayo, 2019 at 8:49 #

    Buenos días.
    Es escalofriante que en Chiapas hay más de 81,200 jóvenes inscritos en el programa.
    Se de algunos casos que comentaré hasta que tenga pruebas de ello:
    1. Hay jóvenes a los que les solicitan una «mochada» de su beca mensual, lo cual es ilegal y falto de ética.
    2. Hay jóvenes indígenas a los que les solicitan una parte de su beca, no es gratuito que Chiapas encabeza la lista de los JCF con 81,200 personas.
    El ifai tendrá que proporcionar la información solicitada, no podemos permitir esquemas de corrupción. Sólo en Chiapas estamos hablando de más de 5 millones cada MES para estudiantes y mas de 219 millones cada MES para los trabajadores.. Después de un año, tenemos que prevenir que le pellizquen a todo ese dinero con corruptelas solapadas por las estructuras.

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