El papel central de las Universidades

El surgimiento de las Universidades en Occidente significó difundir el conocimiento y romper el monopolio de la Iglesia Católica que no solo concentraba los libros y textos en sus bibliotecas conventuales, sino que decidía qué se leía y que no. Las universidades han permitido el libre debate de las ideas, la investigación científica en su más amplia acepción y la divulgación del conocimiento. Son, las Universidades, el ámbito en el que se cultiva la crítica de la situación humana, en su sentido analítico, que algunos confunden con diatriba. La crítica es análisis en el sentido universitario. El científico, en todas las ramas de la ciencia, comienza por preguntarse el por qué de las cosas, pone en duda lo que ya se sabe, avanza a través de la investigación.  Es un ejercicio complejo que requiere de la libertad. Sin la libertad, el trabajo en las universidades se vuelve imposible. Los universitarios de ninguna manera deben ser corifeos del poder político. Su compromiso es crear el conocimiento, explicarlo, difundirlo. En el caso particular de las ciencias sociales y las humanidades, quizá las ramas más complicadas de la ciencia, quien investiga se está preguntando sobre el tema más difícil: nosotros mismos, la condición concreta de la humanidad, las estructuras sociales y culturales que portamos. No es nada sencillo crear conocimiento acerca de lo que hacemos, por qué lo hacemos, hacia dónde apunta el destino de una sociedad. Nuestro gran tema en las ciencias sociales-en el ámbito de su variedad disciplinaria-es explicar la condición humana, el movimiento de la Historia, porque esta última es lo que hacemos y deshacemos los seres humanos. De las Universidades y de los ámbitos académicos en donde se concentra la investigación, sale el conocimiento que al socializarse, permite a una sociedad la toma de decisiones, el caminar colectivo. Solo que el conocimiento actual se crea en el contexto de una economía política concreta que se traduce en intereses en pugna. Sería ingenuo ignorar que ello sucede. Nuestras sociedades se mueven en medio de la pugna por imponer los intereses que controlan la economía política. Por ello es aún más necesario insistir en la libertad que requieren las comunidades universitarias, los conjuntos académicos en general, para llevar a cabo su trabajo. Las sociedades que operan bajo aparatos de poder oscuros, dan por lo mismo, palos de ciego en su caminar y crean miseria y dolor.

En el caso de Chiapas, después de la fundación de la Universidad como tal en el siglo XIX, se produjo un vacío que se extendió por años en el siglo XX.  Generación tras generación, los jóvenes que terminaban la preparatoria, tenías que emigrar, dejar sus hogares, en búsqueda de la educación universitaria. Fueron años de ese tránsito juvenil chiapaneco por diferentes universidades. La mayoría de esos jóvenes nunca regresaron a su tierra. Contribuyeron al desarrollo del país desde fuera de Chiapas. En parte, ello explica la continuidad de un poder político anacrónico en Chiapas y la difícil situación de las universidades, que suelen estar en manos no académicas, la concepción que priva de que las universidades son ámbitos para ejercer el poder político, sujetarse a los caprichos del gobernador en turno, pervirtiendo de esta manera su razón de ser. Chiapas no podrá salir de los complejos problemas que aquejan a la sociedad, mientras sus universidades no estén manejadas académicamente, entendiendo que ello es un camino complicado de transitarse, porque las mismas academias están penetradas del interés en el entramado de la lucha por el poder. Sería ingenuo obviar ese hecho. También hay que decir que en el contexto de Chiapas, la llamada Cuarta Transformación no puede ignorar a las Universidades y dejarlas al arbitrio del mejor postor. Como ámbitos públicos, las Universidades en Chiapas funcionan con dineros de la sociedad y ello conlleva la responsabilidad del Gobierno de garantizar la libertad que requieren y velar porque las condiciones en las que trabajan y estudian los universitarios, sean las adecuadas en el marco de la autonomía.

Ajijic, Ribera del Lago de Chapala. A 10 de febrero de 2019.

 

 

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