A 80 años de la Guerra de España: la Diplomacia Mexicana
El período de gobierno del Presidente Lázaro Cárdenas del Río (1934-1940), marca el culmen del proyecto de Nación de la Revolución Mexicana iniciada en 1910 y al mismo tiempo, el inicio de su decadencia. Uno de los factores más importantes para entender esta situación tan peculiar, es el comportamiento de la diplomacia mexicana dirigida por el propio General Cárdenas, en su calidad de Jefe de Estado en México, con relación a la Guerra de España. Desde los primeros gobiernos de la Revolución encabezados por líderes de la importancia de Venustiano Carranza, Álvaro Obregón o Plutarco Elías Calles, la diplomacia mexicana cobró prestigio mundial por la defensa de las causas signadas por el interés de los pueblos, las luchas sociales por la reivindicación de la justicia y la igualdad, amén de la defensa de la soberanía de las naciones y el derecho que asiste a todo país para dirimir su destino sin intervención foránea. Justo esos principios básicos de la Doctrina Estrada, emanados del Proyecto de Nación de la Revolución Mexicana, aplicó el General Cárdenas en defensa del derecho de los pueblos de España, a decidir por sí mismos su destino, principio que fue traicionado por un sector del ejército español encabezado por un siniestro personaje llamado Francisco Franco. El libro que analiza este comportamiento ejemplar de la diplomacia mexicana, en uno de sus períodos más brillantes, dirigida por uno de los Presidentes más queridos, el General Lázaro Cárdenas del Río, es el coordinado por el académico del Tecnológico de Monterrey, Campus CDMX, Carlos Sola Ayape, titulado Los diplomáticos mexicanos y la Segunda República Española (1931-1975),que inicia con un excelente prólogo de Ángel Viñas, y está publicado por el Fondo de Cultura Económica, la Fundación Pablo Iglesias y la Cátedra del Exilio, conformada esta última por la Universidad de Alcalá, la Universidad Carlos III de Madrid, la Universidad Nacional de Educación a Distancia (España), la Fundación Pablo Iglesias y la Universidad Nacional Autónoma de México (2018).
La pléyade de diplomáticos que dirigidos por el Presidente Cárdenas escribieron el más brillante capítulo de la política externa de México, defendiendo a la Segunda República Española, incluye los nombres de Alberto J. Pani, Genaro Estrada, Manuel Pérez Treviño, Ramón P. de Negri, Adalberto Tejeda, Narciso Bassols, Isidro Fabela, Primo Villa Michel, Gilberto Bosques, Luis Quintanilla del Valle, Luis Padilla Nervo, Rafael de la Colina y Alfonso García Robles. A ellos debemos agregar a Don Daniel Cosío Villegas y Alfonso Reyes, que cumplieron papeles estelares en defensa de los principios más revolucionarios de la política exterior de México, defendiendo a la Segunda República Española herida por el traidor Francisco Franco y sus cómplices.
De la pléyade de diplomáticos mexicanos dirigidos por el General Lázaro Cárdenas del Río, y reconociendo que todos cumplieron a cabalidad su tarea, destaca Gilberto Bosques, por el singular papel cumplido en defensa de la Segunda República Española en su calidad de Cónsul de México en Francia, en aquellos días aciagos de la ocupación Nazi y de la complicidad del gobierno francés bajo el dominio de Hitler. En un contexto así de difícil, el General Cárdenas diseñó una política externa estrictamente apegada a los principios de la Revolución Mexicana y confió su ejecución a Gilberto Bosques, que cumplió la tarea con creces y con una inteligencia y valor singulares, acompañado de su esposa y de sus hijas. En el libro citado coordinado por Carlos Sola, se pueden leer las aportaciones singulares de los diplomáticos mexicanos, incluyendo un capítulo sobre Gilberto Bosques, escrito por Rubén Torres Martínez.
Los principios que normaron la relación de México con la Segunda República Española, diseñados por Lázaro Cárdenas, se convirtieron en una de las políticas de Estado mexicanas más prestigiadas a nivel internacional y más longevas, puesto que fueron respetados hasta el período de la Presidencia de José López Portillo, a quien le tocó despedir al Gobierno de la República en el Exilio y establecer las relaciones diplomáticas con el nuevo Gobierno de la democracia, que empezó con Adolfo Suárez en España (1976-1981). Aquel golpe de Estado que dirigió el traidor Francisco Franco, iniciado el 17-18 de julio de 1936, devino en una Guerra Civil ante la resistencia del Gobierno Republicano apoyado por el pueblo español, y que, peleando contra los ejércitos conjuntos de Hitler, Mussolini y el traidor Franco, fue finalmente derrotado militarmente el 1 de abril de 1939, dando paso a uno de los exilios más dolorosos para España y más beneficiosos para México, al tiempo que se instauró un gobierno represor y oscurantista que llevó al pueblo español al precipicio.
En el lapso que media entre los meses de diciembre de 1938 y febrero de 1939, cae en manos del traidor Francisco Franco el frente Catalán, al entrar las tropas fascistas a la ciudad de Barcelona. Es justo en esta coyuntura, y cuando el General Cárdenas vio venir la segunda guerra mundial, que decide enviar a Gilberto Bosques-una de sus gentes más cercanas-a Europa, con la misión expresa de salvar a los que más pudiera de los republicanos españoles. No terminaba Gilberto Bosques de desempacar en Paris, cuando la chusma nazi entró en la capital francesa. Bosques reaccionó de inmediato y se trasladó con su familia a Marsella, para, desde allí, cumplir las instrucciones del Presidente Cárdenas. Con una capacidad creativa notable y en medio del terror nazi, Bosques procedió a rentar dos castillos para albergar a los refugiados de guerra. Los primeros beneficiarios de esta acción fueron los miembros de la importante comunidad mexicano-libanesa, que comerciaban tendiendo un puente entre México y el Cercano Oriente a través de Francia. Gilberto Bosques también apoyó a Alfonso Guerra, cónsul mexicano en Hamburgo, que salvó la vida a cientos de judíos. En general fueron muchas las personas de varias nacionalidades que salvaron la vida gracias a los diplomáticos mexicanos que se coordinaron con Gilberto Bosques, atrincherado en los castillos de la Reynarde y Montgrand, protegidos bajo la bandera de México. En esos castillos, Gilberto Bosques, en nombre del pueblo mexicano, acogió a los republicanos que huían del régimen y el terror franquista. Pero no se limitó Bosques a proporcionar el solo refugio: organizó a la población de manera tal, que la vida cultural fue intensa en aquellos castillos. Logró armar una orquesta sinfónica, grupos de teatro, conferencias, mesas redondas, cine; incluso, organizó fiestas con baile y algarabía para levantar la moral de los exilados. Creó una excelente biblioteca, atendió a la educación de los niños, en breve, convirtió a aquellos castillos en una ínsula de humanidad en medio del terror fascista.
Al entrar México en guerra con la Alemania nazi, los castillos de la Reynarde y Montgrand fueron invadidos por la canalla fascista, sólo que Bosques ya había cumplido con su misión y no existía ya ni un refugiado. Todos habían emigrado a México. Pero Bosques y su familia fueron hechos prisioneros de los nazis y trasladados a la cárcel de Bad Godesberg. Allí, Bosques organizó a los reos y desarrolló un programa de difusión cultural que permitió la sobrevivencia no solo de él y de los suyos, sino de la población encarcelada. Finalmente, Gilberto Bosques y su familia fueron canjeados, por 14 prisioneros nazis, lo que permitió su regreso a México en el mes de abril de 1944.
Todavía Gilberto Bosques cumpliría otras misiones diplomáticas de importancia. En 1953, fue nombrado Embajador de México en la Cuba de Fulgencio Batista. La instrucción de Ruiz Cortínez fue clara: “vea usted cómo tratar con ese tiranuelo”, le dijo. A Bosques le tocó la Revolución encabezada por Fidel Castro y, una vez más, el General Cárdenas, ya expresidente, intervino para salvar la vida de un revolucionario: por su intermediación, Fernando Gutiérrez Barrios liberó a Castro quien logró desembarcar en Cuba con 80 hombres, entre ellos, el legendario Ernesto “Che” Guevara. Bosques volvió a jugar un papel central en aquel notable episodio cuando la OEA expulsa a Cuba-a presión de los Estados Unidos-con la excepción única del voto en contra de México. Como una premonición de los aciagos días que vendrían, Gilberto Bosques se retiró de la vida pública al arribar Gustavo Diaz Ordaz a la Presidencia de la República el 1 de diciembre de 1964. Murió Gilberto Bosques, humanista ejemplar, en la Ciudad de México el 4 de julio de 1995.
La vida de Gilberto Bosques y su familia, el sexenio luminoso de Lázaro Cárdenas quien, como solía decirnos en el aula Luis González y González, “pensaba como la mayoría de los mexicanos”, nos mueve a la reflexión sobre el México que vivimos: ¿Cómo se desvirtuó y finalmente se perdió, el proyecto de la Revolución Mexicana? ¿Cómo se llegó a tener una de las administraciones públicas más corruptas a nivel mundial? ¿Por qué se perdieron generaciones que pudieron haber tenido las características de los diplomáticos mexicanos que coincidieron con Gilberto Bosques? ¿Volverá México a los días luminosos como los del sexenio de Lázaro Cárdenas? Hoy, los círculos fascistas están en ascenso en el mundo. En la propia España configuran fuerzas políticas que han ejercido el poder en años recientes. En Europa en general resurge el fascismo revestido de nacionalismo. En los Estados Unidos gobierna un fascista. En Brasil, asumió el poder un fascista. En fin, los escenarios políticos internacionales exigen de México una respuesta: ¿Será posible armar una nación en nuestros días con la dignidad mostrada en la defensa de la Segunda República Española?
Ajijic. Ribera del Lago de Chapala, a 3 de febrero de 2019.
P.D. La bibliografía acerca de la Segunda República Española, de la Guerra de España, y de la actuación mexicana al respecto, crece día con día, con textos excelentes escritos por académicos tanto en España como en México. Para una visión general, un comienzo para el lector interesado, recomiendo: Gutmaro Gómez y Aurelio Martín, Coordinadores, A vida o muerte. Persecución a los republicanos españoles, F.C.E./Biblioteca de la Cátedra en el Exilio/Fundación Pablo Iglesias, 2018; Ángel Viñas y Juan Andrés Blanco, Coordinadores, La Guerra Civil Española. Una visión bibliográfica, Macías Pons, Editor, Madrid, 2018; Paul Preston, La Guerra Civil Española, Edición actualizada, Random House Mondadori, 2016.
Para el caso de Chiapas: María Mercedes Molina Hurtado, En Tierra bien distante. Refugiados Españoles en Chiapas, Instituto Chapaneco de Cultura, Tuxtla Gutiérrez, 1993.
Recomiendo ver el documental sobre la vida de Gilberto Bosques titulado Visa al paraíso, filmado en filmado entre 2009 y 2010 y estrenado en marzo de este último año. Tiene una hora y cincuenta dos minutos de duración.
Sin comentarios aún.