Los mitos sobre el Sur-Sureste
El sábado 12 de enero, en la red social twitter, el excandidato presidencial en el 2006 Gabriel Quadri, publicó un mensaje en donde decía que “si México no tuviera que cargar con Guerrero, Oaxaca y Chiapas, sería un país de desarrollo medio y potencia emergente”.
Al excandidato pronto le llovieron las críticas de todo tipo; primero porque se supone que es un líder de opinión que buscaba ser presidente del país y, en consecuencia; debería ser una persona informada; luego porque al tuit se le consideró discriminador y lleno de ignorancia.
Más que calificar su mensaje en redes sociales de “discriminador” lo que en realidad demuestra es que Quadri ignora la realidad del país; no tiene nociones de historia ni de economía mexicana. Quadri solo consigna un hecho evidente pero demasiado simplista: Guerrero, Oaxaca y Chiapas viven de las transferencias federales.
Habría que recordar que -también con bastante ignorancia- otro candidato presidencial también se refirió a las diferencias entre el norte y sur; Jaime Calderón “El Bronco”.
A Quadri se le olvida que sin el Sur-Sureste del país, México no se entiende. Por ejemplo en Chilpancingo, Guerrero; José María Morelos y Pavón en lo que denominó “Congreso de Anáhuac, dio lectura al documento “Sentimientos de la Nación”. En Oaxaca nacieron los Hermanos Flores Magón, José Vasconcelos y Benito Juárez; personajes históricos nacionales y Chiapas fue la cuna de Belisario Domínguez.
Los tres estados son cultural, históricos y socialmente ricos en aportaciones a la identidad mexicana. Empezando por ahí, la afirmación de Quadri es un despropósito.
En nuestra idea de nación, México es un solo país; pero muchas diferencias separan a sus habitantes; la cultura y la geografía hacen que su historia sea rica; pero hay también diferencias económicas que se traducen en diferentes niveles de ingresos. Somos un país lleno de desigualdades. Esto porque en lo económico, las regiones mexicanas son dispares, no convergentes y lo peor es que esa disparidad se mantiene en el tiempo; tal pareciera que los estados del Sur-sureste se quedan como “estatuas” ante el crecimiento económico de otros estados.
Una brecha de desarrollo separa al norte del sur-sureste mexicano. El PIB, la productividad y la competitividad son mayores en el norte y en contraparte, la pobreza es mayor en Guerrero, Chiapas y Oaxaca por la baja productividad y la mayor informalidad.
Retomando la crítica a Quadri; no es que el Sur-sureste sea una carga para México, la pregunta principal es ¿por qué son Chiapas, Guerrero y Oaxaca, los estados más pobres de nuestro país?
La respuesta se encuentra en el modelo económico nacional; siempre dando prioridad al norte sobre el sur y dejando que las élites sureñas hicieran lo que quisieran porque la federación no nos entiende, no quiere resolver nuestros problemas o a su clase política le conviene que sigamos así; en el subdesarrollo sempiterno, pero con altas transferencias y subsidios sociales que tienen un uso político.
Quadri y “El bronco” demostraron que, como muchos en el resto del país; tienen concepciones erróneas sobre sus regiones y el Sur-Sureste del país. Aclaro que estas concepciones -simplistas- son respecto al grado de desarrollo económico, su origen y respecto también al uso de los recursos naturales disponibles de las regiones mexicanas.
“En el sur no se mueren de hambre. Solo tienen que alzar la mano y alcanzar los frutos que la tierra da”.
Si así fuera, los niveles de desnutrición de Guerrero, Oaxaca y Chiapas no fueran los históricamente más altos del país y, además; esa afirmación supondría que varios de los recursos naturales -las frutas, por ejemplo- no son estacionales, por no decir que también habría que analizar la propiedad de la tierra.
“En el sur son flojos, por eso son pobres, en el norte somos trabajadores”.
En el norte son más productivos, que eso no significa que inviertan más tiempo en trabajar o un esfuerzo personal más intenso que en el sur. En el sur trabajamos más; pero el resultado de ese trabajo no genera la riqueza que se genera en el norte. Porque mucho del trabajo en el sur es todavía en muchos casos agropecuario. En el norte el mercado de trabajo es más cargado hacia lo industrial y de servicios.
Piense en este ejemplo: En el negocio de la cocaína; ¿el rico es el campesino boliviano o peruano que la siembra?. Obvio, el rico es el colombiano que la comercializa o el mexicano que la cruza a Estados Unidos. ¿Quién tiene un trabajo de sol a sol; es decir más extenuante y dentro de la cadena productiva, quien se queda con la riqueza?
El asunto en cada proceso productivo es encontrar en donde está o se genera la riqueza. No siempre la riqueza está en la siembra o producción. Evidentemente que, en México la riqueza se genera y distribuye mejor en el norte del país que en el sur.
En Estados Unidos, en la etapa de la guerra civil; el desarrollo dispar del norte respecto al sur -claro está que junto con otras causas- inclinó la balanza hacia el bando de la “unión”, pues los campos de cultivo estaban en el sur, pero las fábricas estaban en el norte; región que en esa época concentraba las tres cuartas partes de la riqueza que Estados Unidos generaba.
La plata, que fue aprovechada por los españoles durante la conquista y fue durante muchos años nuestra principal exportación o por lo menos la que dejaba más dinero, en México se concentra del centro hacia el norte del país. Zacatecas, Chihuahua, Durango Sonora, Guanajuato.
En esa época en el sur, se batallaba contra los mosquitos y las enfermedades tropicales. Por ejemplo, las crónicas chiapanecas apuntan que los españoles conquistadores abandonaron Chiapa para fundar lo que es hoy San Cristóbal de las Casas por los intensos calores.
¿La situación de las regiones mexicanas cambió con el término de la colonia, la llegada de la independencia y especialmente con la era de la revolución industrial?
En realidad, durante esas etapas el Sur-sureste experimentó una economía extractiva y rentista. Solo basta conocer la historia de “la casta divina” en Yucatán que, con sus intereses y sus aliados, eran quienes tenían el control y dominio económico en ese estado. Historia que se repite en los estados del Sur-Sureste.
Mientras Monterrey -por ejemplo- se industrializaba con Bernardo Reyes, el sur se convertía en un simple abastecedor de materias primas y la brecha del desarrollo regional con el Sur-sureste se disparó porque comenzó a construirse infraestructura en el norte nacional. Al Sur Sureste no llegó el capitalismo industrial; pareciera que se quedó estancado en la economía agrícola.
Al sur su ubicación geográfica y su diversidad biológica parecen condenarlo al atraso permanente. Pero no es culpa de su población. Los culpables son las políticas públicas nacionales erróneas, sus sucesivas élites y clases gobernantes cleptócratas -a quienes “el centro” todo les deja hacer- y la federación que ha condenado a Guerrero, Oaxaca y Chiapas al atraso.
Cabe hacer la precisión que la historia económica mundial no determina que un condicionante de disparidad entre las regiones sea siempre que el sur sea pobre y el norte rico. Más bien dicha disparidad responde a momentos o circunstancias históricas que distorsionaron la homogeneidad de las regiones y que estas no se corrigieron a tiempo con las políticas públicas correctas. Ese ese el caso de México y el Sur-sureste; un abandono total.
En ese contexto; el siglo XX encuentra a un norte industrializado y un Sur-sureste sin industrialización y además, alejado geográficamente de Estados Unidos, país generador de consumo. Eso no es gratuito; es el efecto de sucesivas políticas públicas que discriminan al Sureste y al mismo tiempo sostienen a una clase política depredadora.
Por ejemplo, pensemos en Brasil o China, la producción industrial y manufacturera de los dos países se encuentra en sus costas no en el centro. En México la producción se concentró en el Anáhuac, en la cuenca de México, a más de 2 mil metros de altura. Es costoso subir y bajar mercancías a un mercado con esa altura geográfica. ¿Pero, porqué se industrializó el centro del país?
Durante el periodo de la “sustitución de importaciones” las grandes obras hidráulicas y agrícolas se realizaron en el norte del país. Su actual prosperidad agropecuaria se forma desde esa época económica nacional.
Con la firma del TLC -y su reciente modernización- el norte se volvió más rentable manufacturera e industrialmente hablando que el Sur-Sureste. El mercado más grande del mundo por poder adquisitivo de su población es Estados Unidos. El norte de México queda más cerca de ello que el sureste. La brecha que nos separa del desarrollo se hará más grande.
La única ventaja comparativa del sur-sureste; sus costos de producción que son más bajos que en otra parte del país por una mano de obra más barata; se pierde por falta de comunicaciones.
Si se quiere revertir esa situación, la región necesita obras de infraestructura -tanto carretera como ferroviaria y portuaria- que la conecten con el resto del país. Obvio que también requiere -especialmente en Guerrero- la recomposición del tejido social y el establecimiento de un efectivo estado de derecho.
No es condición divina el que en el Sur-sureste seamos los más pobres del país. Tampoco que lo seamos porque no somos trabajadores, ni es un destino manifiesto nuestra condición de pobreza.
Esto sí es cierto: en el Sur-sureste, actualmente quien nace pobre, se queda pobre toda la vida. Esa es la condición que tiene que cambiarse y a lo que nos han condenado décadas de políticas públicas que nos olvidan y que han hecho posible comentarios como los de Quadri.
Twitter: @GerardoCoutino
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