Llegó diciembre
El descanso de su sueño había sido reparador, Rosaura inició un día de su fin de semana con muy buen ánimo. Asomó al patio de la casa, el sol despegaba sus rayos matutinos de manera sutil, observó las flores de nochebuena que habían adelantado a la temporada invernal. Regresó al interior de la casa y revisó la fecha, el calendario marcaba diciembre, se quedó un instante meditabunda y expresó:
– Wow, de nueva cuenta ya en diciembre, vaya qué ha volado este año.
Sin proponerlo fueron asomando a su mente y corazón, como una especie de película, diversas experiencias vividas en el año que estaba por culminar. Se entremezclaron las experiencias más gratas con las de tristeza, melancolía,asombro, enojo, valor, desánimo, afloraron con ímpetu las de nuevos aprendizajes y encuentros para la vida.
Caminó a la cocina para preparar una infusión, regresó con ella, se sentó frente al patio, bebió un sorbo y se quedó contemplando el paisaje de la mañana. Las imágenes continuaron llegando, ahora se remontaron a lo que significaba para ella diciembre, colocar el nacimiento con su familia, costumbre que de niña comenzó a practicar; percibir el olor a naturaleza, a pino; degustar el sabor de las hojuelas, el aroma a ponche que ella solía preparar, a manera de ritual, cada año; las celebraciones de las nacidas de niño Dios, que cada vez eran menos frecuentes, pero aún emotivas, sobre todo si había velitas, luces de bengala y repartido.
El trinar de las aves la trajo al momento actual, sentía el corazón lleno de emociones distintas, no puedo evitar añorar a quienes ya no estaban físicamente, mientras continuaba bebiendo su infusión en su interior agradeció a la divinidad por el presente, con todo lo vivido y dijo,
-Llegó diciembre mes de encuentros esperados a lo largo del año con amistades y familia… bienvenido seas.
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